Olocuilta vibra entre sabor, tradición y alegría en el Festival de la Pupusa 2025
El Festival Nacional de la Pupusa 2025 llenó Olocuilta de sabor, música y orgullo con la pupusa más grande de Centroamérica y mucha tradición.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 09 de noviembre de 2025
Olocuilta celebró con orgullo el Festival Nacional de la Pupusa 2025, una fiesta llena de sabor, música y tradición. Desde temprano, las calles se llenaron de desfiles, competencias y alegría. Karen Funes fue coronada como la pupusera más rápida y Elvis Sigüenza como el Comelón de Pupusas. El momento más esperado fue la elaboración de la pupusa más grande de Centroamérica, de 5.5 metros de diámetro, preparada por 60 personas. Entre aromas, risas y presentaciones artísticas, el evento reafirmó a Olocuilta como la capital del sabor salvadoreño y símbolo de unión, esfuerzo y orgullo nacional.
El aroma a masa tostada, frijoles y queso derretido se siente desde lejos. Entre música, risas y el sonido de los tambores, Olocuilta, la capital de la pupusa de arroz, volvió a llenarse de orgullo y sabor con la celebración del Festival Nacional de la Pupusa 2025, una fiesta que cada segundo domingo de noviembre rinde homenaje al plato más querido de El Salvador.
Desde temprano, las calles principales se llenaron de color, desfiles y tradición. Familias enteras, turistas y hermanos lejanos abarrotaron el parque central, listos para vivir una jornada cargada de cultura, gastronomía y alegría. “Esto es más que una fiesta, es una muestra de lo que somos: alegres, trabajadores y orgullosos de nuestras raíces”, comentó doña Rosa Portillo, una pupusera veterana que participó en los eventos matutinos.

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Competencias por la mañana: rapidez, sabor y diversión
Las actividades comenzaron desde las primeras horas del día con los concursos más esperados: la competencia de la pupusera más rápida y el concurso del Comelón de Pupusas, que pusieron a prueba la destreza, la velocidad y el apetito de los participantes.
En el primer reto, nueve competidoras mostraron su habilidad frente al comal, elaborando pupusas en tiempo récord mientras el público aplaudía y animaba. La emoción se sintió en cada palmada, en cada vuelta de la masa. Finalmente, Karen Funes se coronó como la pupusera más rápida de Olocuilta, tras preparar 10 pupusas revueltas en solo dos minutos, superando a Jaqueline Ramírez (9 pupusas) y Ingrid Martínez, quien obtuvo el tercer lugar.

“Lo que más me motiva es el premio, claro, pero también la emoción de participar. Ya he ganado en años anteriores y esta vez pienso hacer unas doce pupusas si Dios quiere”, expresó Fátima Rivera, una de las concursantes con más experiencia.
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A media mañana, el turno fue para los comelones. Diez participantes aceptaron el desafío de devorar 15 pupusas en el menor tiempo posible, en medio de aplausos, carcajadas y el inconfundible aroma del jalapeño y el queso. El ganador fue Elvis Sigüenza, de Soyapango, quien se comió 17 pupusas, llevándose el título de Comelón de Pupusas 2025.
“Ya he participado en otros concursos y mi récord es de 24. Esta vez vine solo a disfrutar y compartir con la gente”, dijo entre risas, mientras recibía su premio de $150.

Entre los competidores también destacó Michael, un joven estadounidense que, aunque solo alcanzó seis pupusas, se ganó la simpatía del público.
"Es increíble cómo una comida puede reunir a tanta gente con tanta alegría", comentó una turista francesa que lo observaba, maravillada por la energía del festival.
La pupusa más grande de Centroamérica: orgullo olocuilteco

Al caer la tarde, todos los caminos conducían a un solo punto: la explanada principal, donde se preparaba la pupusa más grande de Centroamérica, un verdadero símbolo del trabajo colectivo y la pasión salvadoreña.
El encargado de liderar la hazaña fue Óscar Pérez, miembro de la Asociación de Comerciantes de Pupusas, quien detalló el esfuerzo detrás del gigantesco platillo:
“Mi nombre es Óscar Pérez, soy parte de la Asociación de Comerciantes de Pupusas. Este día estamos celebrando el décimo primer Festival de las Pupusas, o sea, 21 años. Estamos elaborando la pupusa más grande, que tiene 5.5 metros de diámetro, o sea, 22 metros cuadrados”, explicó con orgullo.

La preparación comenzó a la 1:00 de la tarde, cuando un equipo de 60 personas, entre mujeres y hombres, empezó a mezclar los ingredientes: cinco quintales de harina, 300 libras de queso, 100 de frijol y 100 de chicharrón. El ambiente era de trabajo, emoción y expectativa. Finalmente, a las 4:25 p.m., la enorme pupusa fue colocada al fuego, en un espectáculo que dejó sin palabras a cientos de espectadores.
“Esperamos que aguante para unas 4000, 3500 personas, pero si que se comen, comen, ¿verdad?”, dijo Pérez entre risas, mientras vigilaba el proceso de cocción.
Cuando por fin estuvo lista, alrededor de las 5:00 de la tarde, se realizó la entrega de porciones de la pupusa gigante, para que los visitantes pudieran saborear un pedacito del esfuerzo colectivo.

La emoción del público fue evidente: largas filas de personas esperaban su turno para probar la que ya ha sido nombrada la pupusa más grande de toda Centroamérica.
“Esto representa el corazón del pueblo salvadoreño: unión, esfuerzo y sabor”, comentó una visitante mientras recibía su porción acompañada de curtido y salsa.
Sabores exóticos, música y celebración
El festival también destacó por su diversidad culinaria. Según Óscar Pérez, las pupuserías locales ofrecieron las cinco variedades más exóticas:
“Mire, la que yo sé son la Levanta Muerto, la Mar y Tierra, la Loca, la Cuatro Quesos y la de Vegetales. En la pupusería Pervertidos tienen la Levanta Muerto, que lleva concha, mariscos, carne y no sé qué otras cosas, pero sí que está buena”, contó entre risas.

Durante todo el día, el parque central se mantuvo vivo con presentaciones culturales, música en vivo y danza. Entre los artistas invitados estuvieron la Orquesta de Centros Penales, Isa Lalova, Gabriel Aguilar y John Sebastián, además del Ballet Nacional de El Salvador, que ofreció un espectáculo lleno de color y tradición.
“Este festival demuestra que nuestras tradiciones están vivas y que Olocuilta sigue siendo el corazón del sabor salvadoreño”, expresó el alcalde durante la clausura del evento.
Un cierre con sabor a orgullo
Cuando el sol comenzó a ocultarse, el aire seguía cargado de ese inconfundible olor a pupusa recién hecha, mezclado con música, risas y aplausos. Familias enteras esperaban con ansias para disfrutar de una porción de la pupusa gigante, símbolo de esfuerzo y orgullo nacional.
Así, entre masa, queso, curtido y música, Olocuilta celebró una vez más su amor por la pupusa, reafirmando su título como la capital del sabor salvadoreño y la cuna de la pupusa más grande de Centroamérica.
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