Rosalía y el poder simbólico de la moda en “LUX”
En su nuevo álbum “LUX”, Rosalía transforma la moda en una narrativa espiritual que redefine la estética contemporánea y eleva su identidad artística a otro nivel.
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Agencias
Publicado el 04 de noviembre de 2025
En su nueva era “LUX”, Rosalía eleva la moda a un lenguaje espiritual que refleja su evolución artística. Abandona el exceso de “Motomami” para abrazar un minimalismo místico donde el blanco, los símbolos religiosos y las prendas de archivo cobran un sentido profundo. Con la dirección estilística de José Carayol y piezas de McQueen, Balenciaga y Givenchy, la artista convierte cada atuendo en parte de su narrativa visual. “LUX” consolida a Rosalía como un ícono global que fusiona música, arte y moda, transformando su imagen en una experiencia estética y emocional que conecta autenticidad, espiritualidad y modernidad.
Rosalía ha demostrado que la moda puede ser mucho más que un complemento escénico: es el hilo conductor de su evolución artística y una herramienta de comunicación que trasciende fronteras. En su nueva etapa, con el lanzamiento de “LUX”, la artista catalana abraza un minimalismo místico que fusiona espiritualidad, simbolismo y una profunda exploración de identidad, consolidándola como un ícono de estilo global.
Su transformación estilística ha sido tan comentada como su música. Como señala Domingo Rodríguez Lázaro, director creativo de Dominnico, en declaraciones a EFE, “Rosalía no solo destaca por su talento musical, sino por su gran sentido de la moda y su capacidad para usarla como extensión de su narrativa artística” (EFE, 3 de noviembre de 2025). Esa coherencia visual le ha permitido evolucionar desde los volantes y el flamenco urbano de “El mal querer” hasta el blanco casi celestial de “LUX”.
En su primera etapa, Rosalía jugaba con los códigos tradicionales de la cultura española: mantones de Manila, encajes, volantes y manicuras imposibles, fusionados con elementos urbanos y deportivos. Fue el inicio de una revolución estética que reescribió las reglas del estilo global. Su paso por el “ratchet” —la mezcla irreverente de lujo y calle— y el universo motero de “Motomami” prepararon el terreno para este presente más introspectivo. Hoy, el blanco domina su paleta y las referencias religiosas se multiplican: velos, camisas de fuerza, halos y símbolos de fe reinterpretados con una mirada moderna y conceptual.
El simbolismo detrás de cada prenda
Según el análisis de El País, cada pieza que Rosalía usa en el videoclip de “Berghain” tiene una razón simbólica. El vestido negro inicial, de Alexander McQueen (colección otoño 2002), representa la tristeza y la ansiedad. A medida que avanza el video, la cantante transita hacia el gris y finalmente al blanco, en un recorrido visual hacia la redención. Las prendas no son simples accesorios: son capítulos de una historia sobre la transformación del alma.
Esa conexión entre la moda y la espiritualidad ha sido leída por los expertos como un mensaje generacional. La socióloga Alicia García-Sierra, entrevistada por El Español, explica que “Rosalía utiliza la narrativa visual para hablar de temas profundos desde una sutileza propia de quien busca conectar lo divino con lo cotidiano”. En “Berghain”, la vemos realizando acciones domésticas —fregando, planchando, viajando en autobús— mientras la divinidad se cuela en lo mundano. Una metáfora sobre la trascendencia desde lo simple.
Pero más allá del discurso estético, hay una estrategia impecable. La experta en marca personal Berta Mateos Romero, también citada por El Español, apunta que “Rosalía no solo crea música: construye comunidad y relato en cada gesto. Sus acciones son tácticas cuidadosamente alineadas con su posicionamiento de marca”. La artista combina espontaneidad y cálculo: publicar una partitura antes de su lanzamiento para que sus fans la interpreten, aparecer sin aviso en Callao, o transformar cada videoclip en una experiencia colectiva.

Prendas con memoria y propósito
En el terreno de la moda, Rosalía mantiene una alianza constante con la historia. Su estilista, José Carayol, eligió para “Berghain” prendas de archivo de McQueen, Givenchy y Balenciaga, piezas cargadas de simbolismo. De acuerdo con El País, la artista lleva un vestido lencero de Balenciaga de 2004, una blusa gris de Givenchy de 1997 y las sandalias-rosario de la colección Primavera-Verano 2003 de McQueen. Estas elecciones no solo evidencian conocimiento estético, sino también un deseo de dotar de profundidad a su personaje.
El uso del archivo tiene aquí un valor narrativo. Mientras muchas celebridades lo adoptan como tendencia, Rosalía lo convierte en un recurso expresivo: cada prenda es una metáfora visual. La camiseta con el mensaje “Así suenan mis pensamientos intrusivos”, de la marca catalana CentsdeCel, añade una capa emocional, revelando su interés por la moda independiente y las marcas con discurso propio.
Chema Lamirán, director del máster en Marketing Digital de la Universidad Europea de Valencia, sostiene en El Español que “Rosalía utiliza el vestuario como estrategia de minimalismo simbólico, generando un contraste entre lo sagrado y lo terrenal que invita a la reflexión”. Este equilibrio entre pureza y provocación visual consolida su papel como referente de la moda contemporánea, donde el mensaje importa tanto como la forma.
El blanco como manifiesto estético
El blanco, color dominante en “LUX”, no es casual. Representa la limpieza de una nueva era, el despojo del exceso y el regreso a la esencia. En los desfiles de París, Rosalía se presentó vestida de blanco con diseños de Palomo Spain, Schiaparelli y Dior, reforzando esta identidad mística. Su imagen, con las axilas teñidas del mismo color, se viralizó como símbolo de autenticidad y coherencia estética.
El relato visual que construye con cada lanzamiento tiene una profundidad inusual. Como subraya El Español, Rosalía combina la música clásica con la moda de archivo para ofrecer una experiencia multisensorial. En “LUX”, la Orquesta Sinfónica de Londres interpreta una partitura compuesta especialmente para ella, mientras su imagen se envuelve en un simbolismo que recuerda a las grandes obras de arte sacro.
Sin embargo, la clave de su éxito no está solo en lo conceptual, sino en la emoción que transmite. “Ha cambiado estética y tono varias veces, pero siempre bajo la misma premisa: ser fiel a su visión creativa”, afirma Mateos Romero. Esa fidelidad le ha permitido conservar su autenticidad, un rasgo que la diferencia en una industria saturada de fórmulas.
La espiritualidad como tendencia de vanguardia
El poder de Rosalía radica en su capacidad para convertir lo personal en universal. En “LUX”, la moda deja de ser un accesorio para convertirse en el lenguaje que traduce su espiritualidad. Cada prenda, cada color, cada textura tiene un propósito. Desde el negro del duelo hasta el blanco de la revelación, todo comunica.
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En un panorama donde la imagen es efímera, Rosalía propone algo radicalmente opuesto: la moda como vehículo de trascendencia. Con “LUX”, eleva su estilo a un manifiesto de autenticidad y libertad creativa. Como concluye El País, “sus ejercicios de estilismo no buscan tendencia, sino construir un personaje y un concepto”.
Y quizá ahí resida su verdadero poder: en hacer de cada cambio estético una declaración de identidad, y de cada era, una nueva forma de arte.
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