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De izquierda a derecha: Francisco Martínez, Paolo Salinas y Arturo López, representantes de la productora Cinelento luego que fuera anunciada la selección oficial de El Salvador para el Festival Internacional de Cine Ícaro. Fotografía/ Cortesía Cinelento

Cinelento destaca con tres filmes en el Festival Ícaro

Te contamos qué es Cinelento, la productora salvadoreña que logró que sus tres proyectos fueran seleccionados en el Festival Ícaro 2025

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Por Lissette Figueroa
Publicado el 15 de octubre de 2025

 

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La productora salvadoreña Cinelento, fundada por Arturo López Rodas y Joselyn Quinteros, celebra que sus tres producciones fueron seleccionadas para representar a El Salvador en el Festival Ícaro 2025, en Guatemala. Los proyectos son Fugaz, producido junto al ganador del Óscar, André Guttfreund; Una lección diferente, en colaboración con Red Films; y Vértices, un largometraje realizado con talento local. Con una propuesta de cine independiente y reflexivo, Cinelento busca fortalecer el cine salvadoreño y llevar sus historias a nuevos espacios dentro y fuera de Centroamérica.

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El cine salvadoreño sigue demostrando que las buenas historias no dependen de grandes presupuestos, sino de talento, pasión y persistencia. Este año, la productora Cinelento, fundada por Arturo López Rodas y Joselyn Quinteros, celebra una noticia que pocos logran: los tres proyectos que inscribieron fueron seleccionados oficialmente para representar a El Salvador en el Festival Ícaro, uno de los eventos cinematográficos más importantes de Centroamérica, celebrado en Guatemala.

“Estábamos sentados en el auditorio de la UCA durante la clausura de la muestra salvadoreña del Ícaro, esperando que al menos uno de los tres proyectos quedara”, recuerda Arturo López. “Cuando vimos el video con las selecciones por categoría, nos llevamos la grata sorpresa de que dos de los tres cortometrajes seleccionados eran nuestros. Y luego también nos anunciaron en la categoría de largometraje con Vértices. Fue increíble”.

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Tres historias, un mismo pulso

Los proyectos seleccionados reflejan la diversidad narrativa de Cinelento y su compromiso con un cine introspectivo, humano y honesto.

Los pósters oficiales de Fugaz y Una lección diferente, los dos cortometrajes de Cinelento seleccionados para representar a El Salvador en el Festival Ícaro 2025. Imagen/ Cinelento
Los pósters oficiales de Fugaz y Una lección diferente, los dos cortometrajes de Cinelento seleccionados para representar a El Salvador en el Festival Ícaro 2025. Imagen/ Cinelento

El primero es Fugaz (2025), un cortometraje dirigido por el propio Arturo López Rodas y producido ejecutivamente por el salvadoreño ganador del Óscar, André Guttfreund. La historia sigue a un anciano con demencia temprana que recibe la inesperada visita de su nieto. Ambos, distantes al inicio, encuentran durante una noche la oportunidad de reconectarse. “Es un relato sobre la memoria, la pérdida y los pequeños gestos que nos salvan del olvido”, explica Arturo.

El segundo trabajo, Una lección diferente (2025), codirigido por Paolo Salinas y Arturo López, retrata a un maestro que, tras recibir una noticia trágica, decide apartarse del programa académico para reflexionar junto a sus estudiantes sobre el sentido de la vida. Producido en colaboración con Red Films, la casa productora de Rafael García (jurado en el programa televisivo Yo Me Llamo El Salvador), el corto combina un tono íntimo con un elenco joven que aporta frescura y autenticidad.

El tercer proyecto, y quizás el más ambicioso, es Vértices (2025), un largometraje producido exclusivamente con talento local. La película reúne a tres amigos después de un funeral, en una conversación cargada de melancolía, humor y reflexión sobre el paso del tiempo. La cinta ya fue seleccionada por el Festival de Cine Centroamericano en Viena, y representa una apuesta seria por el cine salvadoreño de autor.

Una de las escenas del largometraje Vértices, producido por Cinelento con talento local, que también forma parte de la selección oficial del Festival Ícaro 2025. Fotografía/ Cinelento
Una de las escenas del largometraje Vértices, producido por Cinelento con talento local, que también forma parte de la selección oficial del Festival Ícaro 2025. Fotografía/ Cinelento

“Cada proyecto es una escuela”, afirma Arturo. “Hacer cine aquí es un proceso empírico, de aprendizaje constante. Este camino tiene un punto de partida, pero no un punto de llegada”.

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Una productora con alma lenta, pero segura

Cinelento no es un nombre al azar. La casa productora toma su identidad del concepto de “cine lento” que el guionista y teórico Paul Schrader define en su libro El estilo trascendental en el cine: Ozu, Bresson, Dreyer. La idea es crear películas que no buscan satisfacer la inmediatez del espectador moderno, sino conectar con su subconsciente.

“Para nosotros, en el cine ser ‘lento’ no es ser aburrido”, explica Arturo. “Es una forma de lenguaje cinematográfico que permite explorar temas introspectivos, existenciales. Nos gusta que el público tenga espacio para sentir y pensar”.

La historia de Cinelento comenzó mucho antes de su nombre. Desde 2018, Arturo producía cortometrajes de bajo presupuesto, trabajando con diversos talentos locales y participando en competencias para ganar presencia en el medio. Con el tiempo, sumó la colaboración de su socia Joselyn Quinteros, quien asumió un rol fundamental en la producción y la organización de los proyectos. En 2024, cuando comenzó la preproducción de Vértices, ambos decidieron unificar todo su trabajo bajo una misma marca.

Además, Cinelento ha tejido redes de colaboración con otros cineastas salvadoreños e internacionales, entre ellos David Pinto (Relativo Films) y Francisco Menéndez, recordado director artístico de la Escuela de Cine de la Universidad de Las Vegas, Nevada. Es una red de amistades y mentorías que ha fortalecido cada producción.

Un equipo que crece con cada rodaje

La dinámica de trabajo en Cinelento se basa en la confianza. Muchos de los nombres se repiten de un proyecto a otro, creando una sensación de familia entre el equipo técnico y artístico. “Eso hace que las películas sean más personales”, dice Arturo. “Hemos construido amistades que le dan ligereza a las producciones. Todos saben que tienen libertad para opinar, proponer y mejorar. Ese ambiente colaborativo se refleja en la pantalla”.

El equipo de producción de Vértices en Playa Punta Roca, La Libertad, finalizando el último día del rodaje. De izquierda a derecha: Enrique Pocasangre, Carlos Siri, Joselyn Quinteros, Arturo López, Francisco Martínez, Ángel Flamenco y Francisco Graniello. Fotografía/ Walter Rodríguez.
El equipo de producción de Vértices en Playa Punta Roca, La Libertad, finalizando el último día del rodaje. De izquierda a derecha: Enrique Pocasangre, Carlos Siri, Joselyn Quinteros, Arturo López, Francisco Martínez, Ángel Flamenco y Francisco Graniello. Fotografía/ Walter Rodríguez.

El actor Francisco Martínez, protagonista de Vértices y Fugaz, coincide. “Los personajes que interpretamos son muy humanos. En Vértices, por ejemplo, ¿quién no ha tenido un amigo al que no ve por años? Son historias que uno siente cerca, porque las ha vivido”.

Martínez confiesa que hubo escenas que lo marcaron profundamente. “El final de Vértices me tocó mucho. Me recordó a amigos que he perdido con el tiempo. Y en Fugaz, la historia del sorbete que cuento tiene relación con mi madre, que padeció una enfermedad similar al personaje. Fue muy emotivo”.

Más allá del reconocimiento

Para Cinelento, el reconocimiento del Festival Ícaro no solo valida el esfuerzo de años, sino que impulsa al equipo a seguir soñando. “Como no podemos vivir del tipo de cine que hacemos, estos logros son parte de las pequeñas recompensas que nos motivan”, reconoce Arturo. “Pero lo más importante es que nuestra visión conecte con la gente”.

Los tres proyectos siguen actualmente su circuito internacional: Vértices rumbo a Viena, Una lección diferente participando en el Festival Panalandia en Panamá, y Fugaz con una reciente proyección en un festival en Austin, Texas. Cada paso abre nuevas puertas para el cine salvadoreño independiente.

“El cine nacional tiene una gran fortaleza: su perspectiva”, concluye Arturo. “Tenemos la capacidad de contar historias universales desde nuestra propia mirada. Y eso, más que una limitante, es una ventaja”.

Reconocimientos entregados a Cinelento por la selección de sus tres producciones en la muestra salvadoreña del Festival Ícaro, celebrada en la UCA. Fotografía/ Cinelento
Reconocimientos entregados a Cinelento por la selección de sus tres producciones en la muestra salvadoreña del Festival Ícaro, celebrada en la UCA. Fotografía/ Cinelento

Francisco Martínez lo resume con entusiasmo: “Ver nuestras películas proyectadas fuera del país es una satisfacción enorme. Nos hace creer que el cine salvadoreño puede llegar muy lejos. Hay talento, hay pasión y hay historias que merecen ser contadas”.

Con esa convicción, Cinelento sigue avanzando, a su propio ritmo —lento, reflexivo, pero constante—, demostrando que el cine hecho en El Salvador tiene mucho que decir y cada vez más oídos dispuestos a escucharlo.

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