Covid-19 podría causar ansiedad hereditaria, según estudio en ratones
Un estudio australiano sugiere que la infección por covid-19 podría afectar a la salud mental de futuras generaciones a través de cambios en el esperma.
Por
AFP
Publicado el 14 de octubre de 2025
Un estudio del Instituto Florey en Australia, publicado en Nature Communications, encontró que el covid-19 puede causar alteraciones en el esperma de ratones, transmitiendo comportamientos ansiosos a su descendencia. Las hembras mostraron cambios genéticos significativos en el hipocampo, una región cerebral vinculada a las emociones. El hallazgo sugiere una posible herencia epigenética del impacto del virus, con implicaciones a largo plazo en la salud mental de futuras generaciones. Aunque el estudio fue en animales, los investigadores advierten que, de confirmarse en humanos, podría afectar a millones de niños en el mundo y tendría serias implicaciones en salud pública.
Un nuevo estudio publicado en Nature Communications alerta sobre una posible consecuencia a largo plazo del covid-19 que aún no ha sido suficientemente explorada: la ansiedad hereditaria. La investigación, liderada por el Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental en Melbourne, Australia, reveló que los ratones infectados con el virus presentaron alteraciones en el esperma que afectaron directamente la salud mental de su descendencia.
Los resultados abren un nuevo frente de análisis sobre cómo las infecciones virales como el SARS-CoV-2 podrían influir más allá de quienes enferman, y extender sus efectos incluso a futuras generaciones, a través de lo que se conoce como herencia epigenética. Aunque aún se necesitan estudios en humanos, este hallazgo aporta pistas clave para futuras investigaciones en salud pública y salud mental.

¿Qué reveló el estudio?
El equipo australiano infectó a ratones machos con el virus causante del covid-19 y luego los cruzó con hembras saludables. La observación se centró en la descendencia de estos animales. Según explicó Elizabeth Kleeman, primera autora del estudio, “encontramos que la descendencia mostraba comportamientos más ansiosos en comparación con la descendencia de padres no infectados”.
Los investigadores notaron que estos efectos se mantenían de forma consistente entre todos los descendientes, pero fueron especialmente evidentes en las hembras. En ellas se observaron “cambios significativos” en la actividad genética del hipocampo, una zona clave del cerebro que regula emociones como el miedo y la ansiedad.
Carolina Gubert, coautora del estudio, explicó que este comportamiento podría deberse a “la herencia epigenética y el desarrollo cerebral alterado”, mecanismos que actúan como intermediarios entre los cambios moleculares en el esperma y las manifestaciones conductuales de la descendencia.

Un posible impacto global y duradero
La hipótesis central del estudio es que el virus del covid-19 modifica moléculas del ARN en el esperma, afectando la forma en que se expresan ciertos genes relacionados con el desarrollo cerebral. “Algunas de estas moléculas están involucradas en la regulación de genes que se sabe que son importantes en el desarrollo cerebral”, detalló el Instituto Florey en su publicación.
Anthony Hannan, investigador principal, advirtió que estos cambios podrían no limitarse a los ratones. “Si nuestros hallazgos se traducen a humanos, esto podría impactar a millones de niños en todo el mundo y a sus familias, con importantes implicaciones para la salud pública”, afirmó.
Sin embargo, subrayó que todavía se necesitan más estudios para confirmar si este fenómeno también ocurre en seres humanos. “Estos hallazgos sugieren que la pandemia de covid-19 podría tener efectos duraderos en las futuras generaciones”, añadió Hannan.
¿Por qué importa este hallazgo?
Aunque este estudio se realizó únicamente en modelos animales, sugiere una línea de investigación relevante para entender cómo ciertas enfermedades virales podrían dejar un legado genético que trascienda a quienes las padecen. De confirmarse en humanos, estos efectos heredados podrían significar una carga adicional para los sistemas de salud mental del mundo, en especial en contextos donde el acceso al tratamiento ya es limitado.
La pandemia de covid-19 ha sido un evento sin precedentes que, más allá de los efectos físicos inmediatos y la elevada tasa de mortalidad —más de siete millones de muertes confirmadas según la OMS—, también dejó secuelas psicológicas profundas. Las generaciones más jóvenes, forzadas al aislamiento durante etapas clave de desarrollo, ya han mostrado incrementos en los niveles de ansiedad y depresión.
Este nuevo estudio añade una capa más compleja: ¿y si el virus también dejó marcas en la carga genética de quienes lo padecieron, afectando el bienestar emocional de sus hijos e hijas?

Una llamada a la investigación con enfoque preventivo
Para países como El Salvador, donde la salud mental históricamente ha sido un área poco priorizada, estudios como este refuerzan la urgencia de integrar enfoques preventivos y multigeneracionales en las políticas públicas de salud. Invertir en ciencia y educación sobre salud mental no solo es clave para atender los efectos actuales de la pandemia, sino también para prepararse ante escenarios futuros.
Por ahora, el estudio australiano actúa como una advertencia científica: lo que vivimos durante la pandemia aún podría tener repercusiones por décadas. Aunque no se trata de alarmar, sí de ampliar la mirada sobre lo que realmente significa “superar” una crisis sanitaria global.
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