¿Son de verdad? Artesanías de jocotes con chile sorprenden en Feria del Jocote 2025

Desde 2016, Ana Julia Hernández se ha convertido en una exponente fiel de la Feria del Jocote Corona en el Cerro Verde. Cada edición llega con algo nuevo bajo el brazo y este 2025 quiso sorprender con un producto inspirado en uno de los gustos más populares entre los salvadoreños: comer jocotes con sal, limón y, por supuesto, el infaltable chile.

“Pensé en algo que nos identifica como salvadoreños. A la mayoría le gusta el jocote con chilito, y quise llevar esa idea al arte. No es solo pintar y ya, cada pieza lleva seis manos de pintura para que el color quede exacto”, explicó Hernández.

El proceso, contó, le tomó cerca de dos meses de pruebas antes de dar con el resultado final que hoy enamora a los visitantes.

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Son pequeñas piezas que parecen jocotes reales, pero con un toque artístico que despierta sonrisas y recuerdos de infancia. Muchos visitantes se acercan a tomarse fotos, mientras otros los adquieren como recuerdos para enviar a familiares en el extranjero.

“Llevan una nostalgia de aquí de El Salvador. Para aquellos que se han ido lejos, es un detalle único”, expresó la artesana.

Tradición hecha arte

“Detalles Anne Julie” se dedica a elaborar artesanías con semillas de jocote y de café, entre otras, que evocan la identidad cultural salvadoreña. Llaveros, aretes y pulseras forman parte de su catálogo, con precios accesibles que van desde $1.25 hasta $2.50. Los jocotes con chile, la novedad de este año, también están disponibles a $2.50.

La artesana asegura que su pasión es darle un valor agregado a lo que la tierra produce. “Todo lo que elaboro lleva un proceso largo, pero también mucho amor. Me gusta crear cosas que representen lo nuestro y que la gente, al verlas, diga: ‘esto es de mi país’”, añadió.

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Aunque su fuerte es la temporada del jocote, mantiene activa su página de Facebook durante todo el año, ofreciendo distintas creaciones que incluyen adornos, detalles personalizados y recuerdos elaborados a mano. Cada pieza, dice, lleva una historia detrás y un mensaje de pertenencia.

Orgullo familiar

Ana Julia no está sola en este camino. Su hija, Morelia Peraz, compartió que toda la familia se siente orgullosa de la creatividad y el empeño de su madre.

“Ella siempre piensa más allá, y cada vez nos sorprende con sus ideas. Cuando vimos el producto de este año nos causó mucha gracia, porque no lo comenta antes, lo elabora y hasta que está listo nos lo muestra. Eso nos inspira también a nosotras”, relató.

Morelia, recién graduada en Mercadeo y Negocios Internacionales, junto a su hermana también impulsa un pequeño emprendimiento de fresas con crema en Santa Ana, pero ambas apoyan a su mamá en las ferias y actividades donde se presenta. “Cuando ella necesita ayuda, ahí estamos. Es un orgullo ver cómo cada año crece más con sus ideas”, añadió.

La Feria del Jocote, una vitrina de identidad

El evento, que este fin de semana reúne a decenas de productores, artesanos y emprendedores de diferentes zonas del país, se ha consolidado como una de las ferias más esperadas del occidente. Entre jaleas, sorbetes, pupusas, pizzas y postres elaborados con la fruta de temporada, los visitantes también encuentran creaciones únicas como las de Ana Julia, que rescatan la esencia cultural salvadoreña.

El Cerro Verde se llena de aromas, risas y colores cada octubre, ofreciendo una experiencia que combina gastronomía, arte y tradición. Familias enteras recorren los stands, degustan los platillos y se llevan pequeños recuerdos hechos con las manos y el corazón.

“Para mí, la feria no solo es una oportunidad de vender, sino de compartir con la gente lo que uno hace con tanto cariño. Cada año me preparo con meses de anticipación, pensando qué nuevo producto puedo ofrecer. Ya estoy ideando lo del próximo año”, adelantó Hernández entre risas.

Más allá de las ventas, “Detalles Anne Julie” refleja el espíritu de muchas mujeres salvadoreñas que han encontrado en la creatividad una forma de sustento, expresión y orgullo. La historia de Ana Julia resume el esfuerzo de quienes mantienen vivas las tradiciones y transforman lo cotidiano en arte.

“Cada producto que hago lleva un pedacito de mí. Es bonito ver que la gente lo valora, que se identifica y que me dicen que se lo llevarán a sus familiares fuera del país. Eso me motiva a seguir”, concluyó.

Con sus jocotes con chile hechos artesanías, Ana Julia no solo logró innovar en la feria, sino también darle un toque de humor y autenticidad al arte popular salvadoreño, recordando que las tradiciones pueden reinventarse sin perder su sabor.