Los Infiernillos de San Vicente, aventura entre fumarolas y paisajes únicos

Si sos de los que disfruta salir de la rutina para encontrarte con la naturaleza, la aventura y hasta con un poco de misterio, San Vicente te espera con un destino único: Los Infiernillos, un conjunto de fumarolas que se encuentran en las faldas del volcán Chinchontepec, en el cantón San Francisco Agua Agría.

Este lugar no solo te regala un espectáculo natural difícil de creer, sino que también te conecta con leyendas indígenas y con la fuerza viva de nuestro territorio volcánico. Tal como lo explica Guillermo Esteban Orellana, jefe de turismo y guía local certificado por el Ministerio de Turismo y CORSATUR, “la mayoría de turistas que vienen a San Vicente buscan experiencias de aventura: subir el Chichontepec, recorrer el área natural protegida La Joya y, por supuesto, conocer los Infiernillos”.

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El fenómeno de los Infiernillos

Lo más sorprendente del lugar es cómo el agua de un mismo río puede transformarse en tan pocos metros. A menos de dos cuadras de distancia, la sentís fría y refrescante, pero apenas avanzás un poco, el agua está tan caliente que pareciera hervir. El contraste es increíble: pasás de meter la mano en agua heladita a sentir que casi quema.

Mientras caminás, empezás a percibir el fuerte olor a azufre y a ver cómo el vapor sale del suelo y se eleva varios metros. En la fumarola principal, ese humo puede alcanzar hasta 10 metros de altura. Las rocas también cambian de color debido a los minerales, especialmente el azufre, y en algunos puntos aparecen pozas de barro que los visitantes creen que tienen propiedades medicinales.

En algunos momentos, el vapor se condensa en el aire y cae como un rocío ligero sobre los visitantes. Es otra de esas sorpresas del ciclo del agua que podés vivir de primera mano aquí, rodeado de calor, piedras humeantes y un paisaje único.

Orellana lo resume así: “Este es un lugar de riesgo, pero de esos riesgos que buscás cuando andás con espíritu aventurero. Aquí la naturaleza está viva, hirviendo, y eso lo hace fascinante para los turistas”.

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Leyendas que envuelven el vapor

Además del espectáculo natural, los Infiernillos también guardan historias que forman parte de la memoria colectiva. Una de las más conocidas es la leyenda de la princesa indígena de Tecoluca, quien huyó de la colonización española y llegó hasta este lugar.

Cuenta la historia que dos jóvenes indígenas, Enaloc y Chakatusú, se enamoraron de ella y pelearon a muerte por su amor. Enaloc perdió la batalla y, como castigo, decidió lanzarse a la fumarola principal. Desde entonces, se dice que su espíritu ronda en los vapores y que estos siguen especialmente a las mujeres que visitan el lugar.

“Siempre que traigo grupos de turistas son las mujeres las que sienten que el vapor las envuelve como en un remolino, o abrazo. Es como si la leyenda cobrara vida en cada visita”, asegura Orellana. En cambio, cuando un hombre se acerca a la fumarola principal, el vapor va en dirección contraria.

Aventura con precaución

Visitar los Infiernillos no es como dar un paseo cualquiera. Es un turismo de aventura en toda regla. Vas a caminar entre rocas calientes, con el vapor saliendo a pocos pasos, y en algunos puntos hasta podés escuchar cómo el agua hierve bajo la tierra. Por eso, es clave seguir siempre las indicaciones del guía local y no acercarte demasiado a las fumarolas.

El terreno también tiene su propio encanto: árboles de nance que logran sobrevivir al calor y a las condiciones extremas, suelos manchados de amarillo y naranja por los minerales, y pequeñas cumbres rocosas desde donde podés admirar el paisaje. A veces, incluso se cumple otra parte del ciclo del agua y sentís como una especie de rocío que cae con el vapor.

¿Cómo llegar?

Desde el centro de San Vicente, el trayecto es bastante accesible. Solo necesitás 30 minutos en carro para llegar hasta el parque de San Francisco Agua Agría, donde podés estacionar tu vehículo con tranquilidad. Desde ahí, son unos 5 minutos caminando hasta el inicio del recorrido.

Es un plan ideal para hacer en familia, con amigos o en pareja, siempre y cuando vengás con ropa cómoda, zapatos adecuados y muchas ganas de caminar. Recordá también traer agua y protegerte del sol, porque aunque el bosque da sombra en algunos tramos, la zona de las fumarolas es calurosa.

Actualmente, se aconseja que la visita a los Infiernillos la hagás de la mano de guías locales certificados, lo que garantiza seguridad y una experiencia enriquecedora. La entrada es gratuita y el parqueo también. Cerca del parque encontrarás una tienda por si necesitás bebida o snacks. Lo ideal es visitar en la mañana, cuando el calor del día todavía no es tan intenso.

Los Infiernillos son un lugar que tenés que conocer al menos una vez en la vida. No solo porque son un ejemplo impresionante de la fuerza volcánica de nuestro país, sino porque también te sumergís en la historia, la cultura y las leyendas que nos hacen únicos.

Como dice el guía Orellana: “Este es el tipo de turismo que cada vez más gente busca: natural, con aventura, con un poquito de riesgo y con historias que te hacen sentir parte de algo más grande”.

El viaje a los Infiernillos se puede combinar con otras experiencias en San Vicente. Si ya estás en la zona, podés:

• Subir al volcán Chinchontepec, uno de los más emblemáticos del país, con vistas espectaculares del valle de Jiboa y del lago de Ilopango.
  
• Visitar el área natural protegida La Joya, un espacio ideal para quienes disfrutan caminar entre bosques y respirar aire puro.
  
• Disfrutar de la gastronomía local en San Francisco Agua Agría o en el centro de San Vicente. Desde pupusas hasta platillos típicos como la gallina india, la famosa “carne de chucho” (que en realidad es carne de cerdo)  el pan dulce artesanal y los dulces típicos de la zona.