Conflicto Rusia-Ucrania, entre canje de prisioneros y ataque con drones
Rusia y Ucrania realizaron un intercambio de 146 prisioneros de guerra por cada lado, en uno de los pocos gestos de cooperación desde 2022.
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AFP
Publicado el 24 de agosto de 2025
Moscú/Kiev, 24 ago (Escom).- Rusia y Ucrania realizaron este domingo un intercambio de 146 prisioneros de guerra de cada lado, informó el ministerio de Defensa ruso. Moscú añadió que Kiev también entregó a ocho civiles de la región rusa de Kursk, capturados durante la incursión ucraniana del año pasado. El canje coincide con ataques con drones lanzados por Ucrania contra territorio ruso en el Día de su Independencia, que dejaron daños en infraestructura sin víctimas mortales. Los intercambios de prisioneros se mantienen como uno de los pocos gestos de cooperación entre ambos países desde 2022.
Rusia y Ucrania realizaron este domingo un intercambio de 146 prisioneros de guerra de cada bando, en el marco de los pocos acuerdos bilaterales que se mantienen activos desde el inicio de la ofensiva rusa en 2022.
El canje coincidió con ataques con drones lanzados por Kiev contra territorio ruso durante la conmemoración del Día de la Independencia ucraniana.
Un canje de prisioneros que mantiene un canal de comunicación
El ministerio de Defensa de Rusia confirmó a través de su canal oficial de Telegram que “146 militares rusos fueron devueltos de territorio controlado por Ucrania” y, en reciprocidad, un número igual de soldados ucranianos volvió a su país.
El mensaje agregó que Kiev entregó además a ocho civiles residentes en la región rusa de Kursk, a quienes Moscú describió como “detenidos ilegalmente”.
Este tipo de intercambios de prisioneros se han convertido en el único resultado concreto de las conversaciones entre Moscú y Kiev realizadas en Estambul entre mayo y julio del año pasado.

A pesar de la falta de acuerdos en otras áreas sensibles, las liberaciones periódicas han continuado como una de las pocas vías de cooperación activa entre los dos países.
Para analistas internacionales, el hecho de que ambas partes mantengan este canal abierto muestra que existe un interés común en preservar mecanismos mínimos de comunicación, aunque sea en un terreno humanitario.
El intercambio de prisioneros permite a los gobiernos dar un gesto hacia sus respectivas sociedades, en las que crece la presión de las familias que esperan el regreso de sus combatientes.
Kursk, un punto de fricción en la guerra
El comunicado ruso también hizo referencia a la incursión ucraniana en la región de Kursk, ocurrida en agosto del año pasado. Las fuerzas de Kiev lograron entonces avanzar sobre cientos de kilómetros cuadrados en territorio ruso, en una de las operaciones más audaces desde el inicio de la guerra.
El avance representó un revés significativo para el Kremlin, que desplegó miles de soldados con apoyo de su aliado Corea del Norte para intentar recuperar la zona. Sin embargo, la región no volvió completamente a control ruso hasta abril de este año.
Desde Moscú, el discurso oficial ha insistido en que la ofensiva ucraniana en Kursk buscó generar un golpe mediático en un momento de estancamiento militar, mientras que Kiev ha descrito la operación como una acción destinada a debilitar la logística enemiga y mostrar que puede penetrar las líneas defensivas rusas.
La inclusión de los civiles de Kursk en el último intercambio refuerza la narrativa rusa de que Ucrania habría realizado detenciones arbitrarias durante esa incursión. Kiev, por su parte, no se ha pronunciado oficialmente sobre esos ocho ciudadanos.

Drones en el Día de la Independencia
El intercambio de prisioneros se produjo casi al mismo tiempo que una serie de ataques con drones ucranianos golpearon varias regiones de Rusia. La ofensiva coincidió con el Día de la Independencia de Ucrania, conmemorado cada 24 de agosto desde 1991.
De acuerdo con autoridades rusas, los drones alcanzaron infraestructura en las regiones fronterizas y también intentaron llegar a Moscú, donde algunos aparatos fueron derribados por las defensas antiaéreas. Los reportes iniciales indicaron daños materiales menores y la interrupción temporal de servicios energéticos en algunas localidades, aunque sin víctimas mortales.
Para Kiev, este tipo de ataques con drones se ha convertido en una herramienta clave para presionar a Moscú y mostrar capacidad ofensiva más allá de las líneas del frente. Los aparatos no tripulados permiten a Ucrania compensar la diferencia en recursos y mantener a la opinión pública rusa bajo la sensación constante de vulnerabilidad.
Canjes que alivian tensiones entre Rusia y Ucrania
El más reciente intercambio se suma a una serie de canjes realizados a lo largo de 2023 y 2024, que en conjunto han permitido la liberación de cientos de soldados de ambos lados. Aunque no existe un calendario fijo, las liberaciones se anuncian de manera sorpresiva, reflejando las complejidades de la negociación.
A diferencia de las discusiones diplomáticas sobre alto el fuego o corredores humanitarios, los intercambios de prisioneros han logrado avanzar gracias a la mediación indirecta de países como Turquía y a la presión de organismos internacionales. Sin embargo, los especialistas advierten que estas acciones no significan un cambio sustancial en la dinámica del conflicto.
En lo inmediato, los canjes cumplen una función política y emocional: cada gobierno puede mostrar a su ciudadanía imágenes de soldados que regresan a casa, un mensaje que refuerza la narrativa de que los esfuerzos bélicos no son en vano. Para los combatientes, la perspectiva de ser incluidos en futuras listas de intercambio constituye también un incentivo frente a la dureza del frente.
Un conflicto prolongado con pocos gestos de entendimiento
Desde febrero de 2022, la guerra entre Rusia y Ucrania ha dejado millones de desplazados, devastación en varias regiones y una creciente militarización de Europa del Este. En ese panorama, los intercambios de prisioneros resaltan como excepciones a la confrontación directa.
Aun así, los analistas coinciden en que estos gestos humanitarios no deben interpretarse como señales de un acercamiento político. Las posturas de fondo siguen siendo irreconciliables: Moscú insiste en que la ofensiva es necesaria para garantizar su seguridad y frenar la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mientras que Kiev reclama el restablecimiento de sus fronteras reconocidas internacionalmente.
En ese escenario de alta tensión, el regreso de 292 soldados y de los ocho civiles de Kursk en un solo día representa un alivio limitado, pero significativo, para cientos de familias. Y al mismo tiempo, refleja que, en medio de los ataques con drones y las operaciones militares, todavía quedan espacios reducidos para gestos de humanidad.
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