Pitahaya y marañón: los nuevos protagonistas del campo salvadoreño

El Salvador se ha convertido en un nido de inversiones agroalimentarias por su ubicación estratégica, recursos naturales y modernización agrícola. Frutas exóticas como la pitahaya, el marañón y sus derivados destacan por su potencial exportador, impulsando el interés de inversionistas locales y de la diáspora en el sector.

Según Patricia Azucena Rivera, fundadora de Transformación Empresarial, el sector agroexportador ha sido uno de los más impulsados recientemente en el país, especialmente en el ámbito de los cultivos exóticos, los cuales han experimentado un notable crecimiento en los últimos años.

Este dinamismo ha contribuido a la diversificación de la oferta exportable del país, generando mayores ingresos en divisas y abriendo nuevos mercados, especialmente en Estados Unidos y Europa.

“La expansión de estas exportaciones refleja una mayor competitividad del sector agrícola y una creciente demanda internacional por productos diferenciados y de alto valor agregado”, agregó.

La pitahaya y su evolución en El Salvador

Según Odette Varela, directora de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), en agosto de 2006 se estableció un cultivo experimental con cuatro de las seis variedades investigadas de pitahaya: Rosa, Lisa, Cebra y Orejona. La producción anual ronda las 3,000 libras; una parte se comercializa en la Tienda ENA, mientras que el resto se destina al Departamento de Agroindustrias, donde estudiantes y técnicos desarrollan diversos productos derivados como sorbetes, mermeladas, dulces, deshidratados y bebidas.

Asimismo, el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal “Enrique Álvarez Córdova” (CENTA) informó en su sitio web que se espera que el mercado global de la pitahaya registre una tasa de crecimiento anual compuesta del 3.7% durante el período 2020-2025, reflejando un sólido potencial para la exportación en el contexto actual.

“En el tema de agroexportación, ha sido muy importante el acceso a mercados internacionales, ya que ahora no solo vendemos localmente, sino también regional e internacionalmente”, explicó la fundadora de Transformación Empresarial.

Además, la pitahaya es considerada una fruta exótica debido a la apariencia de su cáscara, que puede ser roja, amarilla o verde, y a su pulpa, que varía desde un intenso rojo fucsia hasta blanco, con un alto contenido de vitaminas y minerales.

La pitahaya es un cultivo ideal para productores que buscan una opción rentable y resistente, especialmente en zonas con climas cálidos y suelos bien drenados. Es fundamental preparar bien el terreno, instalar tutores fuertes desde el principio y usar esquejes sanos, preferiblemente de variedades rojas que tienen mayor demanda en el mercado. Aunque es una planta resistente, requiere riego moderado y cuidados básicos como poda y control de plagas para asegurar un buen crecimiento.

Este fruto se adapta muy bien a suelos donde otros cultivos no prosperan y puede ofrecer rendimientos de hasta 15 toneladas por hectárea a partir del tercer año. Además, la pitahaya tiene una vida productiva larga, con varias cosechas entre mayo y octubre, lo que permite un ingreso sostenido durante la temporada seca. Su bajo requerimiento de agua y su resistencia la hacen una opción sostenible frente a los retos del cambio climático.

Además de su rentabilidad agrícola, la pitahaya destaca por sus beneficios nutricionales: es rica en antioxidantes, fibra, vitamina C y hierro, contribuyendo a una alimentación saludable y balanceada. Esta combinación de ventajas productivas y nutritivas ha aumentado su demanda tanto en mercados locales como internacionales, posicionándose en una excelente alternativa para diversificar la producción agrícola en El Salvador.

El marañón y su proyección exportadora

Por otra parte, según un informe del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), en 2023 El Salvador importó alrededor de $112.5 millones en frutas, destacando cítricos y nueces de marañón con cáscara, cuya importación creció entre un 100% y 150% en los últimos años.

Pero así como hay una inversión en importar, actualmente, la Asociación de Productores Agroindustriales Orgánicos de El Salvador (APRAINORES) se encarga de la producción y exportación de marañón orgánico y sus derivados. 

Esta organización genera empleo para más de 80 miembros, de los cuales el 40% son mujeres.

Además, APRAINORES ha diversificado su producción hacia otros cultivos como mango, piña y cacao, todos bajo un enfoque de agricultura orgánica. La asociación mantiene una sólida relación comercial, construida durante más de 15 años, con importantes clientes como Equal Exchange (Estados Unidos), Etiquable (Francia) y Food Coops – Intersol (Austria), entre otros.

Todos ellos forman parte del sistema de comercio justo, lo que garantiza la sostenibilidad de los procesos productivos y comerciales de APRAINORES. El 90% de la producción se destina a la exportación, mientras que el 10% restante se comercializa en el mercado nacional.

Los derivados del marañón no solo amplían el mercado, sino que también ofrecen beneficios nutricionales y funcionales para los consumidores. Productos como el aceite de marañón son valorados por sus propiedades antioxidantes y su uso en la industria cosmética y alimentaria, mientras que la pulpa se utiliza en alimentos saludables y suplementos. 

En conjunto, el marañón y sus derivados son una apuesta sólida para el desarrollo agroindustrial y la promoción de una alimentación saludable en El Salvador.