Roque Dalton sigue vivo y en sus letras descubre secretos y devela su época
A 90 años de su nacimiento, el legado de Roque Dalton sigue vivo en cada verso que desafía el olvido. Este 14 de mayo, en el Día Nacional de la Poesía y fecha de su aniversario, su espíritu ingresa a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de Madrid.
El 10 de mayo de 1975, Roque Dalton fue asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en El Salvador, hace 50 años. Lo acusaron de ser espía de la CIA, de insubordinación y deserción, en medio de un clima de paranoia y fraccionamiento ideológico.
A pesar del medio siglo transcurrido desde entonces, el crimen sigue impune, y el paradero de sus restos continúa siendo un misterio, oculto bajo un manto de silencios, contradicciones y omisiones que aún persisten.
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La herida de su asesinato no ha sanado, pero su legado literario ha desbordado cualquier intento de enterrarlo. La poesía de Roque Dalton no solo sobrevivió a la censura y la muerte, sino que se ha convertido en uno de los pilares de la literatura latinoamericana comprometida.
Para conocer a fondo la vida y obra del poeta, voces contemporáneas han señalado obras fundamentales que revelan el universo Daltoniano. En esta nota, retomamos dos de estas.

Una es la de la escritora y poeta Lauri García Dueñas, coautora del libro "El asesinato de Roque Dalton. Mapa de un largo silencio" junto a Javier Espinoza, quien destaca cinco títulos esenciales de Dalton para comprender su profundidad poética y política: "Pobrecito poeta que era yo" (1976), "Miguel Mármol" (1972), "Taberna y otros lugares" (1969), "Los testimonios" (1964) y "La ventana en el rostro" (1961).
Cada una de estas obras retrata una faceta distinta del autor: desde su lírica más íntima hasta su feroz crítica al sistema. Dalton no era solo un poeta; fue un periodista brillante, un activista político, un pensador irreverente y un cronista apasionado de la historia y la lucha latinoamericana.
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El libro que García Dueñas escribió junto a Espinoza constituye una investigación periodística sobre las circunstancias del asesinato de Dalton. Publicado en 2012, recoge testimonios clave de figuras como Joaquín Villalobos, Geovani Galeas, Eduardo Sancho, Ana Guadalupe Martínez y Juan José Dalton, hijo del poeta.
Aunque la obra no revela culpables con nombre y apellido, su gran valor radica en mapear el silencio que ha cubierto el caso por cinco décadas. El pasado viernes 9 de mayo, García Dueñas tuvo la oportunidad de profundizar de nuevo en esta investigación en la UES, en un evento organizado por el Movimiento Cultural Salvadoreño Prometeo Liberado.

No obstante, para el editor y escritor salvadoreño Carlos Clará -quien editó el libro de García Dueñas y Espinoza-, hay otra lectura indispensable para descubrir al hombre detrás del mito.
Se trata de "El ciervo perseguido" (2003) del escritor Luis Alvarenga, que surge tras una exhaustiva búsqueda de documentos, entrevistas y archivos en San Salvador, México y La Habana, con el objetivo de construir un retrato multidimensional de Dalton.
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El título, retomado de una frase del escritor Alberto Ordóñez Argüello, describe con precisión al emblemático poeta, un ciervo perseguido por los dogmas, la represión, los autoritarismos y, finalmente, por sus propios compañeros de lucha. Alvarenga muestra cómo Dalton pasó de ser activista universitario a testigo clave del socialismo, para convertirse luego en un "mito vivo" de la izquierda revolucionaria en Latinoamérica.
Dalton fue ejecutado cuando tenía 39 años, cuatro días antes de su cumpleaños. En su mejor momento creativo y con una sólida trayectoria como poeta y periodista, su vida fue truncada en medio de la intriga, el dogmatismo y la intolerancia ideológica dentro del ERP. Villalobos, uno de los excomandantes del grupo, ha reconocido que su asesinato fue "el error más grave" cometido, producto de una "inmadurez política".

El crimen de Dalton nunca fue abordado por la Comisión de la Verdad, ya que esta solo investigó los hechos ocurridos entre 1980 y 1991. El caso fue reabierto en 2018 tras una apelación de la familia, pero hasta hoy, nadie ha sido condenado.
A pesar de ello, Dalton continúa vigente. Su obra ha sido traducida a múltiples idiomas, es leída en universidades, inspiradora de generaciones de poetas y activistas, y objeto de constantes reediciones. Su poesía sigue desafiando al poder, desarma el discurso autoritario y canta desde la trinchera de los soñadores.
HOMENAJE EN MADRID
Este 14 de mayo, Día Nacional de la Poesía y fecha en la que Roque Dalton habría festejado 90 años, el Instituto Cervantes de Madrid lo incorporará a su prestigiosa Caja de las Letras. Este acto simbólico reconoce su impacto literario y su valentía como intelectual comprometido. Sus palabras, que alguna vez fueron consideradas peligrosas, ahora reposarán entre las grandes voces de la lengua española.
La Caja de las Letras, ubicada en la sede del Instituto Cervantes, guarda legados de figuras fundamentales como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Marsé y Carmen Martín Gaite. Con la inclusión de Dalton, se reconoce oficialmente su lugar entre los autores indispensables del mundo hispano, junto al de sus compatriotas Horacio Castellanos Moya y Claribel Alegría que ya son parte de esa cápsula del tiempo.

Debe reconocerse que Dalton incomodó en vida, y continúa haciéndolo en la muerte. Su poesía, cargada de sarcasmo, ternura y crítica, no busca la complacencia, sino la confrontación con la injusticia. A cincuenta años de su asesinato, sus versos siguen interpelando al lector y a la historia.
En un país marcado por la violencia política, la violación a los derechos humanos y la impunidad, Dalton se alza como un faro ético y estético. Su legado sobrevive en los libros, en las aulas, en la memoria de sus lectores y en la exigencia de justicia. A pesar del silencio de muchos de sus contemporáneos, su palabra continúa resonando.
Este miércoles, cuando su nombre ingrese a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, será un recordatorio de que Roque Dalton no murió del todo. Y aunque aún se desconoce dónde quedaron sus restos, su obra sigue escribiéndose desde la memoria colectiva, esa que se niega a olvidar a quienes hablaron con voz propia (artículo elaborado con asistencia de IA).

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