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Las Hermanas de la Policlínica

Deseo hacer un llamado a la Asamblea Legislativa: así como hacen reconocimientos a deportistas, diplomáticos, etc., sería más que justo que les diera a las Hermanas Carmelitas “de la Policlínica” un reconocimiento por la labor heroica que por 70 años han desarrollado para el pueblo de El Salvador.

Por Carlos Emilio Álvarez |

Hace unos días se celebró el Día Internacional de la Mujer y quedó en el olvido honrar a las Hermanas Carmelitas Misioneras, verdaderas heroínas dedicadas a atender la salud de los salvadoreños desde hace más de medio siglo.
Quienes como visitantes o como enfermos entramos al hospital Policlínica Salvadoreña, entre las décadas de los Cincuentas a los Ochentas, recordamos claramente a las Hermanas Carmelitas que lo manejaban con efectividad y disciplina, pero también con mucha espiritualidad.


La Policlínica se localizaba sobre la 25a. Avenida Norte de San Salvador, la Avenida Universitaria, y fue fundada en la década de los Cuarentas por un grupo de inversionistas, siendo el primer hospital privado en forma del país, funcionando efectivamente hasta 1986; el terrible terremoto de ese año dejó con muchos daños al edificio y por esto cerró sus puertas. En 1992 se vendió para convertirse en el Hospital Pro-Familia, funcionando bajo ese nombre hasta la fecha.


Fue don Andrés Molins, accionista importante de la Policlínica en ese entonces, quien trajo a las Hermanas Carmelitas desde Barcelona, donde ellas trabajaban en la Clínica “La Alianza”. Don Andrés solicitó a la Congregación de Carmelitas Misioneras que varias Hermanas viajaran a El Salvador para hacerse cargo de las área de enfermería y administrativa. El 30 de mayo de 1950 se logró el acuerdo con la Policlínica y el 29 de septiembre de 1953 vinieron al país las primeras 6 Hermanas: Victoria Larumbe de Santa Teresa, Patrocinio Garde de San José, María Ártasun de Jesús Crucificado, Victorina Zabalsa de Jesús, María Iciar Lazcano de San Juan Bautista y María Rosa Batisda del Buen Pastor. La Hermana María Dolores Guerra de San Simón Estoc vino en 1959 a reforzar al grupo.


Cuentan las Hermanas que en el contrato les asignaron, a cada una, un salario de 20 colones mensuales, que incluía alojamiento, alimentación y servicio de lavandería; además de hacerse cargo de la enfermería, desde el principio, la mera presencia de las Hermanas le impregnó a la Policlínica un testimonio de vida moral y religiosa.


Al pasar de los años fueron llegando otras Hermanas: Purificación, Dolores, Carmen, Matea, y otras que se me escapan de la memoria; recuerdo con mucho cariño a la Hermana María de Jesús, que era la jefe de sala de operaciones. De este grupo, todavía están en el país las Hermanas Purificación y Dolores, y para sorpresa de muchos, todavía muy activas, a sus 95 y 94 años, respectivamente.


En 1967 sucedió una tragedia: en un paseo al Puerto de Acajutla varias Hermanas subieron a una roca para tomarse una fotografía y una fuerte ola las sorprendió, botando al agua a la Hermana Patrocinio, que se ahogó en el percance. Como la Hermana Patrocinio era la directora, la Hermana María Purificación Barbarin llegó de España a llenar ese vacío.
Antes de su repentina muerte, la Hermana Patrocinio había iniciado los trámites para fundar la Institución Carmelitana, y no fue sino que, ya bajo la dirección de la Hermana Pura, el 15 de Noviembre de 1967 finalmente se fundó, firmando el acta las Hermanas Purificación, Concepción, Andrea, Dolores, Carmen, María Rosa, María de Jesús, María Dolores, Victorina, María Pilar , y Matea.

Durante mis últimos dos años como estudiante de medicina, trabajé como “Interno” en la Policlínica, lo que me sirvió para admirar el trabajo de las Hermanas y para llegar a cimentar una bonita amistad con ellas, especialmente con las Hermanas Pura, Dolores, Matea y María de Jesús.


Al cerrarse la Policlínica, las Hermanas se quedaron sin trabajo, y sin vivienda. Una persona allegada a ellas les prestó una casa en la Avenida Las Palmas en la Colonia San Benito, y fue cuando decidieron iniciar la “Obra Social El Carmelo”, con una clínica de atención básica en el Cantón Plan del Pino en Soyapango.

Cuenta la Hermana Dolores que salieron de la Policlínica con 7 colones en la bolsa y les tocaba caminar hasta el Salvador del Mundo y ahí tomaban el bus hasta el Reloj de Flores y de ahí, nuevamente, caminaban hasta Soyapango. Esta era su rutina todos los días, pero pronto los buseros comenzaron a reconocerlas y les dejaban hacer el viaje en el bus sin cobrarles.


En 1971, la familia Meléndez les donó, siempre en Soyapango, un terreno en lo que es hoy la Colonia Prados de Venecia y así comenzaron a construir ahí varios consultorios provisionales con donativos de las personas de la localidad. Gracias al Gobierno de Canadá, en 1987, se inició la construcción formal de la clínica, y, 6 años después, en 1993, con ayudas internacionales, se amplió iniciando los servicios de rayos X, odontología y laboratorio clínico.
Así, con donativos de personas altruistas, la clínica fue creciendo y aumentando sus servicios, llegando en la actualidad a contar la Clínica El Carmelo con lo siguiente: medicina general y especialidades como oftalmología, otorrinolaringología, ortopedia, neurología, urología y nefrología, dermatología, ginecología, pediatría, medicina interna, neumología, gastroenterología y coloproctología, cardiología, odontología, cirugía, endocrinología, reumatología, y hematología.

Para completar el diagnóstico, cuenta con: Tomografía Computarizada (TAC), Ultrasonografía, estudios cardíacos (electrocardiograma, ecocardiograma, pruebas de esfuerzo, Holter, MAPA), endoscopías digestivas, colposcopía, crioterapia, doppler, audiometría, espirometría, y otros.


Al día de hoy, la Clínica El Carmelo es una clínica de primera y cobra precios muy accesibles a la población de escasos recursos.

Desde hace un mes, mi esposa y yo estamos colaborando gratuitamente con las Hermanas, dando consultas de coloproctología; yo el médico, y ella mi asistente.


Además de la Clínica El Carmelo, la obra de las Hermanas Carmelitas, “de la Policlínica”, cuenta con la clínica original del Plan del Pino y otra en La Laguna, en Chalatenango; en ambas se da consultas básicas. En el terreno de la Colonia de Prados de Venecia, la Obra Social El Carmelo cuenta con una escuela que atiende a 1.400 estudiantes de primaria y secundaria, tienen una casa de retiros y un salón de múltiples usos, un campo de deportes completo para los estudiantes, y una escuela de panificación; también cuentan con una bonita casa que aloja a las Hermanas.


Actualmente hay 9 Hermanas Carmelitas en el país. De ellas, 3 atienden la clínica del Plan del Pino y 3 la de Chalatenango.

La Hermana Carmen, una dinámica y joven costarricense, es la Directora del grupo actual de Hermanas Carmelitas Misioneras. La Hermana Dolores es la supervisora de la clínica, y es asombroso cómo a sus 94 años tiene una privilegiada mentalidad y agilidad de su cuerpo. La Hermana Purificación está en un merecido retiro a sus 95 años de edad.


Deseo hacer un llamado a la Asamblea Legislativa: así como hacen reconocimientos a deportistas, diplomáticos, etc., sería más que justo que les diera a las Hermanas Carmelitas “de la Policlínica” un reconocimiento por la labor heroica que por 70 años han desarrollado para el pueblo de El Salvador. Ojalá lo veamos en un día no muy lejano.

Cirujano Coloproctólogo

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Cristianismo Opinión

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