La epilepsia y sus desafíos en tiempos de COVID-19

Cada segundo lunes de febrero se conmemora el Día Internacional de la Epilepsia, y en tiempo de pandemia es importante que esta población acate los consejos brindados por los especialistas.

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El color púrpura es el símbolo de la enfermedad porque representa la flor lavanda, asociada a la soledad que la gente con epilepsia experimenta. / Foto Por EDH-Shutterstock

Por Agencias

2021-02-07 5:30:40

La epilepsia es el trastorno neuronal que, después de la migraña, más consultas genera en los departamentos de Neurología. Sin embargo existe una gran falta de ayudas a los pacientes y sus familias; la investigación pública es poca o nula y el ‘ruido’ social y mediático en esta enfermedad es muy escaso.

A partir de 2015, el sector médico, organizaciones y afectados por la epilepsia lograron que cada segundo lunes de febrero se conmemore el Día Internacional de la Epilepsia, con el objetivo de educar a las personas de todo el mundo sobre esta patología neuronal que sufren aproximadamente 65 millones de personas en todo el planeta.

Esta concientización ha estado reforzada, durante el 2020 y este nuevo año, con recomendaciones propuestas por la Sociedad Española de Neurología (SEN) en torno al COVID-19 y con una minuciosa guía para los especialistas que estudian y abordan esta afección.

La epilepsia puede manifestarse de diversas formas, como espasmos musculares involuntarios, ausencias, convulsiones o sensaciones sensoriales, entre otras, pudiendo llegar a perderse la consciencia durante una crisis. Y, aunque la medicación es la principal forma de tratamiento, también puede provocar efectos secundarios no deseados, o incluso no resultar efectiva.

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La expectativa de vida de los pacientes con epilepsia se ve reducida entre 2 y 10 años, su tasa de mortalidad es entre 2 y 3 veces mayor que la de la población general y el 60 % de los pacientes asocian trastornos psiquiátricos, neurológicos o intelectuales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada diez personas sufrirá, al menos, una crisis epiléptica a lo largo de su vida.

La OMS ha reconocido la epilepsia como un problema de salud pública. Foto EDH / Shutterstock

“La epilepsia puede tener muchas causas, aunque la predisposición genética o padecer algún tipo de anomalía o lesión cerebral, suele ser las causas más habituales”, explicó el doctor Francisco Javier López, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología, (GESEN).

Esta situación se ve agravada por el hecho de que 1/3 de los pacientes son farmacorresistentes. “Esto supone que siguen teniendo una mala calidad de vida porque siguen teniendo crisis. Supone todo un reto”, indicó López. Esto obliga a la investigación de nuevos fármacos y técnicas quirúrgicas.

Avances médicos
A día de hoy, la investigación en esta patología avanza en dos campos. “Hay investigación en nuevos fármacos que busquen en sitios distintos de las células para poder atajar las crisis epilépticas”, comentó López.

La otra vía de investigación busca saber cómo funciona la crisis epiléptica en un paciente. “Se intenta saber cómo es la progresión desde que se inicia en unas células hasta que afecta al resto del cerebro para buscar una solución quirúrgica y ya no farmacológica”, añadió el neurólogo.

El avance en el conocimiento de esta patología permite que el paciente pueda vivir con normalidad. “Las consecuencias más notables de padecer epilepsia tienen que ver con la calidad de vida y aspectos sociales”, aclaró el doctor.

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Epilepsia y COVID-19
En estos meses de crisis sanitaria también se han podido establecer algunas relaciones entre la epilepsia y la COVID-19.

“Se han observado pacientes con COVID que tienen afectación del sistema nervioso central y puede haber casos de encefalitis que cursan con crisis convulsivas, es decir, las crisis epilépticas pueden ser el debut de la COVID-19”, expresó el neurólogo. No es algo frecuente, pero el coordinador del GESEN advierte que se han descrito algunos casos en las publicaciones estos meses.

En el caso de los pacientes epilépticos que se hayan contagiado de COVID-19, el doctor indica que ya por el hecho de tener fiebre, sobre todo si es muy alta, pueden empeorar sus crisis.

El confinamiento, el estrés y las preocupaciones son también factores que pueden agravar las crisis de los pacientes epilépticos.

Según especialistas una persona que tiene dos o más crisis convulsivas cumple el criterio de ser tratado por epilepsia.

CONSEJOS EN CASO DE INFECCIÓN DE COVID-19
* Tener suficiente medicación antiepiléptica en casa y no abandonar el tratamiento.
* En caso de aislamiento, el paciente con epilepsia debe estar vigilado estrechamente. Hay que asegurarse que puede comer, beber, dormir y tomar la medicación con regularidad.
*Si no se trata de una urgencia, se recomienda no acudir al hospital sin cita y contactar antes con su neurólogo.
*Será necesario un adecuado control de la temperatura. Al igual que ocurre con cualquier otra enfermedad febril, la infección por COVID-19 puede aumentar las crisis en una persona con epilepsia.
* Algunos medicamentos utilizados en el tratamiento de la COVID-19 pueden presentan interacciones con los antiepilépticos. Por ello, será necesario revisarlas a la hora de añadir o ajustar nuevos tratamientos.