“La adicción a los videojuegos va más allá de sentir pasión por los juegos de video. Es un patrón de comportamiento adictivo, en el cual jugar digitalmente o por video es la máxima prioridad en la vida de la persona. Esta adicción interfiere con la rutina diaria de la persona y afecta el bienestar mental y físico”, así define el problema de salud la doctora Angela Mattke, especialista en medicina para niños y adolescentes de Clínica Mayo.
A mediados de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la adicción a los videojuegos como una enfermedad mental. Los síntomas, según la OMS, incluyen una alteración de la capacidad de controlar el juego, una prevalencia del mismo sobre otros intereses y actividades hasta el punto que deriva en malestar o funcionamiento alterado y un comportamiento lúdico continuo pese a consecuencias negativas.
La doctora Mattke ofrece un cuestionario a los padres de familia o responsables de los hogares para detectar si un niño o adolescente padece adicción a los videojuegos.
¿Se ha retraído tu hijo de los deportes, clubes u otras actividades que no implican juegos de video?
¿Interactúa tu hijo principalmente con otros miembros de la comunidad electrónica de juegos de video?
¿Disminuye el rendimiento académico de tu hijo mientras el interés por los juegos aumenta?
¿Ocupa el juego la mayor parte del tiempo libre de tu hijo?
¿Alteran los juegos de video los patrones de sueño de tu hijo?