A nivel mundial, todas las personas están adecuándose a la nueva realidad de convivencia como resultado del COVID-19, donde uno de los principales factores a implementar es el distanciamiento físico.
Pero además deben sumarse otras acciones de prevención como: desinfectar las superficies, los zapatos, la ropa, las compras, lavarse las manos con agua y jabón o con alcohol gel y utilizar mascarilla, para formar una amplia barrera de protección que evite el contagio.
A pesar de estas medidas de seguridad, los expertos manifiestan que la posibilidad de adquirir la enfermedad por medio del contacto con una superficie o por aire, no es tan peligrosa; como la de relacionarse de forma social con las persona, y sobre todo la de hablar frente a frente.
Dentro de las investigaciones realizadas, se menciona que se necesitan 1,000 partículas de SARS-CoV2 para que se ejerza una infección. Por ejemplo, la tos transmite 3,000 gotas y viaja a 80 km/h, mientras que un estornudo incluye 30,000 gotas y pueden viajar hasta 200 millas por hora.
Por eso, estar a menos de un metro de distancia de una persona con síntomas respiratorios, es un riesgo de contagio, si no tienes protección adecuada. Por lo tanto, hablar directamente puede significar un contagio con solo cinco minutos de plática, es posible recibir una dosis que genere cierta infección.
Las personas que compartan un espacio, ya sea en una oficina o una habitación, tienen la posibilidad de infectarse del virus, si no tienen los cuidados necesarios que se mencionan antes, y esto incluye a las personas asintomáticas.
Pero eso dentro de las últimas recomendaciones se incluye que la separación entre las personas debe ser hasta de tres metros, para evitar el contacto con los fluidos que se emiten al conversar o al realizar una acción como toser o estornudar.
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Si bien las mascarillas ayudan a reducir la propagación, estas deben utilizarse de forma correcta.
Las personas que no muestran síntomas de COVID-19 también pueden contagiar la enfermedad, de ahí que en muchos países, así como en El Salvador, su uso es obligatorio, así como la recomendación de realizar el distanciamiento físico entre las personas.