La sopa de bagre de niña María, el sabor que se volvió un clásico en La Unión
Niña María Escobar lleva casi 30 años preparando una sopa que se ha convertido en parada obligada para quien visita este rincón del oriente salvadoreño.
Por
Marcella Palacios
Publicado el 30 de diciembre de 2025
En el mercadito de mariscos número 2 de La Unión, niña María Escobar ha convertido su sopa de bagre en una tradición culinaria que atrae a locales y visitantes desde hace casi 30 años. Preparada con mariscos frescos, guineo verde y hierbas como chipilín y orégano, su receta ha ganado fama por su sabor casero y su precio accesible: $5 por plato, con tortillas y acompañamientos. Más que un platillo, su sopa representa esfuerzo, historia y sabor auténtico. Una parada imperdible para quienes exploran el oriente salvadoreño en busca de experiencias gastronómicas con identidad.
En el corazón del distrito de La Unión, justo donde el bullicio del mercadito se mezcla con el aroma de mariscos frescos, una olla burbujeante guarda una receta que trasciende generaciones: la sopa de bagre de niña María Escobar. Esta especialidad, cocinada con dedicación y sabor casero, se ha ganado un lugar entre las experiencias gastronómicas imperdibles del oriente del país.
Quien llega al municipio de La Unión Sur y busca una muestra auténtica del sabor local, inevitablemente termina frente al puesto de esta comerciante, quien desde hace casi tres décadas ofrece su sopa a locales y visitantes. El secreto no está solo en los ingredientes, sino en la historia que los acompaña.

Un plato con historia, sazón y mucha dedicación
La receta nació de una amistad y del deseo de aprender. Fue una señora llamada Chepa quien le enseñó a niña María los primeros pasos. Desde entonces, ha perfeccionado la fórmula y ha alimentado a generaciones de unionenses. “Aquí crecí a mis hijos, y gracias a Dios, sigo aquí luchando”, cuenta con orgullo.
La sopa que prepara combina bagre fresco, jaiba, camarones, almejas y guineo verde, todo sazonado con chipilín, cilantro, orégano y apio. A esto se suma la opción de agregarle crema, al gusto del cliente. Es una mezcla sabrosa que no solo llena el estómago, sino que reconforta el cuerpo. No por nada, quienes la prueban aseguran que “levanta hasta al más débil”.

“Cuando la gente tiene fiebre, viene a sudar aquí”, dice entre risas la cocinera, mientras sirve generosamente un plato humeante acompañado de tortillas recién hechas, jalapeño, chile y cebolla. Todo por un precio accesible: $5 por porción.
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Una experiencia local con sabor auténtico
Más allá del sabor, visitar el puesto de niña María es vivir una experiencia de cercanía y hospitalidad. Ella misma recibe a los clientes, los atiende con amabilidad y conversa con quien tenga unos minutos para compartir. “Estamos acá con mucho amor, esperando a los que vienen de lejos y de cerca”, dice.

Aunque en los últimos meses el comercio ha disminuido, su clientela fiel sigue llegando. “Dios es el que manda aquí la gente”, afirma con fe. Su optimismo, su historia y la calidad de su sopa han convertido este pequeño comedor en un punto de referencia cultural y gastronómico de la zona.
Con un precio accesible, ingredientes frescos y un ambiente cercano, esta sopa no necesita estar en un restaurante gourmet para ser considerada una de las mejores del país. La calidez de niña María y su sazón la han convertido en un ícono local, y ahora, quizás también en tu próximo destino culinario.
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