¿Has probado la famosa poleada del Mercado San Miguelito? Doña Mercedes la prepara igual desde 1981
Durante 45 años, el sabor de la poleada de Doña Mercedes ha sido parte de la identidad del Mercado San Miguelito. Su receta, su historia y su esfuerzo han creado una tradición que sigue viva, generación tras generación.
Por
Leidy Puente
Publicado el 27 de noviembre de 2025
En el Mercado San Miguelito, la poleada de Doña Mercedes es una tradición que vos reconocés por su sabor casero y su historia. Desde 1981, ella ha mantenido viva una receta familiar que solo comparte con su hija, mientras ofrece atoles que marcan la rutina del lugar. Con su trabajo sacó adelante a sus tres hijas y creó un legado que endulza generaciones. Su puesto ha sobrevivido incendios y cambios, y sigue siendo un punto fijo para quienes buscan un sabor auténtico de San Salvador. Un testimonio de esfuerzo que convierte cada visita en un recordatorio de tradición y comunidad.
En el corazón del remodelado Mercado San Miguelito, en San Salvador, entre regateos y el aroma a frutas frescas, hay un puesto que no necesita anuncio para ser reconocido. Basta seguir el olor dulce que sale de dos ollas humeantes para dar con los puestos 725 y 726, donde Doña Mercedes Rubio sirve desde las 9:00 de la mañana la poleada más famosa del recinto.
No es cualquier negocio, es una tradición que ha sobrevivido al tiempo, a incendios, a reconstrucciones y a la vida misma.
Ella empezó a vender en 1981, a las afueras del mercado, con sus ollas de leche y su mezcla recién hecha. Era joven con necesidad, según recuerda, pero también con una enorme determinación.
“Yo empecé en la calle, así fue mi lucha”, dice con una sonrisa de satisfacción. Fue ahí donde entendió que la constancia podía convertirse en destino. Con cada vasito, se ganaba el día y, sin saberlo, empezaba a sembrar un legado.

Una receta que no se copia… se hereda
Mientras otros negocios cambian cada temporada, en el caso de Doña Mercedes casi todo sigue igual: la amabilidad de siempre, la olla grande y la sonrisa tímida con la que saluda a sus clientes más fieles. Pero lo que nunca cambia —y que nadie ha logrado imitar— es su receta.
“Esta poleada solo yo la sé hacer. Se la enseñé a mi hija porque es tradición familiar, pero de ahí no sale”, dice con firmeza.
Lee además: ¿Resaca? 8 lugares donde una buena sopa te devuelve la vida
Su poleada tiene esa textura espesa, ese sabor a hogar, ese toque que recuerda a las cocinas de antaño. Cada vaso cuesta $0.75 y también hay quienes prefieren degustar este manjar en un plato de morro.
Sin embargo, Doña Mercedes no solo prepara poleada. Su menú semanal es parte del ritual del mercado:
- Lunes: atol de marañón
- Miércoles: atol de elote
- Jueves: atol de piñuela
- Todos los días: la infaltable poleada y el inconfundible arroz en leche.
Los clientes ya lo saben. Muchos llegan preguntando “¿Qué sabor toca hoy, Doña Mereceditas?”. Ella responde con esa calma de quien ha vivido la vida junto a una hornilla encendida.

Tres hijas, una tradición y una historia de lucha
Lo más grande que ha cocinado Doña Mercedes no es la poleada, sino la vida que construyó con ella. Gracias a este puesto logró sacar adelante a sus tres hijas, a punta de madrugadas, jornadas eternas y manos cansadas. Dos de ellas son profesionales, y la tercera decidió seguir sus pasos, hoy vende en el mismo Mercado San Miguelito, en un puesto cercano, asegurando que la tradición no muera.
“Con esta poleada crecieron mis hijas, con esto comimos, con esto salimos adelante”, cuenta. Esas palabras resumen una vida completa. Para ella, el mercado no es solo un lugar de trabajo, es hogar, historia y supervivencia. Y cada cucharada de esta tradicional bebida de El Salvador lleva un poco de todo eso.
Quienes visitan el Mercado San Miguelito desde hace décadas saben que el lugar ha cambiado en reiteradas ocasiones. Ha atravesado momentos difíciles, incendios, remodelaciones, traslados temporales. Y aun así, hay figuras que permanecen. Entre ellas, Doña Mercedes.

Muchos clientes han crecido probando su poleada. Algunos eran niños cuando la conocieron, hoy vuelven con sus hijos y hasta con sus nietos. La historia de Doña Mercedes no solo está escrita en su puesto, sino también en la memoria de quienes la han acompañado durante 45 años.
“Aquí vamos a seguir mientras Dios nos dé fuerza”, dice ella mientras llena otro vasito. Su rutina no necesita planificar nada nuevo, sabe que, mientras abra su puesto, habrá alguien esperando su sabor.
Te recomendamos: Cinco lugares para comer buenos cocteles sin salir de la capital
Un legado que endulza generaciones
De esta manera, la historia de Doña Mercedes es la de miles de mujeres salvadoreñas que levantan a sus familias desde sus ventas en el mercado, pero también es única: su poleada no es solo un típico salvadoreño, es parte de la identidad del mercado. Una herencia que nació en la calle, encontró hogar en el San Miguelito y hoy continúa viva gracias al trabajo de madre e hija.

Para muchos, ella es simplemente “la señora de la poleada”. Pero quienes conocen su historia saben que es mucho más, es un ejemplo de fortaleza, tradición y una parte esencial de la historia cotidiana de San Salvador.
En un mercado donde todo se mueve, cambia y se transforma, la poleada de Doña Mercedes sigue siendo un punto fijo. Dulce. Conocido. Familiar.

TAGS: Antojitos típicos | Gastronomía | Mercado San Miguelito
CATEGORIA: Turismo | Sabores de El Salvador
