Así era el Turicentro Los Chorros en los años 90, un paraíso natural de agua fría

Ubicado en Lourdes, Colón, a 18 kilómetros de San Salvador, el Turicentro Los Chorros es uno de los íconos turísticos más queridos del país. Su historia se remonta al 17 de noviembre de 1958, fecha en que fue inaugurado como parte del Sistema de Parques Recreativos de El Salvador, convirtiéndose desde ese momento en un santuario acuífero y ecológico abierto al público.

Con pozas alimentadas por filtraciones del Volcán de San Salvador y una vegetación exuberante, el lugar ofrece un paisaje natural difícil de replicar.

Para quienes lo conocieron en los años 90, Los Chorros era un sitio donde todo giraba alrededor del agua fría, cristalina y abundante. Las fotografías históricas muestran con exactitud ese ambiente: paredes cubiertas de musgo, pequeñas cascadas bajando entre raíces y rocas, flores anaranjadas bordeando los senderos y una poza principal de tonos verde esmeralda que impresionaba por su claridad.

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Un destino favorito para excursiones y domingos familiares

Durante la década noventera, Los Chorros se consolidó como uno de los balnearios más concurridos del país. Era usual ver buses escolares llegando desde temprano, cargados de estudiantes que esperaban el cierre del año para pasar el día entre chorros de agua fría, juegos en la poza y almuerzos improvisados en las gradas de piedra.

Las familias salvadoreñas también tenían sus rituales, hielera con bebidas, pan francés, minutas, sandwiches envueltos en servilletas, sandías cortadas en el momento y radios portátiles sonando entre los árboles. Todo ese ambiente quedaba unido por el murmullo del agua, que nunca dejaba de escucharse.

Uno de los elementos más icónicos era el paso de losas de piedra que cruzaba parte de la poza principal. Ese pequeño puente natural se convirtió en uno de los lugares más fotografiados por los visitantes, niños saltando, familias tomándose fotos o grupos cruzando las losas como juego. Para muchos, ese detalle visual es parte esencial del recuerdo de Los Chorros.

El clima de Los Chorros era uno de sus mayores atractivos. A diferencia de otros balnearios, el lugar se mantenía fresco todo el día gracias a: la gran cantidad de árboles cubriendo los senderos, la humedad que emanaba de la roca, la sombra natural que rodeaba cada poza y las filtraciones constantes que formaban chorritos y pequeñas cascadas.

No era raro que los visitantes comentaran que, al llegar, sus lentes se empañaban debido al contraste entre el calor exterior y la frescura interna del parque. Las fotos antiguas muestran ese ambiente húmedo y verde, escaleras de piedra mojadas, caminos sombreados y follaje frondoso.

La poza principal, amplia y profunda, reflejaba tonos turquesa y verde oscuro dependiendo de la luz del día. Las pequeñas caídas de agua que descendían desde lo alto eran utilizadas por los visitantes para refrescarse, tomarse fotos o simplemente disfrutar del sonido relajante que producían al caer.

Un parque con un valor histórico y cultural

Mucho antes de los años 90, Los Chorros ya había sido escenario de momentos importantes. Entre ellos destaca su participación en el certamen Miss Universo 1975, cuando varias de las concursantes posaron en sus pozas y senderos naturales para sesiones fotográficas que recorrieron el mundo. Ese archivo se ha convertido en una joya visual y en una prueba del atractivo natural que el balneario tenía desde décadas atrás.

Ese capítulo reforzó la relevancia del sitio a escala internacional y lo consolidó como uno de los lugares más representativos del turismo salvadoreño durante décadas.

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La renovación anunciada

A pesar de su belleza, Los Chorros ha pasado por momentos de transformación. Estuvo cerrado por casi siete años debido a los daños provocados por los terremotos de 2001 y fue reinaugurado el 13 de marzo de 2008, con mejoras en infraestructura y accesos.

Ahora, el parque se prepara para una nueva fase. El ministro de Obras Públicas y Transporte, Romeo Rodríguez, anunció recientemente que Los Chorros será renovado como parte del proyecto de ampliación vial y la construcción del viaducto en la zona.

A través de su cuenta de X, compartió fotografías panorámicas del parque y su entorno natural, explicando que la intervención incluirá la remodelación completa del espacio recreativo.

Sin embargo, para quienes vivieron Los Chorros en los años 90, el parque representa un recuerdo imborrable, un lugar donde el agua fría, las piedras, las flores, las risas y los domingos en familia se mezclaban en un paisaje único. Era un sitio sencillo, natural y lleno de vida.

Hoy, mientras avanza su nuevo proceso de renovación, Los Chorros se perfila para recuperar —y posiblemente superar— ese esplendor que marcó a generaciones enteras. Un espacio que, más allá del tiempo, sigue siendo uno de los tesoros naturales más queridos de El Salvador.