Qué hacer en Santa Ana, cinco planes que no te podés perder
Catedral, lago, sabores tradicionales y aventura. Te contamos qué hacer en la “Ciudad Morena” en cualquier época del año.
Por
Leidy Puente
Publicado el 27 de agosto de 2025
Santa Ana es un destino que combina historia, naturaleza y gastronomía en el occidente de El Salvador. Su imponente catedral neogótica, iluminada por las noches, es una joya arquitectónica única. A pocos kilómetros, el Lago de Coatepeque ofrece paisajes turquesa y actividades acuáticas, mientras que el volcán Ilamatepec, el más alto del país, desafía a los amantes del senderismo con su cráter turquesa. El sabor local se disfruta con pupusas y los tradicionales “panes chucos” en el centro histórico. Además, balnearios y parques ecológicos brindan espacios familiares accesibles. Santa Ana es un destino perfecto para todo el año.
Santa Ana es mucho más que una ciudad de paso, es un destino vibrante que combina historia, naturaleza, gastronomía y aventura. Ya sea que la visités un fin de semana o en vacaciones, esta joya del occidente salvadoreño siempre tiene algo que ofrecer.
Desde su imponente catedral hasta el cráter turquesa del Ilamatepec, pasando por el sabor de sus clásicos “panes chucos” y la paz del Lago de Coatepeque, acá te compartimos cinco planes que no te podés perder en tu próxima visita.
1. Admirar la catedral iluminada por las noches
En pleno corazón del centro histórico, la Catedral de Santa Ana se impone con su estilo neogótico único en el país. Fue declarada patrimonio cultural en 1995, y desde abril de 2024 se luce con 246 luminarias que proyectan hasta las 2:00 a. m., gracias a una iniciativa impulsada por la alcaldía, el Ministerio de Cultura y la iglesia católica.
“El templo está muy bonito iluminado, pero lo más importante es la fe. Invitamos a todos a vivir la experiencia”, comentó el padre José David Guardado Calderón, párroco de la catedral.
Dentro de su arquitectura resguarda 28 imágenes religiosas, un altar de mármol y la campana “Ana”, consagrada en 1949. Es uno de los lugares más fotografiados y una parada obligatoria para quienes aman la historia y la arquitectura.

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2. Un día de relax en el Lago de Coatepeque
A solo 30 minutos del centro santaneco, este lago de origen volcánico es uno de los destinos naturales más hermosos del país. Ha sido nominado como una de las maravillas del mundo y, durante ciertos meses, su color se torna turquesa, dándole un toque mágico al paisaje.
Podés nadar, hacer kayak, jetski, tomar un ferry o simplemente relajarte en uno de los restaurantes con vista al agua. “Santa Ana está fortaleciendo su oferta con espacios naturales como el lago, que atrae cada vez a más visitantes nacionales y extranjeros”, explicó Roxana Portillo, jefa de la Unidad de Turismo de la alcaldía.
El almuerzo frente al lago, con vista al Volcán de Santa Ana en días despejados, es una postal que no falla.

3. Subir al volcán más alto de El Salvador
El Ilamatepec, o Volcán de Santa Ana, es una de las rutas favoritas para senderistas y amantes de la aventura. Con 2,381 metros sobre el nivel del mar, es el más alto del país y parte del Parque Nacional Los Volcanes.
La caminata dura entre 1.5 y 2 horas y es necesaria la compañía de guías autorizados. Para hacer la caminata debes ingresar al parque Cerro Verde, donde la entrada cuesta $1.50 para nacionales y $3 para personas extranjeras. La tarifa de un guía local puede variar entre $3 a $5.
El esfuerzo vale la pena, al llegar a la cima, un cráter color turquesa te espera junto a vistas impresionantes del Lago de Coatepeque y el Volcán Izalco.
Un plan perfecto si te gusta madrugar, caminar y llenarte de energía natural.

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4. Comer las delicias locales
Si hay algo que no podés dejar pasar en Santa Ana es su comida local. En los alrededores del Parque Libertad siempre hay algo rico, elotes locos, minutas, churros españoles, pupusas y, por supuesto, los tradicionales “panes chucos”.
Un clásico “pan chuco” consiste en un pan tostado abierto por la mitad, que incluye carne de soya o mortadela, acompañado por una mezcla de chimol triturado, repollo, mayonesa, salsa de tomate dulce y una “salsa secreta” picante que resalta su sabor.
También podés sentarte en lugares como el restaurante Simmer Down, especializado en pizzas artesanales, o darte una vuelta por las cafeterías del centro histórico.
“Es una tradición venir a comer aquí. Siempre hay alguien vendiendo algo rico”, dice don Ernesto, comerciante del centro desde hace más de 20 años. El sabor de Santa Ana también es parte de su identidad.

5. Refrescarte en un balneario o visitar un parque ecológico
Si preferís planes en contacto con el agua o la naturaleza, Santa Ana también tiene opciones accesibles y familiares. Estos son algunos de los más visitados:
- Balneario Apanteos, con piscinas alimentadas por nacimientos naturales.
- Apanchacal, ideal para pasar el día con la familia.
- Sihuatehuacán, con zonas verdes amplias, perfectas para descansar o hacer picnic.
- Parque Ecológico San Lorenzo, con una piscina para niños y dos pozas, senderos, área de zoológico y canchas.

La entrada a estos espacios ronda entre $1 y $3, por lo que son opciones económicas para grupos grandes. “Estamos apostando por rescatar estos espacios y que la gente los vuelva a visitar”, añadió Roxana Portillo.
Santa Ana, un destino con planes para todo el año
Ya sea que busqués cultura, naturaleza, comida o aventura, Santa Ana tiene todo para convertirse en tu próxima escapada en pareja o entre amigos. Y lo mejor, no necesitás esperar una temporada específica para disfrutarla.
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