La misteriosa historia que dio origen al Parque Nacional El Imposible
El Parque Nacional El Imposible es uno de los sitios naturales más impresionantes de El Salvador. Pero detrás de su nombre hay una travesía que marcó a generaciones de cafetaleros y que, hasta hoy, sigue despertando curiosidad entre los visitantes.
Por
Leidy Puente
Publicado el 13 de noviembre de 2025
El Parque Nacional El Imposible, en Ahuachapán, es uno de los tesoros naturales más importantes del país. Su nombre nació a inicios del siglo XX, cuando cafetaleros debían cruzar un barranco usando troncos como puente, una ruta tan peligrosa que provocó numerosas tragedias. En 1968, la construcción de un puente seguro “hizo posible lo imposible” y transformó la zona. Hoy es un santuario de biodiversidad con cientos de especies y senderos icónicos, incluido el antiguo paso original. Para visitarlo, se debe solicitar ingreso al MARN y pagar entre $3 y $6. El parque ofrece áreas para acampar y recorridos guiados.
Entre las montañas de Ahuachapán, en las elevaciones costeras del Pacífico, se extiende uno de los pulmones verdes más importantes del país: el Parque Nacional El Imposible.
Este bosque, que se abrió al público en 1977, es visitado por miles de salvadoreños y extranjeros cada año. Senderistas, observadores de aves, amantes de la naturaleza y viajeros en busca de aventura llegan hasta esta reserva para desconectarse del ruido y descubrir sus paisajes.
Sin embargo, pocos saben que su nombre nació de una historia marcada por el café, los barrancos y una ruta tan peligrosa que cambió el destino de la zona.
De acuerdo con la ONG SalvaNATURA, durante la primera mitad del siglo XX, antes de que existieran carreteras o caminos estables en la zona, los cafetaleros de Tacuba y sus alrededores utilizaban el bosque como una ruta comercial para transportar su café hacia el puerto de Acajutla.

El viaje se realizaba a lomo de mula y podía tomar horas atravesando cerros, quebradas y zonas de vegetación espesa. El punto más crítico del trayecto era un barranco profundo entre dos montañas, un corte natural que interrumpía el paso por completo.
Para cruzarlo, los lugareños colocaban troncos de árboles de un extremo al otro, improvisando un puente rudimentario por donde debían pasar las mulas cargadas con quintales de café.
El cruce era extremo, angosto y resbaladizo. La carga pesada, el terreno inestable y la falta de barreras de protección hacía que, en más de una ocasión, personas y animales cayeran al vacío junto con la mercadería.
La tragedia se repitió tantas veces que, con el tiempo, la zona comenzó a conocerse simplemente como “El Imposible”. Atravesarlo sin incidentes era una hazaña. Evitar que las mulas resbalaran era un desafío diario. Y para las comunidades de la época, aquel paso representaba un verdadero límite entre la vida y la muerte.
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Cuando dejó de ser “imposible”
La situación cambió hasta 1968, cuando el Estado construyó un puente de mampostería que finalmente permitió el tránsito seguro entre las montañas. Ese momento quedó grabado en la memoria de la zona con una frase histórica que se colocó en el lugar: “Año 1968: dejó de ser Imposible”. Décadas después, la reserva fue declarada parque nacional y protegida por su enorme valor natural y cultural.
Hoy, los turistas pueden visitar el famoso paso original, rehabilitado con el tiempo, mediante una caminata de aproximadamente 16 kilómetros dentro del parque. Es un recorrido exigente, pero uno de los más emblemáticos de todo el sistema de áreas protegidas.

Un santuario de vida silvestre
El bosque El Imposible no solo tiene una historia fascinante, sino también una de las mayores concentraciones de biodiversidad del país. La altitud varía entre los 250 y los 1,450 metros sobre el nivel del mar, lo que permite la coexistencia de ecosistemas que van desde bosques secos tropicales hasta bosques húmedos densos.
En este territorio viven:
- Más de 500 especies de plantas
- Al menos 100 especies de mamíferos
- 53 especies de anfibios y reptiles
- 285 especies de aves
- Más de 5,000 especies de mariposas
Sus caminos también sirven de refugio para especies en peligro de extinción y funcionan como una esponja hídrica que alimenta ocho ríos cercanos, manteniendo sus caudales incluso en la estación seca. A nivel ambiental, su aporte es vital para las comunidades que dependen de estas cuencas.
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El parque también resguarda al menos ocho sitios arqueológicos ubicados en distintas áreas de la reserva. Aunque la mayoría no está abierta al público, uno de ellos—Piedra Sellada, localizado en el cañón del río Venado—sí forma parte de los recorridos turísticos.
Se accede mediante una caminata de 10 kilómetros y en el sitio se pueden observar más de cien petrograbados con figuras como cúpulas, mariposas y círculos concéntricos. Se cree que estos grabados pudieron tener un significado ritual, artístico o simbólico.

Cómo visitarlo
El Parque Nacional El Imposible ofrece senderos de varios niveles, zonas para avistar animales y tres áreas designadas para acampar, con servicios como baños y mesas de picnic.
Para ingresar es necesario enviar una solicitud al Ministerio de Medio Ambiente (MARN), acompañada de un listado de visitantes (incluyendo menores y adultos mayores) al correo visitaanp@ambiente.gob.sv.
El horario de ingreso para visitas de día inicia a las 7:30 a. m., mientras que quienes desean acampar deben ingresar antes de las 3:00 p. m.
La entrada cuesta $3.00 para nacionales y $6.00 para extranjeros; estudiantes del sector público con carné pagan $0.50 y los de centros privados $1.00.
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