Joya de Cerén, una ventana a cómo era la vida maya cotidiana
Descubrí cómo vivía una comunidad agrícola en Joya de Cerén, el único sitio mesoamericano que muestra la vida cotidiana de un pueblo maya con asombroso detalle.
Por
Lissette Figueroa
Publicado el 18 de agosto de 2025
Joya de Cerén, en La Libertad, es el único sitio arqueológico mesoamericano que muestra cómo vivía una comunidad agrícola en 650 d.C. Sepultada por el volcán Loma Caldera, conserva casas, cultivos, utensilios, bodegas y un temazcal. Sus habitantes aplicaban técnicas agrícolas sostenibles y construcciones sismorresistentes con bahareque y palma. Hallazgos de cerámica de otras regiones revelan redes de intercambio. Declarado Patrimonio de la Humanidad, ofrece una visión única de la vida cotidiana maya. Está a 36 km de San Salvador, abierto de martes a domingo, con entradas desde $1 y guías disponibles para recorrer el sitio y su museo.
Joya de Cerén, en el centro de El Salvador, es el único sitio arqueológico mesoamericano que muestra cómo vivía una comunidad agrícola en el año 650 d.C. Sepultado por la erupción del volcán Loma Caldera, este sitio Patrimonio de la Humanidad ofrece algo excepcional: vestigios muy bien preservados de la vida diaria de un pueblo maya, desde sus casas hasta sus cultivos.
Michelle Toledo y Fabricio Valdivieso, arqueólogos salvadoreños que han procurado la preservación del sitio, coinciden en que su valor no está en las grandes pirámides, sino en revelar cómo se organizaban las familias, qué sembraban y cómo construían.
Durante años de investigación, se han encontrado campos de cultivo, utensilios de cocina, fogones, almacenes de maíz y frijol, así como un temazcal y una casa ceremonial vinculada a una mujer chamana, rodeada de plantas medicinales.
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Respecto a la manera en que este asentamiento subsistía, los expertos coinciden que las muestras arqueológicas de Joya de Cerén revelan una comunidad que trabaja con el fin de ocupar su entorno para crear sostenibilidad alimentaria, mostrando una forma de vida con una calidad muy superior a la que viven muchos habitantes actuales de Centroamérica.
En el caso de las siembras, algunas milpas fueron encontradas con tallos en crecimiento y otras con surcos recién sembrados. También, los habitantes de Joya de Cerén modificaron el terreno para aprovechar mejor el agua de lluvia.
A partir de esto, se puede comprender que los agricultores sembraban por fases, de forma escalonada, como aún se hace en muchos pueblos rurales de El Salvador. También se identificaron bodegas con vasijas que contenían alimentos almacenados.
Esto permite reconstruir cómo se organizaban como comunidad: una red de relaciones entre familias, campos, rituales y saberes ancestrales. Todo ello encapsulado como si el tiempo se hubiera detenido en un instante.

Pero esto no es lo único que se adapta al ecosistema que habitaban. En Joya de Cerén también se evidencia el conocimiento ancestral de ingeniería para la construcción de las casas. El Salvador es conocido por ser un país sísmico, y además, una tierra de volcanes activos, y según lo que se observa en Joya de Cerén, sus pobladores construyeron las edificaciones a partir de estas características.
El sistema constructivo con plataformas permitía que, ante cualquier movimiento sísmico, se moviera toda la estructura de forma más estable. Además, las viviendas estaban construidas con técnicas locales: paredes de bahareque, techos de palma y sistemas de iluminación natural que mantenían frescos los interiores y permitían la visibilidad.
A partir de las medidas de los accesos a las casas reflejan la estatura promedio de sus habitantes —entre 1.50 y 1.60 metros—, algo confirmado también por las huellas encontradas en los surcos de cultivo.
Uno de los hallazgos más reveladores es la presencia de cerámica que no era originaria del Valle de Zapotitán, sino que corresponde a estilos elaborados en otras regiones del actual territorio salvadoreño. Esto sugiere que Joya de Cerén mantenía vínculos de intercambio con comunidades vecinas, posiblemente del occidente y oriente del país. Estas piezas foráneas son evidencia de una red regional de interacción en la que esta aldea participaba activamente.
No se trataba de una aldea aislada, sino de un asentamiento que participaba activamente en la circulación de bienes, saberes y relaciones culturales. Joya de Cerén era, en muchos sentidos, un asentamiento estratégico y resiliente dentro del mapa prehispánico mesoamericano.

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Información práctica para tu visita a Joya de Cerén
¿Dónde está?
Joya de Cerén se ubica en el cantón del mismo nombre, en el municipio de San Juan Opico, La Libertad, a solo 36 km de San Salvador.
¿Cómo llegar?
Desde la capital, tomá la carretera Panamericana hacia el occidente (dirección Santa Ana) y seguí el desvío a San Juan Opico. Hay rótulos hacia el sitio arqueológico. Si vas en bus, tomá la Ruta 201 desde la Terminal de Occidente.
Horarios:
Martes a domingo, de 9:00 a. m. a 4:00 p. m. (cerrado los lunes)
Precios:
Si querés conocer este sitio único, la entrada es bastante accesible. Los salvadoreños pagan solo $1, los visitantes de países centroamericanos $2, y el precio para turistas de otras partes del mundo es de $3. Si llegás en carro, el parqueo tiene un costo adicional de $1.50.
Además podés visitar el museo del sitio, y hay guías disponibles para darte recorrido.
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