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Oscar Picardo El Diario de Hoy

Religión, iglesias y fe: Entre el sincretismo y la sinodalidad

El Salvador es un país profundamente religioso, cuya historia está marcada por una fuerte presencia del catolicismo y un crecimiento exponencial del evangelismo en las últimas décadas.

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Por Óscar Picardo Joao
Publicado el 03 de agosto de 2025


Primero, aclaremos conceptos: 1.- La religión –Lat. religio, religare"= volver a atar, unir- es un sistema de creencias, prácticas y rituales litúrgicos que involucra la relación de los seres humanos con lo divino, lo sagrado, o lo trascendental. Implica la búsqueda de significado, valores morales, y un sentido de comunidad, a menudo a través de la adoración de una deidad o fuerzas sobrenaturales. 2.- Iglesia –Gr. ecclesia= asamblea- es comunidad espiritual que reúne a los fieles que profesan la misma doctrina, celebran los mismos ritos y siguen una estructura religiosa común. 3.- Fe –Lt. fides = confianza-, es un tipo de conocimiento o certeza, incluso sin pruebas o evidencia, que guía o motiva a los sistemas de creencias de una persona en base a lo trascendente.

El Salvador es un país profundamente religioso, cuya historia está marcada por una fuerte presencia del catolicismo y un crecimiento exponencial del evangelismo en las últimas décadas. Las transformaciones religiosas no solo modifican la espiritualidad de la población, sino que también afectan estructuras sociales, políticas y comunitarias.

En gran medida, las religiones, iglesias y la fe, condicionan diversos aspectos de la vida de una nación; incluyendo la política o la economía. Por ejemplo, tanto la providencia católica y el valor de la pobreza, refuerzan sistemas basados en la esperanza futura de un reino de los cielos en dónde prevalecerá la justicia y el bienestar, lo que permite cierta tolerancia ante los problemas presentes. Por otro lado, la predestinación luterana -en naciones genuinamente protestantes- promueve una cultura de prosperidad y bienestar como signo de salvación. Esto explica, en gran medida el diferencial de desarrollo económico en naciones fundadas sobre el protestantismo y el catolicismo.

Una religión, una iglesia y una fe “acrítica, manipulable e infantilizada” es peligrosa para una nación y una herramienta para los políticos perversos. Sobre todo. cuando existe un uso instrumental de Dios, de la religión y de la fe de la gente.

Según el estudio sobre religión en El Salvador realizado en 2022 bajo la dirección de Timothy Wadkins, Director Institute for Global Engagement de Canisius College, NY: Un 98% de los salvadoreños (as) creen en Dios. 44% son católicos y 40% evangélicos (cifra que se ha desbalanceado en los últimos años a favor de los evangélicos en un 3%), 1.5% son de otra religión, y 0.5% son ateos o agnósticos. (Entre 1988 y 2020 aproximadamente, la proporción católica cayó de 67 % a entorno al 41–42 %, mientras que los evangélicos aumentaron del 16 % al 36–44 %)

Los Evangélicos pertenecen a las siguientes iglesias: 24.3% Asambleas de Dios, 36% otras, 7.7% Elim, Bautistas amigos de Israel 9.2%, Tabernáculo de avivamiento 2.1%, testigos de Jehová 2.5%, adventistas 4%, Iglesia de Dios 8.6%, luterana 0.2%, Bautista 3.1%, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días 2.1%. Solo en el 40.6% de estas iglesias hay mujeres pastoras.

El pentecostalismo ha sido una fuerza clave en El Salvador, creciendo a aproximadamente 40 % de la población, con grandes congregaciones como el Tabernáculo Bíblico Bautista y la Misión Cristiana Elim, cada una con más de 80 000 miembros. El crecimiento también se observa en miles de iglesias pequeñas, grupos carismáticos y congregaciones independientes centradas en sanación, lenguaje espiritual y culto emocional.

Los católicos se congregan en los siguientes grupos o movimientos: 70.1% no pertenece a ningún grupo; 10.2% Renovación carismática; 0.7% Neocatecúmenos; 0.4% Opus Dei; 2.9% Encuentros matrimoniales; 6.8% Comunidades Eclesiales de Base. Sólo el 59.5% de los católicos son practicantes. Un 63.1% de los encuestados colabora con su iglesia mensualmente, con una media de US$ 14. Los dogmas clásicos o preceptos religiosos –milagros, paraíso, vida después de la muerte, el mal o satanás, salvación, lectura de la biblia etcétera- son aceptados por el 90% de los creyentes. 32.5% de los encuestados rechazan la idea de mujeres pastoras o sacerdotisas. 32.9% conocen a alguien que ha roto una relación de dependencia de alcohol o drogas gracias a la iglesia. 53.6% manifiestan que la iglesia no debe involucrarse en problemas o conflictos sociales

Según el VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda realizado en 2024, El Salvador cuenta con 26,626 infraestructuras destinadas a centros religiosos, lo que representa aproximadamente el 0.7 % del total de edificaciones del país. De la iglesia católica son 446 templos en 470 parroquias. En la iglesia evangélica existen formalmente 322 instalaciones y cerca de 1,253 de otras edificaciones menores de otras denominaciones. 

Católicos tienen dos universidades vinculadas, una diocesana UNICAES y otra de inspiración cristiana (UCA) más algunos institutos de educación superior especializados (Ágape y Espíritu Santo); más una significativa cantidad de colegios de órdenes y congregaciones religiosas, p.e Externado, salesianos, maristas, etcétera. En el mundo evangélico se identifican tres instituciones universitarias afines UEES, ULAES y UCAAD, y un número importante de colegios.

En este escenario también se debe reconocer a la Iglesia Episcopal Anglicana, la cual tiene un rol activo con un enfoque cristiano más progresista, altamente ecuménico y una profunda sensibilidad social. Tienen presencia o parroquias en San Salvador y Soyapango. Se caracteriza por su fidelidad a las Escrituras, su celebración de los sacramentos, su estructura episcopal, su rica tradición, su flexibilidad intelectual y su compromiso con la vida de oración y la misión.

Las comunidades judías e islámicas son minoritarias pero crecientes

El islam en El Salvador es una religión minoritaria, pero con una presencia creciente en los últimos años. Se estima que hay entre 500 y 1,000 musulmanes en El Salvador, aunque no hay cifras oficiales precisas, ya que el censo nacional no incluye preguntas específicas sobre religión minoritaria. La mayoría son inmigrantes o descendientes de inmigrantes de países como Palestina, Líbano, Siria o Pakistán. También hay salvadoreños convertidos al islam, principalmente jóvenes interesados en la espiritualidad islámica o el estudio del Corán o comparado de religiones. Hay al menos dos centros islámicos activos en El Salvador: Centro Islámico Salvadoreño (San Salvador): afiliado a la escuela sunita, organiza oraciones semanales, clases, actividades sociales y el rezo del viernes (Yumu‘ah). Comunidad Musulmana Ahmadía: aunque minoritaria dentro del islam global, tiene presencia en San Salvador y realiza labor de difusión y actividades comunitarias.

La presencia judía en El Salvador se remonta al siglo XIX, con inmigrantes sefardíes provenientes de España y Alsacia, seguida por judíos asquenazíes llegados entre los años 1930 y 1940. Durante la Segunda Guerra Mundial, El Salvador otorgó documentos de nacionalidad salvadoreña a judíos en Europa, gracias al diplomático José Arturo Castellanos, lo que ayudó a salvar a unas 40,000 personas, siendo reconocido como "Justo entre las Naciones" por Yad Vashem.

Antes de la Guerra Civil, se estima que vivían en el país alrededor de 120 familias judías; muchas emigraron durante el conflicto de los años 80 debido a la violencia interna. En años recientes, la comunidad se ha reducido a entre 35 y 70 familias (alrededor de 130 a 500 miembros).

La comunidad judía se reúne en diversos espacios: La tendencia conservadora o masortí, en la sinagoga y centro comunitario en el barrio San Benito. Beit Israel (San Salvador, desde 2013) Comunidad ortodoxa/sefaradí con aprox. 70 familias en 2024. Beit Shemaya & Avtalion (Armenia, Sonsonate) comunidad emergente fundada en 2005, con unas 45 familias (150 personas), que vive alrededor de la sinagoga y practica judaísmo observante. Comunidades emergentes en otras zonas: En lugares como Cara Sucia, La Libertad y San Marcos, nacen comunidades ortodoxas apoyadas por Kulanu y Shavei Yisrael; están reconectando identidades ancestrales de Bnei Anousim y ampliando prácticas rituales locales.

Finalmente vale la pena destacar algunos rasgos eclesiales importantes: La figura de San Óscar Romero; el fenómeno del martirio en la época del conflicto, que se abre con el P. Rutilio Grande sj y se cierra con los mártires de la UCA; la presencia del Cardenal Gregorio Rosa Chávez; la importancia de los patronos, principalmente, el Salvador del Mundo, Nuestra Señora de la Paz y Señora Santa Ana. Y un “sincretismo” profundo que fluye como ADN de la sociedad, generando ciertas contradicciones morales (pese a lo religioso 2 de los 10 sitios más visitados en Google por los salvadoreños son de pornografía). 

El sincretismo es un término que describe la fusión o combinación de diferentes sistemas de creencias, ideas, o prácticas religiosas, a menudo resultando en nuevas formas o elementos religiosos o culturales.

También se identifica en el mundo rural la “sinodalidad”, un concepto teológico y eclesial que se refiere a la forma de ser y actuar de la Iglesia como Pueblo de Dios en camino, donde todos sus miembros participan activamente en la vida y misión de la Iglesia.

La religión en El Salvador sigue siendo un pilar clave de la vida nacional. El crecimiento del evangelismo y la persistencia del catolicismo configuran un mapa religioso diverso, que influye en lo cultural, lo social y lo político. En tiempos de crisis o incertidumbre, las iglesias representan refugio, pero también tienen el reto de ser motores de transformación social con una visión integral.

Director Editorial

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