¿Qué pasará con los 40,000 contratados que se dice son activistas?

No costará mucho reducir las dependencias a lo necesario: si sus nombramientos son a partir del clepto-régimen de Funes y, sobre todo, viendo quienes sólo llegaban a cobrar

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El embajador de Gran Bretaña, Bernhard Garside, al momento de ser nombrado “Noble amigo de El Salvador”. Foto EDH /Jorge Reyes

Por El Diario de Hoy

2019-06-05 7:15:59

Las oficinas y dependencias estatales padecen de hidrocefalia aguda, a raíz de la creación por Funes —el mismo procesado por el saqueo de $351 millones de las arcas del Estado— de más de cuarenta y tantas mil plazas para que los efemelenistas las llenaran con activistas, parientes y amigatelas, con salarios de hasta cinco mil dólares, según se denunció en su momento.

No costará mucho reducir las dependencias a lo necesario: si sus nombramientos son a partir del clepto-régimen de Funes y, sobre todo, viendo quienes sólo llegaban a cobrar, las plazas pueden suprimirse, pero respetando al personal eficiente y el debido proceso. Tampoco debe ser una cacería de brujas ni un procedimiento indiscriminado sólo porque fueron contratados en esta última década. Un abuso no se puede castigar con otro abuso.

Para llenar posiciones en la administración pública —cargos que pagan los contribuyentes, que somos todos— lo propio es someter a los aspirantes a pruebas de capacitación, incluyendo experiencia previa, estudios realizados, apariencia, disposición y hasta modales.

Algunos dirán que los midan a todos con la misma vara para garantizar que los aspirantes tendrán “igualdad de oportunidades”, una expresión de la que se ha abusado, no para elegir a los mejores, sino a mediocres o menos que eso.

Cuando en las universidades se somete a los estudiantes a pruebas de ingreso, se escoge al más capacitado, al que tenga reales deseos de superarse y luche por ello, sin estorbar la buena marcha de los cursos.

No valorar ese sabio principio es una de las causas del desastre económico de Cuba y de los regímenes totalitarios: “como todos son iguales”, todos reciben igual salario, lo que mata los incentivos para dar lo mejor de sí, para estudiar, capacitarse, efectuar el esfuerzo extra.

Dar puestos públicos a correligionarios y parentelas lo ilustra el caso de un barburchín que hasta a la señora colocó como directora de una dependencia oficial de importancia, donde lo que seguro hacía era firmar lo que le llevaban para firma… En CEPA duplicaron el número de plazas; depurar la autónoma no costará mucho, pues simplemente se revisan los últimos nombramientos y se suprimen las que sea el caso.

La clave será nombrar personal idóneo y eficiente en lugar de parásitos

Escoger a los más idóneos es la práctica de rigor en el mundo del trabajo, pues hasta los hijos y cercanos parientes tienen que demostrar capacidad para continuar en sus puestos.

La lógica del esquema es irrefutable: cada empresa, negocio, taller, comercio tiene que competir contra otros, por lo que no puede darse el lujo de tener en su personal a rémoras, a irresponsables, a pícaros. Y esto es así porque al salir al mercado no habrá lástima para los que no sudan la gota, a menos que tengan patentes y esto no necesariamente pues otros pueden contar con similares y dar batalla.

En los difíciles tiempos que venimos pasando, muchas empresas se han visto forzadas a hacer recortes de personal, lo que siempre duele mucho. Es la tragedia de países que optaron por políticas ruinosas, o les obligaron a ellas, como sucedió en este suelo.

Lo que es una faceta de gran orgullo para los salvadoreños son los esfuerzos que hacen los padres de toda condición económica, para capacitar a sus hijos, viendo cómo empleados de modesto nivel o de casa logran titular profesionales.

El consejo a esos padres es que se ocupen de que sus retoños opten por carreras con demanda.