Con la alteración de las rutinas, a las cosas que estábamos acostumbrados, la vida en tiempos de COVID-19 se ha vuelto bastante extraña. Hasta los que continuamos trabajando sentimos que mucho ha cambiado. La relación con nuestros compañeros de trabajo es ahora muy diferente. Tal vez algún comentario con el que está cerca, una opinión o una broma, y luego a imbuirnos nuevamente en el trabajo.
El trabajo distrae y el saber que se es útil a los demás reconforta, pero estamos lejos de lo que era normal. Pasamos también más en casa, abstraídos en gran medida, con la mente ocupada en muchas cosas. Los humanos somos seres sociales y sentimos la necesidad de interaccionar con otros, necesitamos la cercanía física, las actividades en grupo. Este aislamiento y el distanciamiento social nos perturba grandemente. Pero la realidad se impone y debemos cumplir con las recomendaciones por nuestra seguridad, aunque sean contrarias a la propia naturaleza.
El uso del Internet y las redes sociales se ha convertido en la actividad más prevalente y ocupa buena fracción del tiempo libre. Es una alternativa a la inactividad. Pero como muchas otras cosas puede ser un arma de doble filo. Así como nos puede servir para entretenernos y estar al día con información relevante puede también afectar la concentración y perjudicar actividades más importantes. La información es útil sin duda, pero el estar pendiente de todo lo que ocurre llega a alterar el equilibrio psíquico. Muchas personas prácticamente se intoxican de información, revisan continuamente las últimas noticias de los temas que les preocupan, a veces buscando alguna señal positiva, algo de consuelo, sólo para terminar más preocupados. Revisando sitios especializados en internet sobre recomendaciones para la salud mental en esta situación de pandemia y oyendo opiniones de expertos, todos concuerdan en aconsejar que la dosis de información y noticias debe ser medida y que una sobredosificación agrava los estados de ansiedad o puede provocarlos.
Las personas tienen diferente nivel de resistencia en situaciones de emergencia, habiendo algunos muy fuertes en este sentido, pero otros tienen un nivel de tolerancia bajo. Es algo que debe tomarse muy en cuenta. Para la mayoría no es necesario estar pegados a la computadora o celular para conocer las noticias casi en tiempo real, si de todos modos tarde o temprano todos nos vamos a enterar de los eventos más destacados.
El estrés altera negativamente el sistema inmune y en la actual situación ese es precisamente el punto. Algo muy recomendable para disminuir el nivel de estrés es la práctica de un hobbie. Debemos buscar uno. Un hobbie es una actividad que nos interesa y entretiene. No debe estar relacionado con el trabajo o con lo que hacemos todos los días; es algo que capta nuestra atención completamente, una actividad que podemos hacer por horas sin aburrirnos. Como cada uno tiene diferentes intereses hay que buscar el que se adapte mejor a nuestros gustos y fantasías. También todos tenemos habilidades que por causa de nuestro trabajo no hemos desarrollado a plenitud. Este es un buen tiempo para hacerlo. La práctica de una actividad que nos llega a apasionar es un muy efectivo desestresante y una alternativa muy saludable a estar horas pendientes de las noticias.
Ante este distanciamiento forzoso, pero desgraciadamente necesario, se impone hacer cosas especiales. Es una recomendación simple, pero a veces las cosas simples son las más efectivas, y las más fáciles de seguir.
Médico Siquiatra.