Reflexiones a mitad de 2025
Como nada, llegamos ya a la primera semana del segundo semestre de este 2025 que avanza sin detenerse. En medio del ritmo acelerado del día a día, muchas veces no nos damos cuenta de todo lo que ocurre en esta época que vive la humanidad.
Entre abril y el último día de junio, hemos sido testigos de múltiples cambios —algunos notorios, otros pasaron casi desapercibidos. Vivimos en una era de sobreinformación que nos abruma, donde a menudo no sabemos a qué prestar atención y qué dejar pasar. En abril, por ejemplo, vivimos momentos históricos: la Semana Santa coincidió con la muerte del Papa número 266, Francisco, y la elección de su sucesor, el Papa 267, León XIV, de origen estadounidense.
A nivel global, también han marcado la agenda las masivas deportaciones desde Estados Unidos, la implementación de nuevos aranceles en distintas regiones del mundo, así como los conflictos bélicos en curso: la guerra entre Palestina e Israel, la invasión de Rusia a Ucrania, y el reciente ataque de Estados Unidos a Irán.
En lo personal, como siempre, mis intereses están ligados a temas como la salud pública, la salud mental, los asuntos religiosos, el medio ambiente, la cultura y las tradiciones. En el ámbito de salud pública, vale destacar las alertas por el incremento de casos diagnosticados de tuberculosis, así como el preocupante aumento de accidentes de tránsito, especialmente de motociclistas. Se estima que en nuestro país ocurre un accidente con motociclista involucrado cada dos horas.
Otro tema clave en este semestre ha sido la plaga del gusano barrenador, detectada en los últimos meses. También ha cobrado relevancia la llamada tripledemia, es decir, la circulación simultánea de tres virus respiratorios: la gripe (influenza), el Covid-19 y el virus respiratorio sincitial (VRS). A esto se suman reportes de brotes de sarampión, y una posible situación de seis casos de poliomielitis en California, Estados Unidos.
En cuanto a los accidentes de tránsito, me permito citar al experto Andrés Espinoza: “Lo que más me preocupa es que, parece, a nadie le preocupa el tema del caos del transporte”. Y es cierto. Este problema afecta de forma directa la calidad de vida de quienes a diario sufrimos el tráfico, aunque mantenemos la esperanza de que algún día se encontrará una solución.
Otro hecho que impactó especialmente al sector salud fue el suicidio de un médico, caso que generó preocupación y nos recordó la urgencia de atender la salud mental. A menudo normalizamos el malestar emocional como parte del día a día, sin reconocer sus riesgos. Este semestre nos deja una reflexión importante: “El suicidio no pertenece a ninguna clase social, nivel académico o cultural. Siempre hay señales de advertencia, gritos de ayuda, y debe aparecer la empatía y la compasión como puentes hacia quien cree que quitarse la vida es la única salida”.
Que este semestre que inicia tome el ritmo que deba tomar. Que no caigamos en la taquipsiquia —también conocida como el síndrome del pensamiento acelerado—, sino que vivamos los meses restantes del año con un ritmo más sereno.
Como dijo Viktor Frankl: “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”, en su libro El hombre en busca de sentido.

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