PUESIESQUE…la actual administración presidencial (CAPRES), a través de sus empleados que ocupan curules en la Asamblea Legislativa (AL), ha decidido profundizar la represión judicial y la persecución política, y lo hace a través de acciones que cumplen, al mismo tiempo, dos objetivos: tanto cortinas de humo a través de espectáculos de mal gusto-, como acciones represivas.
Así, tanto las circo-comisiones legislativas (de ong´s, de sobresueldos y ahora de antejuicio) como las acciones judiciales contra voces críticas, persiguen: por un lado, distraer la atención de los medios de comunicación y de la población (para que dejemos de reclamar contra la desidia estatal frente a la tragedia de desaparecidos, la negativa a investigar la galopante e imparable corrupción, la desatención a las necesidades más apremiantes de la población más vulnerable, el desmantelamiento de las instituciones democráticas); y, por otro lado, estigmatizar a los ciudadanos no adoradores del falso ídolo e, incluso, aprovechando que la justicia está capturada, perseguir y amenazar a cualquier persona que exprese una crítica o, peor todavía, se reprime a quien simplemente divulga un mensaje generalizado sobre la urgencia de la moral y la coherencia entre la clase política.
Así, las sesiones de las circo-comisiones únicamente han servido para demostrar, una vez más, la malcriadez, patanería e incapacidad de los diputados cianos, pues montan un espectáculo que solo puede calificarse de show bufo, que ocupan para distorsionar declaraciones e insultar y ofender a testigos: es evidente que ni están haciendo ninguna investigación (pues preguntan sobre temas totalmente ajenos); ni tienen idea de cómo se formulan las preguntas en una investigación parlamentaria (se dedican a deformar declaraciones, a gritar, a denostar).
Los diputados cianos se creen, como decíamos en el barrio, cuilios interrogando a un detenido: con franqueza, los diputados cianos son un vivo ejemplo para la ciudadanía, sobre todo para los jóvenes, sobre cómo NO deben comportarse.
Durante la semana pasada, en las sesiones de la circo-comisión de antejuicio, los diputados cianos se dedicaron, además de ofender, a distorsionar las palabras y declaraciones de los testigos y, como ya están agarrando práctica en esa maña, ahora se rasgan las vestiduras y, como si se tratara de plañideras en una obra de García Lorca, hacen un escándalo sobre un tuit totalmente inocuo.
El tuit que se cuestiona por el oficialismo, publicado por la investigadora Jeannette Aguilar, citando otro tuit de una cuenta de apariencia informativa pero sin que lo sea, solo dice: “Como dice Pepe Mujica, el gran problema de muchos políticos es que quieren vivir como una minoría y no como la mayoría a la que deben representar”.
La realidad es que, por una parte, independientemente de la veracidad o no del tuit original, en el mismo no se hace ninguna imputación injuriosa u ofensiva contra una diputada de la bancada oficialista y, por otra parte, el tuit de la investigadora, analizado tanto individualmente como en su contexto, no es un respaldo al tuit de la cuenta chafa, ni tampoco contiene una crítica o un cuestionamiento, menos a una persona en concreto e, incluso, no está informando de nada: se trata solamente de una reflexión general.
Así que, ni de lejos, la publicación de Jeannette es constitutiva de un hecho ilícito, ni civil, ni penal: solo se consignó una reflexión sobre la clase política, sobre la necesidad que los políticos se comporten en consideración al pueblo que representan.
Cualquier juzgador o tribunal mínimamente decente e independiente debería rechazar de plano, ni siquiera admitir, cualquier acción judicial por una publicación como la que hizo la licenciada Aguilar: lo contrario sería una seria violación a la libertad de expresión.
Por ello es por lo que en realidad, el anuncio de acciones judiciales contra la licenciada Aguilar es exclusivamente un ejercicio de prepotencia a través de un espectáculo, pues con ello el oficialismo quiere, amén de montar otra cortina de humo, demostrar que controla a los jueces y, al mismo tiempo, envía un mensaje de intimidación contra ciudadanos que examinan y cuestionan las acciones gubernamentales.
?Sabemos que es un espectáculo, pero en todo caso, es un peligro contra la ciudadanía, pues lo que están haciendo los diputados cianos es un intento de ROBARNOS LA PALABRA, es un esfuerzo más para callarnos. Pero, como he repetido, #NoNosCallarán.
?P.D: con franqueza, lo preocupante es que un político se sienta ofendido por el tuit de la licenciada Aguilar, pues significa que se siente aludido. Como dirían en mi pueblo: “pachito estaba el río”.