Un plan estratégico del ministerio de Educación, entre lo urgente e importante

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Por Ricardo Bracamonte

2021-09-24 6:00:08

La lectura pormenorizada del Plan Estratégico Institucional (PEI) del Ministerio de Educación para 2019-2024, mejor conocido como PLAN TOROGOZ, posibilita una conclusión: parece que hubiera sido escrito por manos diferentes: unas preocupadas por la urgencia de responder a los efectos de la inesperada y radical pandemia del COVID 19 a través de la educación multimodal; y otras, más estratégicas, preocupadas por la importancia de reorganizar el sistema educativo en torno a los intereses del estudiante y de la comunidad.

La prioridad número 6 del TOROGOZ plantea que “Las instituciones escolares, deben permitir y promover una participación más amplia e incidente de sus principales actores educativos”, en donde el rol de madres, padres y encargados de los estudiantes sea clave para alcanzar el éxito educativo de los estudiantes. Es decir, una acción corresponsable entre ellos y los docentes; y concluye: “Así los estudiantes descubrirán la coherencia, entre lo que la escuela promueve, lo practicado en casa y la comunidad”.

Pero hay un párrafo más concluyente, aún: “Por lo general, siempre se considera al estudiante como sujeto de la educación, pero en una condición inactiva, donde los directivos disponen lo que ha de aprender, cómo ha de aprenderlo, en qué medida, con qué propósito, etc., como si los estudiantes no contasen o no tuvieran opinión sobre la configuración de sus propios itinerarios pedagógicos de formación.

La formación permanente en liderazgo estudiantil, puede permitir mayores niveles de involucramiento y participación de los estudiantes en su hacer y estar en la escuela; el establecimiento de variadas organizaciones escolares en las que puedan involucrarse; proyectos comunitarios de los que puedan formar parte, pueden convertirse en opciones más amplias para dirigir positivamente, las energías infantiles y juveniles de nuestros estudiantes”

Esto es lo estratégico: visitar las escuelas y conocer la realidad actual del estudiante. Los técnicos del nivel central del MINEDUCYT deben ir a terreno a empaparse de la realidad de las escuelas y las comunidades; a conocer sus necesidades “del sujeto de la educación” y desde ahí, de manera ordenada saltar a la planificación. Pueda ser que la multi-modalidad quede relegada a sólo un recurso que se integre a un objetivo mayor. Pueda ser que la profesionalización de docentes y directores adquiera más sentido cuando se entienda que el centro educativo, el aula y en especial el binomio maestro- estudiante, constituyen la unidad básica en torno a cuyo servicio gira el sistema educativo.

Pueda ser que la transformación curricular que anuncia el TOROGOZ se cargue de mayor significación a partir de lo que requiere la escuela para que el “estudiante sea el sujeto del sistema educativo”. Pueda ser que la práctica del futuro docente se oriente a convertirse en gestores del aprendizaje del estudiante y no en “dadores de clase”. Que el último año de su formación recorran y vivan el “territorio educativo”, supervisados, por ejemplo, por el Instituto de Formación Docente (INFOD) y no solo por la entidad que lo forma.

Nuevo director y nuevo docente en la ruta transformadora hacia la democratización de la escuela. Ese es el punto. Dar más autonomía de gestión al centro escolar, pero al mismo tiempo, exigirle rendición de cuentas.
Quizás la prioridad seis, se convierta en la estrategia fundamental que le de coherencia al TOROGOZ del MINEDUCYT.

Darle vuelta a la tortilla: construir desde abajo para que “la continuidad educativa” se convierta en una verdadera transformación de la educación que “involucre a todos los sectores para la conformación de una nueva ciudadanía”, como reza el documento. Además, dicen, “cuentan con el apoyo al más alto nivel”.