Guerra civil molecular

La guerra civil molecular, tal como la explica Enzensberger, es un fenómeno previo a la guerra clásica. En principio la guerra civil es anterior a la guerra entre estados; es atávica al hombre. Nuestro país vivió una guerra fratricida en el pasado y en pleno 2019 tenemos grupos criminales como maras y pandillas que se disputan territorios sin que el Estado se los impida.

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Roberto Hernández, tras competir en la fase clasificatoria de la Copa del Mundo de tiro con arco, en Shanghai. / Foto Por Tomada de Twitter: @BobHdez

Por Luis Enrique Contreras Reyes

2019-05-17 9:49:02

Es un concepto teórico que emerge como consecuencia del final de la Guerra Fría. El enfriamiento de la tensión Este y Oeste hizo que florecieran nuevas concepciones polemógenas, entre ellas las teorías moleculares de la guerra, nace en el mundo de las relaciones internacionales como un defectuoso vástago de la tesis del “final de la historia” de Francis Fukuyama.

En 1994, Hans Magnus Enzensberger, escritor y sociólogo alemán, publicó un ensayo mordaz y cáustico titulado “Perspectivas de guerra civil”. Este ensayo aquilata una actualidad inconmensurable con la precisión que fue plasmado. Enzensberger explica en esta obra que el declinamiento de la Guerra Fría envió al baúl de los recuerdos los idílicos remansos de paz de Occidente. Con la desaparición del angustioso equilibrio rector de la “paz atómica” han brotado en el mundo decenas de guerras civiles de las cuales se podía percibir su inicio, pero no se podía predecir su final. Allí es donde aparece la guerra civil molecular que ha estallado en las metrópolis a escala mundial.

El concepto de Enzensberger tiene dos aristas análogas que son el de “ciudades pánico” del urbanista francés Paul Virilio y las “guerras inciviles” del escritor británico John Keane. Al languidecer la Guerra Fría, la ecuación del conflicto se modificó y los escenarios globales de conflicto en las últimas décadas: Ruanda, Kosovo, Sarajevo, Srebrenica, Timor Oriental, Grozny, Puerto Príncipe, ninguno de ellos se caracterizó por factores ideológicos, sino más bien se ha tratado de conflictos con detonantes étnicos, culturales y religiosos, así como la proliferación de zonas urbanas disputadas y bajo el control de la criminalidad organizada que subroga la ausencia estatal por desidia o abulia.

Estos especialistas manifiestan con total claridad una nueva forma de guerra donde la población civil es el principal núcleo afectado. La sociedad mundial ha mostrado tendencias de tribalización, y los conflictos se han regido por parámetros notablemente internos, de allí se deduce que la ONU ha participado en numerosas misiones y operaciones de paz a efecto de resguardar a la población civil en zonas donde ha colapsado el estado y sus despojos son disputados por bandas asimétricas enfrentadas. Enzensberger nos pone en autos en el primer capítulo “abominable excepción, abominable regla”, señala que los animales luchan entre sí, pero no hacen la guerra entre especies, que el ser humano es el único que se dedica a matar con todo entusiasmo a sus congéneres en forma sistemática y a escala masiva.

La guerra sería su mejor invención para destruir a su propia especie, y la capaz de concluir la paz posiblemente sea una conquista posterior. La guerra civil molecular, tal como la explica Enzensberger, es un fenómeno previo a la guerra clásica. En principio la guerra civil es anterior a la guerra entre estados; es atávica al hombre. Nuestro país vivió una guerra fratricida en el pasado y en pleno 2019 tenemos grupos criminales como maras y pandillas que se disputan territorios sin que el Estado se los impida.

Cuando una sociedad pierde la brújula de lo que tiene que hacer, la acción o inacción del Estado pasa a ser una cuestión meramente incidental. Lo primario radica en la profunda descomposición de la racionalidad. En términos hobbesianos la racionalidad sustenta la existencia misma del Estado y proviene del miedo de vivir en un Estado de naturaleza donde “El hombre es lobo del hombre”. La guerra civil molecular es un fenómeno urbano, que en nuestro país va tomando fuerza sin que exista una sólida contención en seguridad pública o ciudadana que impida su crecimiento y esparcimiento por el territorio nacional.

Analista político y consultor en seguridad

@LuisSaxum