¿Escenarios de una débil democracia?

La celebración de procesos electorales en prácticamente todo el Continente sostiene la legitimidad de origen de los gobernantes. Las amenazas de recesión democrática provienen más bien de la debilitada legitimidad de ejercicio, porque no se aprovechó la bonanza económica para implementar programas sociales sostenibles ni se ha entendido que los votantes piden ahora resultados inmediatos

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Roberto Hernández con su medalla de oro tras ganar la final del Tiro con Arco compuesto en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Foto EDH / Cortesía COES

Por Luis Mario Rodríguez

2019-08-14 7:11:03

¿Qué motiva a los argentinos a elegir como fórmula presidencial a la exmandataria Cristina Fernández y a su exjefe de gabinete, Alberto Fernández, quien también sirvió a su difunto esposo, después de las graves acusaciones de supuestos desfalcos millonarios durante la era del Kirchnerismo? ¿Por qué los guatemaltecos eligen a un candidato que fue procesado por la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG), detenido 10 meses en la cárcel y acusado de asociaciones ilícitas y de presuntamente encabezar un grupo que realizaba ejecuciones extrajudiciales, además de ser un firme opositor de la CICIG? ¿Qué fuerzas sostienen al régimen nicaragüense de Ortega y Murillo acusados de reprimir a sus críticos, privarlos de libertad y de secuestrar a las instituciones dejando en completa indefensión a los ciudadanos? ¿Por qué Maduro sigue aferrado al poder en Venezuela y no termina de consolidarse el gobierno interino de Juan Guaidó? ¿Cuáles son las causas que impiden la formación de un gobierno socialista con Pedro Sánchez a la cabeza y que obligaría a los españoles a organizar nuevas elecciones en noviembre si el Congreso de los Diputados no logra un acuerdo antes del próximo 23 de septiembre?

Indudablemente la calidad en el ejercicio de gobierno es uno de los retos más importantes que enfrentan los sistemas políticos en el mundo. La gente evalúa ahora a la democracia en función del crecimiento económico. Con altos niveles de desempleo, pésimos servicios públicos y una injusta distribución de la riqueza, además de situaciones muy particulares como la inseguridad pública, la población manifiesta su desencanto mostrando comportamientos que permiten la configuración de escenarios como los descritos en el párrafo anterior.

La realidad se impone ante la disciplina y el orden. A Mauricio Macri, el presidente argentino, lo castigaron los ciudadanos por las medidas que adoptó su gobierno para recuperar el dinamismo económico y la disciplina fiscal. Prefieren regresar a los Kirchner, con todo y la oscuridad que caracterizó su gestión, con tal de mejorar las precarias condiciones de vida que padecen sus familias. Los guatemaltecos, por su parte, se alejaron de las urnas, con un marcado abstencionismo, y dejaron que unos pocos eligieran al gobernante que dirigirá el país por los siguientes cuatro años. El desprecio por las instituciones, la falta de un sólido sistema de partidos, la postergación de la reforma electoral y la corrupción, auguran un trágico futuro para los vecinos de “la Eterna Primavera”.

Este aspecto, el de la falta de probidad y la deshonestidad de algunos funcionarios públicos, es un problema endémico que afecta a toda la región. En paralelo y en buena medida como consecuencia de la percepción generada por los escándalos de malversación de fondos, existe un agotamiento del marco institucional. El mexicano Francisco Guerrero, Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia de la Organización de los Estados Americanos, nos recordó durante su visita a El Salvador, que un denominador común en las campañas y en los discursos de los candidatos en todo el Continente es la referencia al desgaste del modelo político y la promesa de sustituirlo de ganar las elecciones. En América Latina se está generalizando el estilo autoritario de gobierno que ignora la legislación y el debido proceso, acusa a los exfuncionarios de corruptos y desecha los avances en el combate a este flagelo, implantando la idea que su período será el primero en el que se toma en serio la lucha contra la corrupción.

Atacar a las instituciones, desatenderlas o pretender su sustitución por otras sometidas al Ejecutivo, nos lleva, inevitablemente, a sistemas no democráticos como el venezolano o el nicaragüense. La gran paradoja es que aún y con las graves restricciones a derechos fundamentales, un segmento de la sociedad mantiene el respaldo a los presidentes, motivado por el clientelismo del que es sujeto por parte del líder autoritario para asegurar su fidelidad al momento que este le pida defender la estabilidad del “gobierno”.

La fragmentación en los Congresos, como en el caso español y en la mayoría de países latinoamericanos, es el resultado de la falta de credibilidad de las fuerzas políticas tradicionales y de la irrupción de novedosas estrategias de comunicación política. A través de estas últimas se desprestigia a los “viejos partidos” y se obtiene la simpatía de nuevas generaciones de votantes.

La celebración de procesos electorales en prácticamente todo el Continente sostiene la legitimidad de origen de los gobernantes. Las amenazas de recesión democrática provienen más bien de la debilitada legitimidad de ejercicio, porque no se aprovechó la bonanza económica para implementar programas sociales sostenibles ni se ha entendido que los votantes piden ahora resultados inmediatos. Esta exigencia puede avivar el surgimiento de una nueva “camada” de populistas.

Doctor en Derecho y politólogo