Avanza el 2022 y su primer mes calendario en donde la última semana, el 24 de enero, se celebra el Día Internacional de la Educación. El tema educativo nos vuelve a poner sobre un punto de reflexión por la necesidad que tienen los países, sin excepción alguna, de mejorar en esta necesidad social para la búsqueda de un desarrollo sostenible y mejora continua de la sociedad dinámica y cambiante en la que vivimos, más ahora con la sombra de la pandemia que aún nos coloca en una posición vulnerable como seres humanos.
Vemos la educación como tema que mucho se ha venido mencionando a lo largo del tiempo y se ha visto como tema de agenda en muchos países, bajo propuestas, promesas y anhelos que al final solamente han quedado como uno de muchos documentos que son elaborados y hacen referencia al tema. Sin embargo, las acciones y la puesta en práctica de muchos de estos insumos técnicos y académicos no han sido aplicados a las realidades que la educación presenta, lo cual nos deja en un estancamiento relevante para la mejora sustancial en este rubro.
La mejora en la educación, tal y como la UNESCO lo manifiesta en su informe global sobre “los futuros de la educación”, requiere una transformación para el futuro, reequilibrando de manera urgente la forma en la que nos relacionamos los unos con los otros, con la naturaleza, la tecnología que ha venido a ser parte de nuestro día a día, trayendo oportunidades innovadoras pero que también puede acarrear problemas en el ámbito de la equidad, inclusión y participación de forma democrática para las personas.
Como en muchos informes, investigaciones, artículos y otros textos que hablan e indagan en el tema, no basta con solo conocer que la educación es un derecho humano y eje clave para el desarrollo sostenible; se requiere de poner en práctica las acciones que conllevan el compromiso con la educación, desempeñando el rol que corresponde a cada uno de los miembros de la sociedad. Los actores como los titulares en la rama de educación, recurso humano de las instituciones educativas en todo nivel, hasta los mismos miembros que integran una familia, independientemente el grado de parentesco que posean los unos con los otros en este ultimo caso.
Sin una base desde la primera escuela en el hogar, el camino hacia una formación educativa y humana se volverá más complejo en el transcurso del tiempo. Por lo anterior, el trabajo articulado debe vincular desde el inicio para que la persona que lleva este proceso en su etapa de vida pueda llegar a consolidar los cimientos necesarios para mas adelante triunfar y ser un recurso humano invaluable en la sociedad que tanto lo demanda. Por lo tanto, la educación debe continuar siendo punto primordial de una agenda país que lleve objetivos y planes de acción que sean ejecutados y puestos en práctica.
Que el tema de la educación sea tomado como catalizador del progreso y herramienta esencial para las sociedades en especial en tiempos de crisis, siendo un compromiso de todos/as desempeñar nuestro rol en la sociedad para poder lograr los objetivos que requiere una educación inclusiva, resiliente y próspera por el bien de las naciones y la mejora continua a lo largo del tiempo.
Abogado, Máster en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador