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¿Por qué fracasó el Bitcoin en El Salvador?

Podríamos seguir detallando más y más circunstancias que perjudicaron la adopción de bitcoin en El Salvador. Pero todas nos llevarán al mismo lugar. Existen motivos sistémicos, culturales y coyunturales por los que bitcoin no es la mejor opción como medio de pago y por los cuales la población lo rechazó.

Por Rommel Campos
Analista temas internacionales

El acuerdo entre el gobierno de El Salvador y el Fondo Monetario Internacional (FMI) representa el declive anunciado de bitcoin en el país. Esto gracias a que, dentro de las condiciones de préstamo impuestas por el organismo internacional, se solicita a El Salvador el abandono parcial o definitivo de la “chivo wallet”, así como convertir al bitcoin en una moneda de curso legal opcional. El gobierno aceptó y convirtió este acuerdo en el último episodio de una larga caída de este activo digital. Analicemos qué pasó.

Motivos teóricos

Que algo pueda ocuparse para pagar no significa que sea dinero. Un bien debe reunir una serie de características para considerarse como tal, y bitcoin no llena todas ellas. Sí cumple el tener durabilidad pues no puede desgastarse gracias a que es digital, también es divisible en sus denominados “satoshis” (una porción de bitcoin para hacer pagos pequeños), existe escasez ya que el número de bitcoins en circulación no es infinito, y si se tiene acceso a un celular con internet es en extremo portable. Todas ellas características indispensables para ser dinero. Pero, no todos tienen un celular con internet a diario. Aquí empiezan los problemas.

Según el censo 2024, un 77.5% de la población salvadoreña posee un celular, hay un 22.5% que no y por lo tanto, no podría ser usuaria de bitcoin. No posee capacidad de ser universal en la economía. Y por si eso no fuera suficiente, su valor es increíblemente inestable.

Una de las falacias que ocupan los defensores del bitcoin ante la crítica a su inestabilidad es el hecho de que las monedas tradicionales como el dólar también fluctúan su valor en el tiempo. Algo que es parcialmente cierto, ajustando la inflación un dólar de 1925 sería equivalente a $18 dólares de hoy. Claramente el dólar ha perdido su valor con el paso de un siglo.

Lo que olvidan mencionar es que estos procesos en monedas saludables tardan lo suficiente como para que de un día a otro los precios no cambien demasiado, ofrecen una estabilidad de precios, algo que la extrema volatilidad de bitcoin es incapaz de lograr. Y ya que en la ciencia económica los precios, su cálculo y proyección, son unas de las piedras angulares como ciencia, es directamente inoperante el querer construir un sistema de precios con una moneda inestable, si no pregúntenselo a Argentina o a la República de Weimar.

Una cosa es ponerle precios en bitcoin a una cafetería, y otra es sistematizar una economía con dicha criptomoneda, algo que ignorantemente se sugiere al querer denominarla dinero.

Dificultades locales

Si ya plantearla como moneda de curso legal era algo destinado al fracaso por simples motivos teóricos, a eso debe sumarse los motivos coyunturales, locales.

No poseemos infraestructura de telecomunicaciones suficiente en El Salvador como para cubrir todas las necesidades de dinero en el país con bitcoin, a algunos se les suele olvidar que el pequeño pulgarcito es más que el área metropolitana de San Salvador, si no que existen cantones con dificultades de acceso a los servicios básicos, con gente desgraciadamente analfabeta en su cultura digital. Es un disparate pedirle a Don Juan de 70 años que debe agarrar un bus de San Francisco Gotera a Perquín, Morazán, que pague en bitcoin solamente porque es posible gracias a la ley.

Para este público ya es ridícula la idea, pero incluso para las personas acomodadas que sí podrían ocupar este medio de pago, es difícil sustituir las facilidades del dinero digital corriente como las tarjetas de crédito con el bitcoin. Con uno tenemos a un banco con su respectiva aplicación y respaldo ante cualquier problema, con el otro tenemos algo tan inentendible para la mayoría como el blockchain y una wallet digital.

Conclusiones

Podríamos seguir detallando más y más circunstancias que perjudicaron la adopción de bitcoin en El Salvador. Pero todas nos llevarán al mismo lugar. Existen motivos sistémicos, culturales y coyunturales por los que bitcoin no es la mejor opción como medio de pago y por los cuales la población lo rechazó.

Sencillamente preferimos la cora para pagar el pasaje, y la tarjeta de crédito si podemos ocupar dinero digital. Y eso fue obvio desde el principio.

El bitcoin no es malo, es ante todo un activo de inversión que todos somos libres de ocupar y que ciertamente es seguro. Pero, no es dinero y querer que lo fuera lo hizo fracasar.

Especialista en temas internacionales.

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