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Paolo Luers

Carta desde Alemania: ¿Después de guerra y paz, rearmarse otra vez?

Conmemorar el día de hoy los horrores de la Segunda Guerra Mundial y al mismo tiempo prepararse para tener capacidad de defenderse -y así prevenir- una nueva guerra provocada por otro dictador con sueños imperiales parece una contradicción, pero es la lógica de la historia.

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Por Paolo Lüers
Publicado el 07 de mayo de 2025


El día de hoy se cumplen 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. El 8 de mayo del 1945 el Comando Central de las Fuerzas Armadas de Hitler, la Wehrmacht, firmó ante los aliados (Unión Soviética, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña) la capitulación incondicional de Alemania. Ocho días antes, el 30 de abril, el dictador Adolf Hitler se había suicidado para no caer en manos de las tropas soviéticas que tomaron control de Berlín.

Durante décadas en Alemania se peleó sobre cómo memorizar esta fecha del 8 de mayo: para unos es el día de la liberación de la dictadura, para otros el día de la derrota y la humillación nacional. Cuando la generación de la posguerra comenzó a dominar la vida política y cultural del país, esta discusión se calmó y eran pocos que todavía lamentaron la derrota, hasta que en los últimos años resurgió el fascismo en forma de un movimiento populista de extrema derecha, marcado por el rechazo radical a la integración europea, a la migración y a una sociedad multicultural. De repente resurgió la vieja discusión sobre el 8 de mayo y el cuestionamiento de la democracia liberal construida en la posguerra. Los voceros del partido neofascista Alianza para Alemania polemizan contra la cultura de la memoria del Holocausto y de la dictadura y exigen que los alemanes dejen de avergonzarse de su pasado y vuelvan a levantar la bandera del nacionalismo.

Para complicar las cosas, la guerra expansionista de Rusia contra Ucrania y la disposición de Donald Trump de abandonar la defensa de Europa están produciendo en Alemania -y en la Unión Europea entera- un sentimiento de “Zeitenwende”, de un cambio de época, que obliga a Europa a volver a invertir masivamente en armar y ampliar sus fuerzas armadas. Europa se ve ante la tarea urgente de convertirse en una potencia militar que puede defenderse sin apoyo de los Estados Unidos de un país guerrerista como Rusia. Alemania, una nación todavía traumatizada por su pasado militarista, se volvió pacifista, una vez que terminó la guerra fría con su confrontación entre el mundo occidental y la Unión Soviética – confrontación que dividió al país durante 45 años. Ahora el recién instalado nuevo gobierno tiene como reto principal reconstruir una fuerza armada apta para una guerra. Para hacerlo, las dos principales fuerzas políticas del país, la Democracia Cristiana y la Socialdemocracia, se han unido en una coalición del centro.

Un resurgimiento de la carrera armamentista va contra todo lo que mi generación y las siguientes han pensado haber aprendido de la historia. Pero dada la nueva situación geopolítica, parece una necesidad ineludible. Los alemanes están entendiendo que no sólo tienen que sacar las lecciones de su mala experiencia con el militarismo, ahora tienen que aprender del dilema que tenían al final de los años 30, ante la dictadura expansionista de Hitler, los británicos y los estadounidenses: ir a la guerra para derrotar un régimen que amenazaba a todo el mundo, o mantenerse al margen. Optaron primero por la segunda opción, pero ante el avance de las tropas alemanas en toda Europa se vieron obligados de entrar a la guerra.

Hoy, una gran mayoría de los alemanes entiende la necesidad del rearme para estar listos para defenderse –a regañadientes, pero con convicción. Alemania se ha propuesto a hacer una inversión sin precedentes en su rearme, un millón de millones de euros. Los otros miembros de la Unión Europea y Gran Bretaña se han propuesto esfuerzos similares.

Lo interesante es que hoy no son los nacionalistas que producen este viraje, sino los convencidos de la integración europea. No se trata de revivir el militarismo alemán, sino de convertir a Europa en una potencia capaz de garantizar la paz. Son convencidos pacifistas (como el que escribe estas líneas) que ante la tragedia ucraniana se han convencido de que es necesario apoyar con armas a esta nación agredida por Rusia y además reforzar la propia capacidad de defensa – y la de Europa. El término ‘kriegstüchtig’ (estar preparados para la guerra) fue creado no por un derechista, sino por un socialdemócrata, el viejo y nuevo ministro de Defensa de Alemania. Es el político más popular del país. La mayoría de los alemanes prefiere hablar de preparación para la defensa - pero es lo mismo.

Conmemorar el día de hoy los horrores de la Segunda Guerra Mundial y al mismo tiempo prepararse para tener capacidad de defenderse -y así prevenir- una nueva guerra provocada por otro dictador con sueños imperiales parece una contradicción, pero es la lógica de la historia.

Saludos desde Alemania…

Paolo Lüers

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