CAMPO prevé producción de 16 millones de quintales en granos básicos
Es mejor que la del ciclo agrícola pasado (2024-2025). Para la gremial, más agricultores han decidido sembrar ante las mejores proyecciones climatológicas, con un invierno neutro.
El ciclo agrícola 2025-2026 de granos básicos pinta un poco mejor que el precedente. Según las proyecciones de la gremial CAMPO, que aglutina a miles de pequeños productores, este año se sembrará un 5% más que el pasado, es decir, unos 16 millones de quintales, un millón más.
Luis Treminio, presidente de la organización, afirma que hay una mejor expectativa por parte de los productores de que su trabajo tendrá una buena recompensa porque los pronósticos climatológicos muestran que será un invierno neutral, sin la influencia de fenómenos como El Niño y La Niña.
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El primero generó sequías en 2023, que provocaron que ese fuera uno de los años con la menor producción de granos básicos en la historia de El Salvador. Además, según el "Anuario de Estadísticas Agropecuarias 2023-2024" que todavía no ha sido publicado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), se registró la peor producción de leche y carne de todo el siglo XXI.
Por eso mismo, en el ciclo 2024-2025, que se veía más esperanzador, hubo muchos agricultores que decidieron no sembrar, pues ese caótico 2023 les dejó el temor de que el esfuerzo de meses y de cientos de dólares podía quedar en nada.
Héctor Aldana, dirigente de la Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA), manifestó anteriormente a El Diario de Hoy que esto es entendible porque quien trabaja la tierra se enfrenta a una multitud de obstáculos, como los insumos caros y la no existencia de semillas resistentes, que por lo menos den un poco más de esperanza ante un cielo sin lluvias.
Cuando hay déficit en la producción, la alternativa es la importación. Lo que conforma un círculo vicioso para Aldana: el agricultor salvadoreño tiene que competir, entonces, contra productores extranjeros, quienes corrientemente tienen su cosecha subsidiada en importantes porcentajes. Así, se saca del mercado a muchos locales.

De allí que, actualmente, en el país se cuente, según Treminio, con un déficit en la producción de 10 millones de quintales de granos básicos: 7.8 millones de maíz, 1.3 millones de frijol, 825,000 de maicillo y 235,000 de arroz.
Pero Treminio, si bien alberga más esperanza que en el ciclo anterior, también es cauto, porque la tendencia, al menos después de 2021, es que la producción termine siendo dos millones de quintales menor que las previsiones iniciales, debido, sobre todo, a fenómenos climatológicos incontrolables.
Lejos ha quedado ya un ciclo de éxito en el tema como el 2021-2022, cuando las manos de los salvadoreños y las tierras nacionales fueron capaces de entregar 28.65 millones de quintales, casi cuatro millones más que lo necesario. La historia cambió tan temprano como el año siguiente (2022-2023), cuando, en lugar de un superávit, hubo un déficit superior a los 5 millones de quintales.
El aumento al salario mínimo
Si bien el pronóstico de 2025-2026 es más alentador que el precedente, lo cierto es que hay otros factores que complejizan la ecuación del trabajo en el campo en El Salvador. Uno de ellos es el posible aumento del 12% en el salario mínimo a partir de junio, propuesto por el Ejecutivo y que ya está en discusión por el consejo nacional compuesto para el tema.
Para Treminio, es posible que la producción de granos básicos se vea disminuida porque algunos campesinos con la posibilidad de trabajar tierras más allá de la propia sobrevivencia no tendrán, sin embargo, la capacidad de absorber el aumento.
"El sector no soportaría un incremento en cuanto al costo de la producción. Estamos al límite. Hemos hecho números y no nos dan. Es una situación compleja", comenta. Esa es la paradoja a la que se enfrenta, actualmente, el sector: es indispensable que los trabajadores perciban más dinero por su trabajo, pero en el campo salvadoreño hay poco margen para absorber el aumento.
Una alternativa que se ha contemplado desde la sociedad civil, en entidades como el Centro para la Defensa del Consumidor, es que el Estado subsidie este incremento para los pequeños productores agrícolas.
Desde el Gobierno hay pocas ayudas directas para el campesino. Una de ellas es la tarjeta agrícola, que, sin embargo, no es suficiente ($75) para conformar un verdadero estímulo para la producción, pues es inferior, incluso, al del paquete agrícola que sustituyó.
Según sostienen Mateo Rendón (Mesa Agropecuaria, Rural e Indígena) y Treminio, el precio comercial en 2023 de ese paquete fue de unos $120. Eso es $54 superior a lo entregado en la tarjeta agrícola, pues a esta todavía se le debe restar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), del 13%. Es decir, lo que se entregaba en el anterior paquete es un 82% más.
Con la tarjeta, explican, solo es posible comprar una parte de la semilla, en torno a 15 libras de 25 necesarias, eso si se destina a la calidad media.

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