Es cierto que El Salvador ya estaba muy endeudado cuando el presidente Nayib Bukele llegó al poder en 2019, pero ninguno de los presidentes anteriores agregó tantos préstamos en tan poco tiempo como lo ha hecho él y con tan poca transparencia en el uso de los fondos públicos.
Su antecesor Antonio Saca, que en 2004 recibió una deuda de $7,303.49 millones dejó, al final de su periodo, un saldo de $10,387 millones. Eso significó que añadió $3,083.94 millones al saldo total, según los datos del Banco Central de Reserva.
Y más adelante, los dos gobiernos del FMLN juntos agregaron $8,827.0 millones por lo que al final del periodo de Sánchez Cerén, la deuda terminó con un acumulado de $19,240.87 millones, una cifra que ya comprometía el 70 % de la producción nacional.
En promedio, cada administración ha añadido al país una deuda de entre $3,000 y $4,500 millones en un periodo de cinco años.
Hasta ahora el presidente Mauricio Funes era el que más deuda contrató durante su periodo, con un total de $4,679.64 millones en préstamos entre 2014 y 2019.
Pero esa cifra se quedará pequeña dentro de poco pues el presidente Nayib Bukele, en apenas dos años ha adquirido nueva deuda por más $3,697.97 millones (datos a marzo 2021) y si se suman los $1,530 millones más que ya se aprobaron en la Asamblea, significa que la deuda habrá alcanzado los $5,227 millones, una cifra récord e “histórica” que coloca al país en un mayor riesgo de impago y a tan solo un peldaño de que calificadoras de riesgo como Fitch, Moody’s o Standard & Poor’s le rebajen la calificación crediticia y se catalogue a El Salvador como un país menos confiable de pagar a sus acreedores.
Según los datos del BCR, desde que Bukele llegó a la presidencia en junio de 2019, la deuda ha aumentado un 19 % del PIB y si se estima que la producción del país ronda los $27,000 millones, eso significa que todos estos préstamos equivalen hoy al 90 % del Producto Interno Bruto (PIB), es decir que todo el dinero que El Salvador genera en un año, se usaría para pagar esta deuda.
En un artículo de opinión publicado la semana pasada el economista Luis Membreño agrega: “lo que a ARENA le tomó 17 años, a este gobierno le habrá tomado dos años y medio y muy probablemente superará al FMLN, que gobernó diez años, al terminar su período de 5 años”.
El argumento del presidente Bukele es que ha tenido que enfrentar un año completamente atípico debido a que la pandemia que afectó en 2020 y que eso provocó la reducción los ingresos tributarios.
Sin embargo los economistas y tanques de pensamiento critican que, pese a que el país ya estaba lo suficientemente endeudado, Bukele continuó emitiendo más deuda antes que recortar en otras áreas innecesarias. Además los préstamos se han solicitado para un destino, pero luego se han modificado y trasladado a otras áreas.
El gobierno ya “topó la tarjeta de crédito” con las Letes
El Gobierno de Bukele topó en marzo pasado la tarjeta de crédito que tiene a través de las Letras del Tesoro o conocidas como Letes.
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Según la ley del presupuesto 2021 este año el Gobierno solo puede tomar prestado 25 % de los ingresos corrientes, lo que equivale a $1,424.1 millones.
Y es justamente esa cantidad a la que ascendía a marzo la deuda en Letes de acuerdo a los datos oficiales del Banco Central de Reserva.
¿Cómo es entonces que el Gobierno ha seguido colocando Letes entre abril y mayo?
Según los registros de emisión que se publican a través de la Bolsa de Valores, en abril el Gobierno hizo una nueva emisión por $46.3 millones en Letes y en mayo hizo otras dos: una por $21 millones y otra que suma $59 millones.
Estas últimas emisiones suman $126.3 millones que el Gobierno “seguramente abonó para luego liberar ese cupo y prestar más.
La maniobra es igual a la de una persona que posee una tarjeta de crédito con un límite de compras por $1,000. Al tener “topada” la tarjeta, lo que hace es abonar $100 lo que le permite hacer nuevamente compras hasta por $100.
Se escribe “seguramente” porque aunque todos los meses se conoce el registro de la deuda que se colocó, la información de los montos abonados no se hacen públicos inmediatamente, sino hasta un me después.
En enero, por ejemplo, el saldo total en Letes era de $1,409.2 millones. Ese mes Hacienda pagó $155.6 millones, lo que le permitió colocar nuevamente $147.9 millones. En febrero hizo lo mismo: su saldo total era de $1,401.5 millones, amortizó con $274.1 millones, lo que le permitió prestar $196.3 millones.