Ivania y Antonio comparten su experiencia sobre trabajar en casa. Aunque esta modalidad es muy conveniente para su familia, después de varios meses así, comienzan a resentir las dificultades de esta “nueva normalidad” después de la pandemia.
“La velocidad del internet ha sido una de las limitantes para hacer mi trabajo más rápido”
Antonio Terezón se mantiene en la modalidad de teletrabajo, pese a que la reactivación económica ya tiene varias semanas en curso. La empresa no les ha confirmado cuándo podría regresar a la oficina, pero mientras tanto ha tenido que acoplarse a esta nueva vida laboral que comparte bajo el mismo techo de su familia.
“Trabajar desde casa tiene, para mí, un poco más de dificultad por dos motivos. Primero, las distracciones; no importa lo disciplinado que uno sea, siempre hay cosas que te distraen. Segundo, la necesidad de estar en constante comunicación para evitar que cada quien trabaje a su modo, rompiendo el trabajo en equipo”, contó.
Antonio cuenta que trasladarse del trabajo a su casa le permitía hacer desconexión en el camino. “Problemas del hogar, o emocionales, se quedaban fuera de mi área y horario de trabajo. Ahora es más difícil hacer esa transición. De hecho, tuve un momento en que me sentí agotado anímica y creativamente. Fue un parón productivo, causado por estrés y otros problemas, del que me costó salir. Por más que intentaba sentía que las preocupaciones personales y del trabajo se mezclaban en mi cabeza y se hacía un círculo vicioso”, relató.
El teletrabajo desafía la productividad de las empresas después de seis meses de pandemia
Sin embargo, resiente que para realizar su trabajo el país no tenga las mejores condiciones que garanticen su eficiencia.
“Fuera de las distracciones, mi experiencia ha sido positiva porque el equipo de trabajo ha logrado adaptarse a la tecnología y recuperar el mismo nivel de productividad que teníamos antes. Sin embargo, la velocidad del Internet ha sido una limitante. En Internet residencial siempre hay una velocidad de descarga y una de subida, que suele ser menor”, añadió.
“Hay días con muchas reuniones y no logro avanzar con el trabajo asignado”
Ivania Chacón sigue trabajando desde su casa, como lo ha hecho desde que comenzó la pandemia, pero ahora, tras varios meses de mantenerse en esta dinámica, comienza a resentir los efectos del estrés que le genera atender a su familia y, a la vez, atender diversas reuniones a las que le convocan durante todo el día.
“Hay días con muchas reuniones. En un día puede haber cuatro reuniones o incluso más y así no logro avanzar con el trabajo que me han asignado”, contó.
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Otro de sus problemas es el espacio: su esposo también hace teletrabajo y sus dos hijas deben conectarse a sus clases virtuales, por lo que todo converge en un mismo lugar: el comedor.
Entre slime, crayolas, audífonos, lapices y balances financieros, es difícil mantener la concentración.
Los correos y llamadas fuera del horario laboral también son cada vez una constante en su trabajo. “Es bien pesado, siento que no hay balance familia-trabajo”, aseguró la ejecutiva.
Aprender a respetar un horario dentro de su trabajo y otro diferente para compartir con la familia ha sido un reto en el que todavía trabaja pues comprende que la dificultad de hoy es que los niños también deben estudiar desde casa y eso implica una atención extra sobre sus clases virtuales.