El Salvador está a la zaga de la región en calidad de viviendas

Según el informe, además de la falta de unidades habitacionales, la mitad de las casas construidas necesitan rehabilitar alguna o varias de sus características.

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El Salvador ocupa el primer lugar en el déficit habitacional de la región si se considera la tendencia, materiales de piso, techos y paredes y acceso a servicios básicos como agua y servicios sanitarios. Foto EDH / archivo foto:Jaime Anaya

Por Vanessa Linares

2018-06-20 6:45:17

El Salvador está a la zaga de Centroamérica en calidad de vivienda. Según el último “Estudio sobre el estado de la vivienda en Centroamérica” elaborado por el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLADCS) del INCAE Business School, el país tiene un déficit total de casi 1.4 millones de viviendas de las cuales 245,369 deben construirse nuevas y el 82 %, equivalente a unas 1.5 millones de casas deben renovarse.

El reporte del INCAE evalúa las deficiencias cuantitativas y cualitativas de la región. Mientras el déficit cuantitativo de vivienda se define como el número de viviendas nuevas que en principio deberían construirse para dotar a cada hogar de una unidad habitacional; el déficit cualitativo, en tanto, hace referencia a las viviendas que deben rehabilitarse para mejorar la calidad de vida de sus ocupantes, por ejemplo: piso, paredes, área construida, disponibilidad de servicios públicos y seguridad en la tenencia de la propiedad.

Así, el estudio refleja que la mayor parte del déficit habitacional en Centroamérica es de carácter cualitativo, pues se refiere a las carencias materiales, la informalidad en la tenencia de la vivienda y el acceso a servicios básicos y, en general, a las precarias condiciones de la vivienda.

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A nivel regional, El Salvador se ubica en el segundo lugar en déficit habitacional, solamente por debajo de Guatemala que necesita más de 2.3 millones de viviendas, de las cuales 733,500 corresponden al déficit cuantitativo y 1.5 millones al cualitativo.

En tercer lugar se ubica Honduras, que requiere alrededor de 126,000 unidades nuevas y debe mejorar 970,000; y más alejados están Panamá y Costa Rica.

Cabe mencionar que el estudio del INCAE también analiza la calidad de las viviendas con la contribución de factores en términos relativos, como si la casa es propia, los materiales con que está construido el techo, paredes y piso y si tiene acceso a servicios básicos como agua potable y servicio sanitario.

Con estas variables, el panorama tiene otras implicaciones para la región y deja a El Salvador con el déficit más alto, con un 91%, seguido por Guatemala (90%), Honduras (60%) y Panamá (54%).

Asimismo, en el Triángulo Norte de la región- El Salvador, Guatemala y Honduras- se reportan déficits habitacionales que superan, en cada uno de los países, el millón de unidades.

¿Por qué es tan alto el déficit?

De acuerdo con los autores del estudio, Porfirio Guevara y Ronald Arce, una de las razones por las que los países de la región mantienen niveles tan altos es por la precariedad de presupuestos públicos que limitan la capacidad de los gobiernos para desarrollar infraestructura de viviendas y los servicios públicos conexos que implica cada unidad.

Además, destacan que la población misma es “precaria” porque no tienen acceso a financiamiento para la construcción y mantenimiento de sus viviendas. Mientras los pobres no tienen ni para comer, o al menos para cubrir el costo de la canasta básica, a quienes les alcanza al menos para eso, priorizan el consumo antes que invertir en vivienda propia o darle mantenimiento.

Por otra parte, señala el estudio, el débil desempeño institucional o marco regulatorio vigente, inhibe la inversión privada en vivienda y a los centroamericanos “la escasa o inexistente protección institucional de sus propiedades los hace extremadamente vulnerables a los cambios políticos y climatológicos”

Y a poca oferta de vivienda de carácter social, altas tasas de informalidad y bajos ingresos, los ciudadanos cada vez tienen menos acceso a préstamos y se alejan de la posibilidad de cubrir costos de vivienda digna.

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“En resumen, las familias más pobres de la región encuentran un ambiente hostil a la inversión en construcción y mejoramiento de sus viviendas”, insistió el INCAE.

El documento concluyó que la población urbana ha venido aumentando en mayor medida que la población total de la región; y de manera general, 7.5 millones de personas viven en hogares informales.

¿Dificultades para reducir el déficit?

1. Poca oferta de vivienda de carácter social (no hay de bajo costo, ordenamiento territorial ni medidas para establilizar el precio de la tierra).

2. Corrupción porque la distribución de recursos es comunmente utilizada con fines proselitistas.

3. Subsidios no generan los incentivos adecuados para el cuidado y mantenimiento de las viviendas nuevas y existentes.

4. Informalidad y bajos ingresos reducen el acceso a préstamos y alejan posibilidad de cubrir costos financieros de las viviendas.

5. Prioridades de políticas públicas son aumentar número de viviendas y no calidad o soluciones para que quienes no tengan vivienda, la tengan.