En su más reciente análisis, la agencia financiera Amherst Pierpont, con sede en Nueva York, abordó el tema de la situación fiscal del país, en el que se enfocó, sobre todo, en el proyecto presupuestario para el ejercicio fiscal del año 2022.
Sin embargo, uno de los puntos que abordó el análisis fue el del Bitcoin, criptomoneda que fue adoptada como moneda de curso legal en el país desde el pasado 7 de septiembre, tres meses después de haber sido aprobada la ley del mismo nombre sin que hubiera una discusión a profundidad.
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“No es catalizador”
La analista de mercados Siobhan Morden, quien estuvo a cargo del análisis, sostiene que esta criptomoneda no es un “catalizador serio para una tendencia de crecimiento más alta.”
Lo anterior, de acuerdo con la financiera, es porque “vale la pena enfatizar que no ha habido ningún progreso obvio en la agenda económica. El lanzamiento de BTC trajo mucha visibilidad a El Salvador como el primer país en adoptar BTC como moneda de curso legal. Sin embargo, lo vemos principalmente como una distracción”.
Las conclusiones del análisis surgen en un momento en que el gobierno necesita realizar un ajuste fiscal para aliviar las finanzas públicas, mismas que actualmente se encuentran en una grave crisis impulsada por el alto endeudamiento público.
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A pesar de que el mismo gobierno ha tratado de promocionar el Bitcoin como una oportunidad de inversión y crecimiento en el país, la financiera neoyorquina no lo considera así e, incluso, el FMI ya había advertido en julio que adoptar esta criptomoneda era un riesgo en materia de “políticas fiscales, monetarias y de protección de los consumidores”.
De hecho, a inicios de noviembre, el organismo afirmó que el país debe “volver a evaluar” sus políticas económicas de cara a lograr un acuerdo de financiamiento.