Los casos de COVID-19 van en aumento en El Salvador, pero no parece relevante para muchos que se desplazan en busca de las compras navideñas y fin de año. Las calles están abarrotadas y las personas olvidan aplicar las medidas sanitarias de distanciamiento para evitar contagiarse.
Algunos vendedores del Centro de San Salvador expresaron que “no utilizan mascarillas porque no me entienden los clientes”, una acción que podría poner en riesgo la salud de los salvadoreños que llegan al lugar.
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En la calle Rubén Darío se observa una multitud de personas caminando sin guardar distancia, y algunos peatones afirman con temor: “como que no hay pandemia”, al ver la aglomeración de gente.
Pero no todos los vendedores trabajan sin mascarilla. Existen algunos pequeños puestos que han colocado rótulos solicitando el uso obligatorio para cuidar a la familia. Otros insisten con expresiones: “Póngase la mascarilla, los gusanos tienen hambre”.
Días atrás, el ministro de Salud, Francisco Alabí, dijo que “se sigue observando leve incremento de casos confirmados”. En ese momento, el epidemiólogo Ricardo Lara cuestiona que el alza de casos es por la falta de un plan de prevención del gobierno, que se enfocó en estrategia curativa y no preventiva.
“No se puede hablar de una segunda ola, porque no hemos terminado de salir de la primer ola; lo que ha existido es un descontrol epidemiológico incalculable, porque se han dedicado a ocultar información, se han dedicado al manejo curativo y no han hecho nada preventivo”, cuestionó Lara.