"Estamos en una situación prebélica. Ya hay presos políticos", dice general retirado Vargas

La narrativa oficial anti Acuerdos de Paz ha desatado un debate público en torno a la memoria histórica. Firmantes de la paz, como el general Mauricio Ernesto Vargas, consideran que ese debate está cada vez más contaminado.

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Mauricio Vargas y David Escobar Galindo durante la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de Enero de 1992 en Chapultepec México/ Foto/ Archivo EDH

Por Karla Árevalo

2022-01-15 10:00:41

El general retirado de la Fuerza Armada, Mauricio Ernesto Vargas, firmante de los Acuerdos de Paz de 1992, habla sobre un fuerte retroceso en el proceso de paz salvadoreño. Expone, además, cómo la situación actual ha dado paso a un ambiente “prebélico” y asegura que frenarlo por la vía democrática será la única manera de solucionar futuros conflictos.

¿Qué sucede con la narrativa oficial que minimiza la firma de la paz aduciendo que fue “un pacto de corruptos”?
Puedo decirle que es una falsificación de la historia. Eso de que es “un pacto de corruptos” es falso. Naciones Unidas fue parte de la firma de los Acuerdos de Paz, los gobiernos de Centroamérica fueron parte de los Acuerdos de Paz, los partidos políticos existentes en ese momento también participaron, se incorporó a la sociedad civil, Naciones Unidas verificó el cumplimiento de esos acuerdos. ¿Usted cree que con todos esos actores se puede llamar a esto “un pacto de corruptos”? Quiere decir que lo de Colombia es una farsa porque fue entre las FARC y el Gobierno, lo de Perú entre Sendero Luminoso y el Gobierno, lo de Uruguay y Paraguay, Montoneros y Tupamaros. Todos estaban buscando la paz elemental como ausencia del conflicto.

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Pero ¿por qué considera que se falsifica la historia? ¿Cuál es la versión que Bukele busca mostrar de los firmantes?
(...) El FMLN nunca había sido gobierno porque eran los alzados en armas. Estamos hablando de la construcción de la paz y no de la hechura de la guerra. ARENA toma por primera vez el Ejecutivo en 1989, no administra la guerra. (…) Por tanto, no se puede hablar de un pacto de corruptos ni se puede confundir la reforma al sistema político con las situaciones del conflicto. Si se quiere hablar del conflicto, hablemos del conflicto. Si se quiere hablar de la paz, hablemos de la paz, pero de una manera sincera que permita llevarle una visión de la historia a la gente.

¿El discurso oficial sobre la paz tiene relación con el proyecto antidemocrático que ha mostrado hasta ahora el gobierno?
¡Claro! Y es que los antidemocráticos del año son Nicaragua, Venezuela y Cuba, pero se pelean el segundo lugar una cantidad de países de América Latina entre los cuales están El Salvador, Honduras y Chile, porque la generación que está debajo de 40 años no vivió el conflicto. En Chile no vivieron Salvador Allende, no vivieron Pinochet y hoy, para ellos, la historia es lo que está en este momento. En Nicaragua no vivieron Somoza, no vivieron los sandinistas, no vivieron el pacto Ortega-Alemán, sólo están viviendo esta época.
Pero esa época se pinta como oscura… incluso la de la firma de la paz
Es que en los Acuerdos de Paz no hay héroes ni villanos. No hay blancos y negros. No existen buenos y malos. El FMLN y el gobierno, en un momento determinado, supieron escuchar al pueblo. Si no hubiésemos escuchado esos clamores, ¿a dónde estaría El Salvador? (…) Había fraude en las elecciones, había un militarismo, el consejo detrás de las elecciones era fraudulento, etcétera. Esas fueron las razones psicosociales que llevaron a la guerra.
Se ha dicho que los acuerdos se cumplieron parcialmente…

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Los acuerdos se cumplieron. Hay deudas en la construcción de la paz, pero no es que el acuerdo no se haya cumplido; se podría llegar a decir que los acuerdos tienen deudas, específicamente en dos ejes. El primer eje de los acuerdos era terminar el conflicto armado por la vía política; segundo, una reforma al sistema democrático; tercero la reunificación y cuarta la reconciliación. En estos dos últimos podría haber deudas, pero no incumplimiento del acuerdo. Fue la construcción de estos acuerdos en la sociedad los que fueron perdiendo la sensatez, hasta llegar al punto donde nos encontramos actualmente. Hacer la guerra es una tarea militar, hacer la paz es una tarea política.

¿Se puede hablar por primera vez de un retroceso de los Acuerdos de Paz?
Sí, por supuesto. Se está desmantelando la institucionalidad de los Acuerdos de Paz. ¿Por qué decimos que va en regresión? Sencillamente, no hay separación de poderes, la Asamblea Legislativa controla la aprobación de leyes como una extensión de Casa Presidencial. La reforma a la Ley Orgánica Judicial y la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República y todos estos factores que permitieron en un momento determinado el golpe de Estado del 1 de mayo. Toda la información está reservada. No hay transparencia ni rendición de cuentas. Hay presos políticos y persecución política, hay exiliados, hay desaparecidos y hay violaciones al derecho de información y al libre pensamiento.

A 30 años de la firma que acabó con la guerra, ¿cuál o cuáles mandatarios considera que han hecho méritos para retroceder en esos acuerdos?
El presidente que ha dado más señales de revertir o de regresión de los Acuerdos es el señor Bukele. Desde su toma de posesión nos mandó un mensaje de cuál iba a ser su estilo de gobierno. Primero se encaprichó que lo quería hacer en la calle, rompió protocolos y ahí se afincó. No respetó el protocolo con sus invitados. El momento donde hace que la población le jure fidelidad a su gobierno. Luego tenemos todas las restricciones a las libertades individuales durante la pandemia, el irrespeto que hizo de cuando la Sala de lo Constitucional le dice que algo era inconstitucional y las (resoluciones) las irrespetaba y no las cumplía. Luego lo que hizo el 1 de mayo fue lo que no logró hacer el 9 de febrero, hizo un llamado a la insurrección popular y dio un plazo para que el pueblo y la gente se insureccionara. Hizo un llamado a la violencia cuando la Constitución le pide la armonía social. Luego viene el 18 de febrero del 2021, donde rompe la ley electoral y se plantea, de información creíble, un pacto con las pandillas para influir en las elecciones. Yo, en mi vida y en mi raciocinio sólo tengo en memoria al general Martínez y a Nayib Bukele. De ahí se habla de las dictaduras militares, pero eso es otra cosa.

Mauricio Ernesto Vargas firmantes de los Acuerdos de Paz. Foto EDH/Karla Arévalo

¿Por qué hubo varios intentos de negociación?
Bueno, a mí nunca se me va a olvidar cuando me llamaron para formar parte de la Comisión de la Paz. Dijeron “el país no tiene futuro si no paramos este conflicto armado interno. El país no tendrá futuro ni político ni económico ni social. Esta es la tarea más importante que tenemos que tomar, tenemos que parar el baño de sangre, tenemos que lograr la paz elemental como ausencia del conflicto”, porque ese elemento bélico no permitía que la democracia caminara.

¿Qué caracteriza a este gobierno en su actuar con la memoria histórica?
Este gobierno tiene una característica de insensatez, y esa insensatez la tengo abarcada en todos los niveles. Las resoluciones judiciales que se están revirtiendo. El desmontaje de las instituciones, tenemos reservadas hasta las cosas más insignificantes, tenemos falta de transparencia y rendición de cuentas. La situación no pinta bien, pero tampoco es de tremendismo ni de fatalismo. Eso sí, la democracia se defiende sin renunciar a ella. Es decir, ante el embate a la democracia tenemos que luchar por más democracia.

A ese discurso “antipaz” también parece sumarse la Asamblea…
Mire, llamar cualquier día como el “Día de las Víctimas” me parece que es una de las deudas que se tenía en la reconciliación y la reunificación de la sociedad. El llamamiento del “Día de las Víctimas” es un acto de justicia, pero es un acto simbólico. Aquí tenemos que ir a la reparación y a la no repetición, que es cambiando las condiciones que permiten que esas cosas no se den. Queremos que la verdad total nos reunifique y nos reconcilie, no queremos en un momento determinado que haya selectividad en alguna situación. Hoy, es ir más allá de ponerle el nombre a un día. En eso estamos totalmente claros, pero que hagan ese acto de esa manera no es más que una revictimización porque su objetivo es un objetivo utilitariamente político y publicitario. Es el uso del dolor de las víctimas para su ego personal, su mesianismo personal. (Bukele) quiere refundar el país, quiere reformar la Constitución, ya está trabajando en su reelección. Hay una concentración del poder total.

José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch, habla de una concentración de poder acelerada…
Sí, porque lo que a Daniel Ortega le llevó 10 años a Bukele le llevó uno. Asaltó el poder Legislativo, asaltó el Poder Judicial. Ahí tienen ustedes lo que está pasando en Nicaragua, hubo elecciones con 14 candidatos encarcelados.

¿Cuál es la perspectiva nuestra?

¡Esa! Si no nos ponemos serios, si no reflexionamos. Estamos hablando de un esquema antisistema, un centralismo democrático, la concentración de poder. Si no avivamos, después vamos a estar en esa situación.

¿Podría llegar el país a una situación bélica?
Yo no tengo duda de que estamos en una situación prebélica. Ya hay presos políticos, exiliados. Hay maltrato en las cárceles a reos políticos y se les están violentando sus derechos. Es una realidad que estamos viviendo.

No sé si entiendo… ¿la gente se podría levantar en armas?
Yo creo que tiene que venir una generación nueva que esté completamente loca para querer repetir la guerra, porque los que estuvimos en ese momento, a eso no vamos a regresar. A eso no regresamos aunque tengamos que morir. La democracia no se defiende renunciando a ella; contra el embate de la democracia tenemos que anteponer más democracia, porque esa es la solución estable con visión de futuro. Queremos salvadoreños con voz, no queremos salvadoreños mudos.

Que las nuevas generaciones conozcan muy poco sobre la paz, ¿no le parece una deuda de los Acuerdos?
Lo que sucede es que el conocimiento de la historia es responsabilidad de cada quien, porque la ignorancia no se quita por decreto…

¿Ni con políticas públicas enfocadas a la educación?
Mire… hay algo que dice que el hombre inteligente toma sus propias decisiones en la dirección correcta, en función de lo que ha pasado en la historia… y el tozudo lo quiere ver en carne propia porque no cree. En El Salvador lo que ha sucedido es que hay personas que han decidido no creer, con ellos no se puede hablar. Hay que hablarle a los demás, a los que quieran creer porque los hechos ahí están. Aquí no es delirio, no es fanatismo, no es ideología. Hay hechos y realidades que nos están dando la ruta hacia donde llevamos todo. Es hora de que realmente usemos los canales democráticos. Respetemos también a todos los que quieran estar en función de una situación como la que estamos pasando, respetemos la decisión de ellos, pero yo no voy a asumir ese costo. Yo voy a luchar por lo por lo que yo creo, por lo que yo pienso, y por lo que yo defiendo.

La narrativa de odio parece expandirse a más sectores…
Es que lo que ahora está sucediendo no es ingenuidad, es perversidad. En la Asamblea y en todos los discursos. La narrativa es perversa, hay odio, ataques, persecución, amenazas. Hay acoso a los empresarios, a la prensa, hay acoso a la libre expresión. Hay insulto, ultraje y descrédito. El debate público se ha convertido en un lodazal en este país. (...) Pero las vías están, si no es por la protesta pacífica, es por la huelga de brazos caídos.

Firma de los Acuerdos de Paz del Dia 16 de Enero de 1992 en  Chapultepec, México
Foto EDH Archivo

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