UES enfrenta desafíos por baja en aspirantes a nuevo ingreso
La Universidad de El Salvador reporta una caída en la demanda de ingreso estudiantil. Estas son las causas y los retos que la institución deberá afrontar.
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elsalvador.com
Publicado el 30 de septiembre de 2025
La Universidad de El Salvador (UES) enfrenta un descenso en aspirantes a nuevo ingreso: de 24,000 en años anteriores a 13,500 en 2024-2025, con solo 9,000 admitidos. El rector Juan Rosa Quintanilla señaló que factores como el costo de vida, las limitaciones económicas y la migración inciden en esta reducción. Aunque la institución no cobra matrícula, enfrenta retos estructurales: recibe apenas el 1.18 % del presupuesto nacional, arrastra una deuda estatal de $51 millones y no amplía plazas docentes desde 2005, pese a triplicar su matrícula. Aun así, mantiene políticas de inclusión y becas para estudiantes en vulnerabilidad.
La Universidad de El Salvador (UES), la institución pública de educación superior más grande del país, atraviesa un momento de importantes desafíos. Entre 2024 y 2025, la cifra de aspirantes al proceso de admisión cayó a 13,500, muy por debajo de los 24,000 que históricamente aplicaban. De ellos, solo 9,000 fueron admitidos, según confirmó el rector Juan Rosa Quintanilla.
Aunque la capacidad de nuevo ingreso ronda los 12,000 estudiantes, el rector considera que esta disminución impacta directamente la misión universitaria. Entre los factores que explican esta baja están las limitaciones económicas de las familias, el aumento en el costo de vida y la migración como alternativa de futuro para muchos jóvenes.
“A pesar de que no se paga matrícula ni escolaridad, los costos de vida se han incrementado y eso influye en la decisión de los aspirantes”, explicó Quintanilla, quien también mencionó que este fenómeno no es exclusivo de la UES, sino parte de un contexto regional desafiante para la educación superior pública.

Retos estructurales: inversión, inclusión y calidad
Más allá del descenso en la demanda, la UES arrastra retos estructurales que limitan su capacidad de respuesta. El presupuesto asignado por el Estado es apenas del 1.18 % del presupuesto nacional, mientras que países vecinos como Guatemala o Costa Rica destinan hasta el 6 % para la educación superior.
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Desde 2005, no se han creado nuevas plazas docentes, aunque la población estudiantil se ha triplicado. Esta brecha impacta directamente en la calidad académica y la sostenibilidad de programas clave, como las becas para estudiantes en situación de vulnerabilidad.
La situación financiera tocó fondo en 2024, cuando el gobierno acumuló una deuda de $51 millones con la universidad, lo que puso en riesgo el funcionamiento de sus sedes, programas de becas y servicios básicos. Aunque el Ministerio de Hacienda acordó un desembolso parcial hasta abril de 2025, la incertidumbre presupuestaria persiste.
A pesar de estas limitaciones, la UES continúa implementando mecanismos de inclusión. Desde 2011 ofrece condiciones especiales para que personas con discapacidad puedan realizar su examen de admisión en igualdad de condiciones, además de becas remuneradas que cubren transporte y alimentación.
Un futuro por redefinir
Frente al descenso de aspirantes, la UES está llamada a repensar su modelo de atracción y retención estudiantil, reforzando la vinculación con comunidades, mejorando su oferta académica y garantizando condiciones dignas para aprender.
La universidad no solo forma profesionales; es un pilar de la movilidad social y del pensamiento crítico en El Salvador. Por eso, garantizar su estabilidad y relevancia debe ser una prioridad nacional.
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