“Somos amigas desde hace 30 años, yo vine primero a vender acá y a los días vino ella”, dice María Esther García, de 59 años, al referirse a su amistad con María Isabel Pocasangre, de 52 años.
Ambas mujeres tienen casi tres décadas de vender billetes de lotería a un costado del Teatro Nacional de San Salvador.
Ambas afirman que ha habido una disminución en la venta debido a los amaños en los sorteos de la lotería y consideran que es una situación injusta porque los vendedores son los principales afectados.
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García llega a la 7:00 a.m. a su puesto de venta y unas horas más tarde llega María Isabel. Las dos amigas se ayudan en la venta. “Si yo no tengo el número que el cliente quiere se lo paso a ella o al contrario” dice García.
María García, comenzó a vender a los 14 años, un amigo le enseñó a vender billetes y desde entonces esto es su ingreso principal.
Pocasangre recuerda que el primer día que vendió billetes de lotería logró ganar $25 y a raíz de eso decidió dedicarse a este negocio que asegura, le ha permitido sobrevivir y sacar adelante a sus hijos.