Padre y su hijo de 15 años llegan a 40 días en aislamiento

Son un comerciante y un estudiante, todavía confinados en un centro de contención en Sonsonate

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Autofoto del padre y su hijo en el Hotel Las Palmeras, en Sonsonate, durante la cuarentena. Pidieron anonimato. Foto EDH / Cortesía

Por Carlos Vides

2020-04-20 11:05:22

Cuarenta días en un cuarto de 6 por 5 metros cumplen este martes los Meléndez (apellido ficticio), en el hotel Las Palmeras, de Sonsonate. Son 10 días más de lo que el Gobierno determinó como cuarentena obligatoria para quienes venían del extranjero. Tanto el comerciante de 39 años como su hijo, estudiante de 15, han sido obedientes y disciplinados, pero ahora ya están llenos de frustración y angustia.

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El viernes pasado por la noche, esa desesperación creció más porque supieron que unas 49 personas salieron del centro de cuarentena a sus hogares; pero los Meléndez, junto a otras cuatro personas, tuvieron que quedarse aún en el encierro.

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Las explicaciones que les dieron no le parecen al padre, quien además lamenta que, a estas alturas, no les han dado los resultados de la única prueba de COVID-19 que les han hecho, que fue el 31 de marzo.

“Me dicen que nosotros, en donde estuvimos en Villa Olímpica (13 al 15 de marzo), estuvimos con casos positivos. Pero no se las valgo. Es cierto, nos tenían en módulos, cada uno de cuatro cuartos y en cada cuarto seis camarotes. En el cuarto en que estábamos había nueve personas, a la par nueve, y así. Había más de 40 personas en cada módulo. (Pero) Un amigo en común, que trabaja en la empresa a la que le proveo materiales, salió de alta. Y ahí estuvimos justo en el camarote pegado al de él, y él sí salió. Él venía de Belice”, explica.

El padre de familia en la habitación en el Hotel Las Palmeras, en Sonsonate, el cual funciona como centro de contención para personas que venían del extranjero durante la cuarentena. Foto EDH / Cortesía

Lo que más angustia a Meléndez y a su hijo es la falta de información. Preguntan al personal del Ministerio de Salud que les lleva la comida y que les toma la temperatura dos veces al día, pero no dan detalles de qué pasará con ellos, que volvían de Miami de comprar unos repuestos cuando la cuarentena los atrapó.

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“Ya no nos dan fecha (de posible salida). Solo tenemos que esperar a que nos hagan la prueba (de nuevo), pero no nos dan fecha exacta para cuándo la van a hacer. Están pensando en sacarnos a hacer la prueba a un lugar”, dice con preocupación el oriundo de Lourdes.

Meléndez no quiere que los muevan a ninguna parte. Dice que está de acuerdo con las medidas de contención, que ha colaborado, que los han tratado bien y con sus tres tiempos de comida, y que comprende la gravedad del caso; pero no está de acuerdo con que los lleven a otro centro.

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“No entiendo para qué (trasladarlos), si aquí hemos estado suficiente tiempo. Lo que necesitamos es que nos vengan a hacer la prueba y que de aquí nos vayamos directamente a nuestra casa, cuando nos den el alta”, solicita, con respeto y firmeza.

Urge ayuda, además, para que las autoridades permitan que a su hijo, que va a 9° grado, le hagan llegar “varios útiles y libros, material didáctico para hacer las tareas. Esta semana tiene exámenes y no tiene todo lo necesario acá”, señala. También, para pasar el tiempo, el chico pidió su Playstation, pero las autoridades le dijeron que no.

“Yo me siento bien, trato la manera de estar positivo y dejando las cosas a Dios, todo tiene un propósito. Mi hijo tiene más energía, necesita andar caminando, moverse”, narra con voz apagada Meléndez, quien toma fuerza para mantener la calma en medio de esta incertidumbre.

Nota del autor: se ocupó el apellido ficticio Meléndez a petición del padre mencionado en esta nota, pues pidió reserva de su identidad para evitar cualquier problema.