Un grupo de siete mujeres del cantón Las Tunas, en Conchagua, en el departamento de La Unión, son las que trabajan en la corta, recolección de candelilla de mangle y luego las siembran en las áreas deforestadas en los esteros de la playa.
Con camisas de mangas largas y gorras para protegerse de los intensos rayos del sol, con sus respectivas botas o zapatos de hule para meterse al lodo; se suben a los árboles a cortar las candelillas que posteriormente serán plantadas.
Se trata del proyecto denominado Restauración del Manglar con Acciones Sostenibles de los Recursos Naturales y la Rehabilitación del Flujo Hídrico en 5 kilómetros del canal del área restauración ecológica de la bahía de La Unión y la conservación del Golfo de Fonseca.
El proyecto es financiado por el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) y la fundación Campo, con el apoyo de los miembros de la asociación de desarrollo comunal Franja del Pacífico, donde participan hombres y mujeres trabajando en la limpieza y reforestación de los esteros.
De acuerdo con las mujeres, por cada jornada de trabajo reciben un pago por parte del proyecto, eso les ayuda aliviar un poco la difícil economía familiar, además del aporte que están haciendo al medio ambiente.
Arely Rosa, de 29 años, se dedica a la extracción de ostras; dice que debido a las mareas altas no está yendo, decidió incorporarse al trabajo de Fiaes y fundación Campo.
“Es un proyecto que ayudará mucho al medio ambiente, y también nos da la oportunidad a nosotras las mujeres de la comunidad para poder ganar un poquito de dinero y llevarles los alimentos a nuestros hijos”, agregó.
Ivania Suárez, de 38 años, quien se dedica a oficios varios, manifestó que las mujeres se unieron a la reforestación de los esteros de Las Tunas, también hacen limpieza. Considera que es una tarea bastante difícil que deben hacerlo en marea seca para meterse al lodo y sembrar las candelillas del mangle.
“Lo mismo que hacen los hombres en el proyecto, también lo hacemos nosotras; es un aporte al medio ambiente que tanto lo hemos dañado, de seguir así se terminarán los recursos como los cangrejos, los moluscos, los peces y todo lo que es vida en el mar”, añadió Suárez.
Santos Quinteros, presidente de la asociación manifestó que alrededor de 12 personas entre hombres y mujeres acompañan en los trabajos de campo que tendrán una duración de 5 meses que consiste en limpieza de los canales y la reforestación.
“El trabajo en los restaurantes, hoteles y otros lugares es bastante escaso en el lugar, es por eso que las mujeres están aprovechando a trabajar en el proyecto para que nos apoyen con la siembra de mangles”, indicó Quinteros.
El caerse de los árboles de mangle, meterse una estaca en la mano, ojo y pierna o encontrarse con alguna colmena alborotada son algunos de los riesgos que deben enfrentar cada vez que salen a los esteros.
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