Milton, el migrante que vio morir a Óscar y a Valeria en el río Bravo, narra la tragedia salvadoreña que conmovió al mundo
“A la última que vi fue a la niña; sacó la carita bien rojita y como que nos llamó; ya no pudimos hacer nada”, cuenta el joven que también salvó de morir ahogada a Tania Vanessa, esposa y madre de las dos víctimas.
Milton no puede conciliar el sueño en las noches y teme dormir solo. Lo persiguen los recuerdos de aquella fatídica tarde del 24 de junio, cuando le tocó ver morir ahogados a Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años, y su hija Valeria, de 23 meses, cuando pretendían cruzar el río Bravo para llegar a Estados Unidos y luego pedir refugio.
Milton es el salvadoreño que decidió acompañar a Óscar, a Tania Vanessa Ávalos y a la hija de ambos, Angie Valeria, a cruzar el río Bravo, en Matamoros, estado de Tamaulipas, sin imaginar que su intento se cobraría dos vidas.
El día que Óscar y Valeria perdieron la vida en el río Bravo, Milton los acompañaba y vivió en carne propia el trágico momento para la familia de Tania Vanessa.
En un pasillo de un centro comercial de los alrededores del mercado Central de San Salvador, Milton de Jesús Paredes Menjívar, de 19 años, se atrevió a contar la tragedia que le tocó vivir aquella tarde.
“Nosotros estábamos en Tapachula y pagamos el vuelo para Matamoros, (estado de) Tamaulipas, y fuimos a conocer.
El río se miraba tan mansito, tan como normal. Entonces decidimos que íbamos ir a comer y que después íbamos a cruzarlo. Ni yo a veces entiendo cómo decidimos cruzarlo tan rápido”, dice Milton al comenzar a evocar lo que vivió aquel domingo de junio.
“Todo fue muy rápido. El mismo día que llegamos fuimos a ver al puente. Allí nos cobraban dinero para anotarnos y poder pasar al otro lado a pedir asilo, pero no teníamos. Nos cobraban 500 dólares por cada uno y 300 por la bebé”.
Luego comimos y regresamos al río para cruzar”, cuenta Milton, un joven de 19 años, quien ahora anda “rebuscándose” para volver a hacer el trabajo que ha hecho los últimos siete años: vender café y otras comidas, en las calles aledañas al Mercado Central de San Salvador.