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¿Cómo está la calidad del aire en El Salvador? Esto dicen las autoridades

Datos del MARN confirman que la calidad del aire en El Salvador se ha mantenido aceptable en la última década, pese al aumento del parque vehicular.

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Por elsalvador.com
Publicado el 16 de diciembre de 2025

 

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La calidad del aire en El Salvador se ha mantenido en niveles buenos y satisfactorios durante la última década, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. El país no ha enfrentado una crisis ambiental por contaminación atmosférica, incluso durante la pandemia de COVID-19, cuando las restricciones de movilidad no generaron cambios significativos. Aunque se han registrado episodios puntuales por polvo del Sahara y uso de pólvora, los niveles siguen siendo aceptables. El crecimiento acelerado del parque vehicular representa un reto, por lo que especialistas insisten en fortalecer el monitoreo y el cumplimiento de la normativa ambiental.

El Salvador no ha experimentado, en la última década, un escenario de crisis en la calidad del aire, de acuerdo con los registros oficiales del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).

Los datos recopilados por esta institución indican que, de manera sostenida, el aire que se respira en el territorio nacional se ha mantenido en niveles clasificados como buenos y satisfactorios, categorías que la autoridad ambiental considera “aceptables para la vida”.

La calidad del aire hace referencia a la pureza del gas que se inhala y está determinada por la cantidad de contaminantes presentes en la atmósfera.

Entre estos se encuentran el dióxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y el hollín que proviene, principalmente, del escape de los vehículos, de las emisiones industriales, del polvo generado en zonas de construcción o incluso de fenómenos naturales como el ingreso de partículas desde el desierto del Sahara, en el norte de África.

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A estos se suman factores climáticos como la velocidad y dirección del viento, la temperatura y las precipitaciones, que influyen directamente en la dispersión o concentración de contaminantes.

El ingeniero Carlos Pacas muestra los registros de uno de los sensores de monitoreo en instalados en el país. Fotografía/ elsalvador.com
El ingeniero Carlos Pacas muestra los registros de uno de los sensores de monitoreo en instalados en el país. Fotografía/ elsalvador.com

Según los registros del MARN, El Salvador no ha alcanzado una situación de crisis ambiental relacionada con la calidad del aire.

A escala internacional, el ranking mundial de contaminación del aire del IQAir, un instituto de monitoreo con sede en Estados Unidos, ubicó al país en la posición 56 de 138 países evaluados durante 2024, una ubicación intermedia que refleja condiciones lejos de los escenarios más críticos.

El anuario estadístico ambiental de 2019, elaborado por el MARN, muestra que entre 2015 y 2019 los registros de calidad del aire oscilaron también entre las categorías de “buena” y “satisfactoria”, siendo esta última la más recurrente.

Medio Ambiente utiliza el Índice Centroamericano de Calidad del Aire (ICCA), que clasifica las condiciones del aire en seis niveles: buena, satisfactoria, no satisfactoria, dañina, muy dañina y peligrosa.

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Estas categorías se determinan principalmente por la concentración de material particulado, es decir, diminutas partículas como polvo, hollín, humo o suciedad suspendidas en el aire, conocidas como PM10, PM2.5 e incluso PM1.

Las partículas PM2.5 tienen un diámetro de 2.5 micrómetros, aproximadamente 20 veces más pequeño que el diámetro de un cabello humano, mientras que las PM10 son unas 10 veces más delgadas que este.

Debido a su tamaño microscópico, son invisibles a simple vista, pueden permanecer en el aire por largos periodos y penetrar en el sistema respiratorio o el torrente sanguíneo, provocando efectos adversos en la salud.

Calidad del aire y pandemia de COVID-19

Durante la pandemia de COVID-19, a partir de marzo de 2020, el Gobierno salvadoreño decretó una cuarentena obligatoria que se extendió por cinco meses, con restricciones severas a la movilidad, la circulación del transporte público y el uso de vehículos no esenciales. A pesar de estas medidas, la calidad del aire no mostró cambios drásticos respecto a los períodos previos.

Con base en datos compartidos por el MARN, desde los últimos meses de 2019 hasta los primeros de 2021, los índices se mantuvieron entre buena y satisfactoria.

A más de cinco años de esa emergencia sanitaria mundial, la tendencia continúa siendo similar, sin variaciones significativas, aunque se han registrado episodios puntuales en los que la calidad del aire descendió a niveles “no satisfactorios” o “dañinos”, asociados principalmente al ingreso de polvo del Sahara o al humo generado por el uso de pólvora durante las festividades de diciembre.

“No podemos decir que la calidad del aire está bien o está mal, porque todos los días puede cambiar, no es que los 365 días se mantiene de una forma o de otra. El tema de la calidad del aire es muy dinámico y depende de factores atmosféricos como la lluvia, el viento y elementos contaminantes”, explica el director del Instituto de Energía de la Universidad Don Bosco (UDB), Carlos Pacas.

«Los datos de los años posteriores a la pandemia no cambiaron con los de pre pandemia y durante la pandemia. No se puede decir que antes estábamos mejor y ahora estamos peor o viceversa; no, se ha mantenido», indica el científico.

El campus de la UDB en Soyapango alberga una de las estaciones de monitoreo de calidad del aire del MARN. En el Área Metropolitana de San Salvador existen dos más, mientras que otras están ubicadas en Santa Ana y San Miguel. Además, funcionan sensores secundarios que no pertenecen al Ministerio, distribuidos en distintos puntos del país.

“Entre más centros de monitoreo podamos tener va a ser más fidedigna la información, por eso es bueno contar también con métodos alternativos para tener mayor cantidad de mediciones en la mayor cantidad de zonas del país”, sostiene Pacas.

La universidad forma parte del Sistema Integral de Monitoreo de Alerta (SIMA), una iniciativa que analiza condiciones climáticas en El Salvador y la región centroamericana. “La información es poder. Para que una institución y las personas puedan tomar decisiones adecuadas se necesita información”, reflexiona.

Interés por cuidar la calidad del aire

Aunque el país no ha vivido episodios críticos, las emisiones contaminantes son constantes, especialmente en zonas de alto tráfico vehicular. En la última década, el parque vehicular se ha duplicado: de 925,448 vehículos registrados en 2015 se pasó a 2,008,256 en 2025. Solo entre 2024 y 2025 se incorporaron más de 133,000 automotores.

“El problema no es que haya contaminantes, lo que nos debe preocupar son las concentraciones. Es más preocupante el material particulado (PM2.5) porque aquí no hay mucho control, como sí lo hay en países como Estados Unidos”, advierte Pacas. “Con solo que se cumplan las leyes existentes sería de gran valor para el cuidado de la calidad del aire”, añade.

Estación de monitoreo en la Universidad Don Bosco, la cual mide la calidad del aire de 5 kilómetros a la redonda. Fotografía/ elsalvador.com
Estación de monitoreo en la Universidad Don Bosco, la cual mide la calidad del aire de 5 kilómetros a la redonda. Fotografía/ elsalvador.com

El especialista recomienda reforzar el control sobre la combustión de los vehículos para reducir las emisiones y prestar atención a la calidad del aire en espacios cerrados, como hogares y oficinas.

En esa línea, el Plan Nacional de Cambio Climático 2022-2026 del MARN contempla impulsar la transición hacia energías renovables y fomentar una movilidad sostenible que contribuya a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en el país.

*Con reportaje de El Diario de Hoy

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