“Ya no podemos revivir a Luis. Lo han asesinado. Sentimos tanta tristeza y muchas familias en este país están sufriendo lo mismo, que maten a los policías es el pan de cada día en este país”, dice una pariente del policía, Luis Armando Ortiz Renderos, quien se paró frente al ataúd del agente y repudió la irreparable violencia en el país.
Ortiz Renderos fue enterrado en un cementerio de Santa Tecla a las 11:00 de la mañana sin la presencia del director de la PNC o alguna autoridad. Sólo acompañaron dos inspectores jefes y otros subalternos.
El investigador policial de 34 años fue asesinado la noche del miércoles, en la colonia El Roble de San Salvador, en un aparente asalto cuando este recién salía de clases de la Universidad Nacional donde estudiaba para ser abogado.
La Universidad de El Salvador lamentó a través de un comunicado la muerte de su alumno y lo destacó como alguien muy aplicado en sus estudios.
El cuerpo del agente fue trasladado en una pequeña caravana desde una funeraria en Santa Tecla hacia el cementerio municipal donde fue sepultado sin los honores que acostumbra a realizarle la corporación policial.
Durante la ceremonia, un jefe policial entregó a la esposa la bandera del Pabellón Nacional y destacó la vida como agente e investigador que tuvo Ortiz Renderos en la Policía durante los últimos diez años.
Durante el sepelio del policía, su esposa, con quién tenía tres meses de estar casado por lo civil, no soportó el dolor y se desmayó cuando veía el cadáver de su esposo por última vez.