Nicolasa Solano Cortez podría ser la mujer más anciana del cantón Tierra Blanca en Jiquilisco, Usulután. Su familia asegura que tiene 123 años, pero la cédula de identidad personal extendida en 2002 indica que su edad es 89 años.
Sin embargo, en el Equipo Comunitario de salud (ECO) de California, perteneciente a la Unidad de Salud del cantón Tierra Blanca, en Jiquilisco tiene registros de dos posibles fechas de nacimiento: el 10 de octubre de 1901 lo que indica que podría tener 120 años, y el 10 de octubre de 1898 es decir que este año cumplirá los 124 años.
“Los ECOS iniciaron en 2013, en ese entonces yo aún no había ingresado a trabajar, ellos pasaron sacando un censo, no sé si algún familiar dio ese dato, pero al verla no se le calculan 90 años se le nota más edad”, comenta Ana Yanci Lemus, de 30 años, promotora de salud y encargada de la zona donde vive Nicolasa.
En el caserío el Postón de Tierra Blanca se encuentra la casa de Nicolasa. Una vivienda de construcción mixta que ya requiere de reparaciones, en la puerta de ingreso faltan algunos ladrillos y se ha formado un hoyo. Las paredes están reventadas, pero eso no le quita el sueño pues duerme toda la mañana y despierta hasta el mediodía; para entonces su hija menor Ana Imelda Solano, de 59 años de edad, ya tiene todo preparado para atenderle.
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La edad de Ana Imelda pone en tela de duda que Nicolassa tenga los 120 y tantos años de vida; sin embargo la edad cumplida no es la prioridad de ellas. A la hija lo que le absorbe es el cuido de la madre.
“La baño, peino y cambio de ropa, ¡es una niña la que tengo! Le doy bocaditos porque ella no come sola, le doy de todo, para ella no hay preferencia de comida. Para ella la noche es el día, se pone a platicar sola, ella sabe que plática”, comenta Ana, quien se esmera porque los sueros y un tipo de bebida nutricional no le falten a su madre.
Nicolasa es una mujer de estatura media, encorvada, tez blanca, perdió la visión, no escucha bien y para caminar da pequeños pasos sostenida de la mano de otra persona, no se puede poner de pie sola; de su pasado recuerda algunos detalles, pero no contesta con coherencia, sin embargo siempre trata de ser una persona alegre ante una voz amable.
La centenaria usuluteca nació en el municipio de Estanzuela, luego junto a sus padres, se trasladó al municipio de Jiquilisco, al cantón Tierra Blanca. Se desconoce cuál es la fecha exacta de su nacimiento ya que a pesar de que existe un documento legal, su hija sostiene que esa no es la fecha real.
“El documento es mentiroso porque ella en la cédula sale de menor edad. Ella es nativa de Estanzuela, pero ahí se quemaron los papeles, sólo tenemos una cédula que no sé cómo la obtuvo en la alcaldía de Jiquilisco”, comenta Ana Solano.
Según cédula extendida el 29 de abril de 2002 en el municipio de Jiquilisco, Nicolasa nació el 30 de octubre de 1932 esto significa que su edad según un documento legal es de 89 años.
“En muchas ocasiones le hemos tomado la presión y para la edad de ella la presión la mantiene normal, tal vez ronchitas en la piel, en ocasione se les trae cremitas para que la hija se las aplique, pero que ella padece de algo más no, está bien”, asegura la promotora de salud, Ana Yanci Lemus, quien cree que Nicolasa podría ser la mujer más longeva de su comunidad.
De llegarse a comprobar que Nicolaza Solano tiene entre 120 y 123 años de vida podría ser incluso la mujer más vieja del mundo ya que el actual título lo sostiene la japonesa Kane Tanaka, que celebró el 2 de enero del 2022 sus 119 años según el Guinness World Records.
Nicolasa Solano Cortez ha sido madre de 9 hijos de los cuales le sobreviven cinco, de estos que aún viven la mayor es Blanca Solano, de 75 años de edad, nació 11 de diciembre de 1947. Pero Blanca es la tercera de los nueve hijos.
La hija menor es Ana Imelda Solano de 59 años, quien nació el 6 de noviembre de 1962, ambas fechas según el DUI.
La responsable del cuido de Nicolasa es Ana Imelda, ambas mujeres pasan sus días juntas entre cuatro paredes y un amplio patio delantero, los dos hijos de Ana les apoyan económicamente, así como algunos de sus hermanos.
“Mis hermanos me ayudan, pero lo que me dan no es competente, uno me da 5 dólares para dos o tres meses. Haya cuando se cae una casa me ayuda el otro, nomás es lo que yo voy consiguiendo y lo que mis hijos me dan para irla pasando”, agrega que le gustaría tener algún tipo de ayuda gubernamental para brindar mejores cuidados a su madre.
“Estos ancianos necesitan una ayuda, una buena comidita; en ocasiones uno tiene y en ocasiones no, porque a veces no se consigue nada por el tiempo que estamos y el país que vivimos que no tiene trabajo”, comentó Ana Solano
A la fecha la anciana no ha recibido la vacuna contra el covid-19 debido a que su familia siente temor de colocarsela debido a su avanzada edad, pero ella ni enterada está de lo que pasa afuera de su casa, tanto es así que hasta amenaza con escaparse para ir a visitar a las amistades porque ya está aburrida de estar encerrada.