"¡Vigilante!" gritó la vendedora del Mercado Central, viendo cómo una llama se avivaba sobre un nido de cables.
Al grito que sobresalió de entre el murmullo que generan las conversaciones entre vendedores y clientes, la atención se centró en ver dónde estaba el fuego. Otras voces de mujeres se unieron a llamar a gritos al vigilante. También hubo comerciantes que comenzaron a reportar la emergencia a Cuerpos de Socorro y a Bomberos.
La llama, que estaba a unos tres metros de altura, en una zona donde convergen varios cables, era visible desde diferentes ángulos del edificio, lo que desencadenó la aflicción entre los comerciantes y provocó que varios clientes salieran con prontitud de la zona.

Viendo a varios metros de distancia cómo lo que comenzó como chispas se iba haciendo una llama más grande, pero sin extenderse a los costados, las vendedoras que estaban a la distancia recordaron que así comenzó el incendio en el mercado San Miguelito, en septiembre de 2021.
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Pronto comenzaron a buscar extintores. De entre la multitud, alguien salió de uno de los pasillos, del lado de la venta de flores, con un cilindro rojo. Caminaba de prisa hacia la zona donde era más fácil alcanzar la llama para sofocarla.
Segundos después, se escuchó el sonido del extintor, que comenzó a producir una nube de humo blanco, que sofocó el fuego y se extendió a varios metros al contorno.
Los clientes y curiosos que aún estaban en la zona escaparon de aquel humo blanco, tapándose con la mano o sus ropas la boca y nariz; solo los vendedores se quedaron en frente a sus locales, protegiéndose también de la reacción del químico que sirvió para apagar el fuego.
La garganta y la nariz les quedó con una sensación de ardor; pero se sintieron aliviados de que solo fue un susto; sin embargo no ha sido la primera vez que eso ha ocurrido en ese punto, según sus mismos comentarios. Y que cuando eso ha pasado en otras ocasiones, solo han quitado la electricidad, para evitar que la situación empeore.

Cuando el humo aún se mantenía en la zona , otros extintores fueron llevados. En la zona ya había varios vigilantes que acudieron a la emergencia.
Aunque ya no había fuego en el área de los cables, las caras llenas de preocupación se mantenían.
Afuera del edificio, el rumor de la emergencia se extendía, pero no se hablaba de un conato, sino de un incendio.
El rumor tomó fuerza cuando la sirena del carro de Bomberos opacaba el bullicio del comercio del Mercado Central; mientras, varios agentes del CAM iban delante de la motobomba, pidiendo a los comerciantes que quitaran sus canastos, carretas y demás, para que el vehículo avanzara.
Esta tarea fue lenta y los minutos avanzaban, mientras adentro la situación ya había sido controlada por los vendedores y vigilantes.
Minutos después, detrás del carro de Bomberos iba otro pick up con más de su personal. Y varias calles después, una ambulancia se dirigía al mercado.
Las calles estaban bastante concurridas, porque la gente se había aglutinado en las vías que están habilitadas para la circulación; porque el costado norte del mercado está cerrado, debido a la limpieza de escombros dejados por los comerciantes que desalojaron esas calles recientemente.
En menos de 15 minutos, el rumor de que algo pasaba en el Mercado central ya había llegado a las zonas de la Calle Rubén Darío.
Que ocurran conatos de incendios o siniestros más graves se ha vuelto frecuente en el Gran San Salvador, como el mencionado en el San Miguelito en septiembre 2021; un fuego en el mismo Mercado Central, en el Edificio 5, el 2 de agosto de 2024, ocurrido durante la madrugada; y otro en el centro capitalino, el 23 de mayo de 2023, que destruyó 11 puestos de venta, incluyendo accesorios para teléfonos celulares, un comedor y ventas de ropa, en la intersección de la 4a. Calle Oriente y la 9a. Avenida Sur.
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