El agente de la Policía Nacional Civil (PNC), Óscar Antonio C.Z., destacado en la subdelegación de Jujutla, Ahuachapán, fue el que mató a Roberto Carlos Acuña Reyes, también agente policial destacado en el Sistema 911 de San Salvador, de acuerdo con documentos judiciales. Según la Fiscalía General de la República (FGR), lo hizo de manera accidental y por eso ha pedido que quede libre mientras sigue procesado.
Como según la Fiscalía, Óscar Antonio mató a Acuña Reyes por accidente, en el requerimiento fiscal, el primero solo fue acusado de homicidio simple y en el mismo documento, la Fiscalía pidió al Juzgado de Paz de Jujutla, que le diera medidas sustitutivas a la prisión mientras continúa el proceso judicial.
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La audiencia inicial contra el presunto victimario de Acuña Reyes fue realizada el miércoles anterior. El juzgado en mención otorgó medidas sustitutivas a la prisión preventiva y pasó el proceso judicial a la siguiente instancia. Así que el agente Óscar Antonio continúa ejerciendo sus labores de seguridad pública.
El hecho en el que Acuña Reyes resultó muerto ocurrió el viernes 15 de octubre al filo de la media noche, en la carretera que conecta la zona urbana de Jujutla con el cantón Azapúa Abajo, del mismo municipio.
Horas después, en la mañana del sábado, la PNC en su cuenta de Twitter dijo que la muerte de Acuña Reyes había sido un accidente; que al policía se le había escapado un disparo en momentos en que intentaban realizarle un registro a Acuña Reyes, quien andaba de licencia y en estado de ebriedad.
La Familia de Acuña Reyes, sin embargo, no cree que haya sido un accidente. Alegan que no es posible que su pariente se haya quedado dormido a media calle de tan borracho que andaba y menos que haya amenazado a sus compañeros uniformados con un corvo.
Acuña Reyes andaba ebrio, admite la familia, pero no andaba como de caerse. De hecho, afirman, en un acto de responsabilidad, él dejó su arma de fuego (policial) en casa antes de salir a la vela que se realizaba en el mismo cantón. Esto último les hace sospechar que el corvo se lo pusieron para dar credibilidad a la versión de que los policías uniformados se vieron amenazados.
De acuerdo con fuentes policiales, la versión del forcejeo y el disparo accidental no es muy creíble. En todo caso, afirman, si un policía se hubiese sentido amenazado por una persona con un machete, lo más lógico era dispararle para neutralizarlo y no para matarlo. El disparo que mató a Acuña Reyes le entró por el lado de la clavícula derecha.
Algo que tampoco les parece lógico tanto a familiares como a fuentes policiales es que el casquillo del disparo que mató a Acuña Reyes no fue encontrado al momento de procesar la escena, a pesar de que el lugar está totalmente pavimentado y que la vainilla no debió caer más allá de cinco metros de distancia del lugar donde se hizo el disparo.
De acuerdo con las fuentes, haber escondido la vainilla podría haber derivado en un delito en perjuicio de la administración de justicia, al alterar (posiblemente) la escena. Sin embargo, la Fiscalía solo acusó al policía Óscar Antonio C.Z, por el delito de homicidio simple.