Hay varias preguntas que familiares y amigos del agente policial, Carlos Roberto Acuña Reyes han hecho a las autoridades. Les han respondido con silencio. Incluso, hubo alguien que el mismo día que velaban a la víctima, les dijo que pensaran que detrás del policía capturado había una familia sufriendo.
Acuña Reyes murió el viernes cerca de la medianoche, luego de que un agente policial destacado en la subdelegación de Jujutla le disparara con su fusil.
Horas después de ocurrido el hecho, oficialmente la Policía informó en su cuenta de Twitter: “Un policía que se encontraba de licencia y en estado de ebriedad, resultó fallecido a causa de un disparo. El hecho ocurrió en Jujutla, Ahuachapán; cuando una patrulla policial llegó a una zona, donde se había reportado un caso de desaparecido. Al llegar al lugar, se encontraron con el ahora fallecido y al realizarle el registro respectivo para descartar cualquier sospecha, este forcejeo con uno de los policías; donde accidentalmente se le escapó un tiro de su fusil”.
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Pero internamente, la Policía Nacional Civil (PNC) manejó otra versión. Según un informe policial, cuando dos policías y un motorista regresaban de buscar, supuestamente, a una persona desaparecida, observaron a una persona tirada sobre la carretera y al verificar el estado de esa persona, ésta se levantó y trató de agredir al personal policial. Fue entonces que el agente Castillo Zelada, al verse agredido le disparó con su fusil, ocasionándole una lesión que le causó la muerte.
Otra versión que circula mediante un mensaje de voz de un oficial en WhatsApp indica que el agente Acuña Reyes se les corrió a los policías y éstos le dispararon.
Acuña Reyes tenía cinco años de pertenecer a la institución policial; todo ese tiempo había estado destacado en el Sistema de Emergencia 911 de San Salvador, según indicaron algunos de sus compañeros y familiares.
Las dudas de familiares y amigos
Sin embargo, familiares y amigos de Acuña Reyes, a ninguna de esas versiones le dan credibilidad.
Primero, afirman, no es creíble que Reyes Acuña anduviera un machete o corvo en lugar de andar el arma de fuego policial. El agente tenía autorización para portarla mientras andaba de licencia.
Si bien amigos y familiares admiten que Acuña Reyes había tomado cervezas, los parientes aseguran que antes de salir de su vivienda, en el cantón Azapúa Abajo, dejó el arma de fuego en su casa.
Añaden también que el estado de ebriedad en que andaba la víctima no era como para que se quedara dormido o se cayera y quedara a media calle. Nunca, aseguran la esposa y la madre, llegó a tal grado de embriaguez que se cayera en la calle y ya no se pudiera levantar.
Otra hecho que llama la atención es que los policías involucrados en la muerte de Acuña Reyes lo conocían perfectamente; a pesar de que en ese momento la víctima no llevaba consigo sus documentos de identidad, no es posible que no supieran que se trataba de un compañero de la misma institución.
Sin embargo, a la familia le avisaron aproximadamente tres o cuatro horas después, a pesar de que todos los policías de Jujutla conocían a Acuña Reyes y sabían dónde vivía.
Entre la casa de Acuña Reyes y el lugar donde lo mataron solo hay aproximadamente un kilómetro. Pero los hermanos, la madre y la esposa se enteraron porque un primo de la víctima iba pasando por el lugar y logró reconocerlo. Este fue quien avisó a los demás familiares, aseguran.
Familiares del agente Acuña Reyes dicen que tampoco comprenden que si el disparo se le escapó por accidente al agente Castillo Zelada, por qué no trataron de auxiliarlo llevándolo a un centro hospitalario.
Los familiares de la víctima aseguran que han tratado de despejar todas esas dudas pero con lo que les han respondido es que deben dejar que avance la investigación.
“Solo nos han dicho que fue un accidente. No nos han querido dar información y que hay que esperar que el proceso (de investigación) avance. Sabemos nomás que el que disparó está detenido”, afirmó la compañera de vida de la víctima.
“Lo que más me duele es que no fueron los delincuentes quienes lo mataron, sino sus mismos compañeros. Un señor vino y me dijo que fue un accidente, pero no me gustaría que la muerte de mi hijo quede como si a un perro mataron”, dijo la madre de Acuña Reyes.
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Alteración de la escena
Aunque oficialmente no se sabe mucho del caso, fuentes policiales aseguran que, posiblemente, al policía Castillo Zelada se le fue el disparo mientras tenía sometido, hincado, a Acuña Reyes, a la vez que lo amenazaba colocándole la boquilla del fusil Galil entre el cuello y la clavícula.
Además, las fuentes policiales aseguran que el arma que le pusieron a la víctima es un corvo oxidado y que fueron los mismos policías quienes lo consiguieron.
Pero hay algo más grave, afirman las fuentes: los agentes ocultaron el casquillo de la bala disparada a Acuña Reyes. Al procesar la escena no la encontraron a pesar de que la calle, donde quedó el cadáver, está completamente asfaltada y las cunetas encementadas.