En esta Navidad Tulio, Lola y Camila se convertirán en platillo de algún hogar. Se trata de los pavos que la familia de Nahomi Serrano Ortiz, una destacada estudiante que ha sobrevivido al cáncer, tiene previsto vender al cierre de año para poder pagar unas deudas y alimentarse.
A Gregoria Ortiz, la abuela de la niña, le llevó varios meses y trabajo criar este año a los tres chompipes en una mini granja que, dada la necesidad de recursos, se han visto obligados a montar en la sala de su pequeña casa, ubicada en Ciudad Delgado.
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Hoy en día Nahomi, quien a raíz del cáncer perdió el ovario derecho, cuenta que está bien de salud y contenta porque fue la mejor de la promoción de noveno grado.
La familia no tiene mayor ingreso, más que el modesto sueldo de María Magdalena, la madre de Nahomi. La esforzada mujer tiene que cubrir con eso la hipoteca de la casa, el pago de servicios básicos, la alimentación de las cinco personas que la habitan, transporte y otros costos relacionados con la salud y educación de su hija.
Gregoria, quien padece de enfermedades crónicas, explica que Tulio, el hermoso pavo, así como las pavas, fueron traídos desde Usulután, con la idea de aprovechar la época navideña para comercializarlos.
La niña tiene que asistir periódicamente al Hospital Nacional de la Mujer para sus chequeos, lo que implica otro pago de transporte, más el costo de exámenes que tienen que pagar en la parte privada dado que el centro hospitalario no los tiene disponibles. En la última cita que tuvo esta semana, además de unos análisis, también le indicaron comprar unas vitaminas especiales.
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Tulio, Lola y Camila han crecido junto a Tomasina, una gata adoptada; Memo, un gato color negro, así como el gato Queco.
De la mini granja los que sí se salvarán en estas fechas son el gallo Ramiro y sus cuatro compañeras gallinas, porque los huevos que estas ponen son parte de la dieta libre de químicos que Nahomi requiere.