Nahomi logra el primer lugar en clase y sigue la lucha para que el cáncer no vuelva

Nahomi Serrano terminó el noveno grado con dos medallas. La escolar sigue en lucha por cuidar su salud y lograr sus sueños pese a carencias económicas.

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Por Susana Joma

2020-12-09 9:20:08

En estos días Nahomi Michelle Serrano Ortiz, una escolar de 15 años, festeja no solo que ha tenido una segunda oportunidad de vivir, sino también que en medio de la difícil situación económica de su familia logró culminar el noveno grado como la mejor de su clase.

“Yo me sentí feliz cuando me llamaron a que fuera a recibir mi primer lugar. Me puse a llorar ahí enfrente de todos (religiosas, maestros y compañeros), fue un gran logro para mí hacer eso”, afirma.

El 20 de noviembre cuando llegó al Centro Escolar Santa Luisa, ubicado en las cercanías del Mercado Central, de San Salvador, recibió dos medallas: una de primer lugar y otra de perseverancia; esta última símbolo de los nueve años de estudio que hizo en la institución y durante los cuales siempre figuró como la mejor del curso.

FOTOS: Nahomi Serrano se gradúa con honores de noveno grado después de superar el cáncer

Para su fortuna esta vez las lágrimas que derramó cuando sus profesoras le impusieron las medallas fueron de felicidad, como las que limpió de su rostro en mayo del año pasado cuando recibió la noticia de que en su cuerpo ya no había presencia de las células malignas que le causaron cáncer en el ovario derecho.

María Magdalena Ortiz, madre de Nahomi, así como, Gregoria de Jesús Ortiz, su abuela, tampoco pueden ocultar su alegría y orgullo por el nuevo logro de su pequeña.

“En realidad yo me lo imaginaba (que podría pasar con el primer lugar), pero no me lo esperaba porque no sabía si había pasado con buenas notas por lo del (problema con el) internet, porque a veces me quedaba atrás en las clases, me atrasaba una o dos semanas, y no lograba a veces mandar las tareas, pero con la ayuda de mis compañeros y maestras pude lograrlo”, explica la quinceañera.

Nahomi terminó la Educación Básica con notas de 10, 9 y 8 pese a un año difícil por las restricciones de la pandemia y porque, al igual que otros tantos jóvenes del país, tuvo que afrontar las limitaciones de no contar con internet para tomar no solo sus clases regulares, sino también las que lleva en el programa de la Fundación Gloria de Kriete.

“Sigo en la Fundación, (ahí) todavía estoy en clases, voy hasta mediados de diciembre. Me ha ido bien. Ha sido difícil también porque tenía que nivelarme en la escuela y en la fundación pero lo pude llevar bien”, manifiesta.

Según sus cálculos el pago de recargas de internet le suponen a su familia alrededor de $20.00, un dinero que compite con otras prioridades que hay en casa, como son el pago de una deuda, los recibos, la alimentación.

“A veces no hay dinero para ponerle recarga al teléfono para hacer las tareas. A veces no nos queda para la comida, a puras cachitas pasamos”, dice la joven.

La lucha en su casa no es solo por cubrir los costos de la educación, sino también los que conllevan vigilar su salud, incluso en el sistema hospitalario público en donde tiene cita abierta, pero hay que pagar transporte para poder asistir. ”Casi siempre mi mamá tiene que pedir prestado el dinero para poder ir al hospital”, dice la joven.

El núcleo familiar de Nahomi es su madre, sus abuelos y hermano mayor. Foto EDH/ Jonatan Funes

Afirma que gracias a Dios está bien de salud, sin embargo vigilar su evolución demanda recursos que usualmente no tienen. “Cada tres meses tengo que ir a hacerme los exámenes, pero unos me los tengo que hacer afuera en privado, porque no los hacen en el hospital, pero a veces no los puedo hacer”, expone.

Según explica en el Hospital Nacional de la Mujer le hacen el examen de creatinina, pero tiene que reunir para que a nivel privado le hagan otros; el alfafetoproteína y LDH.

Si bien en la última evaluación médica que tuvo el pasado 7 de diciembre no le indicaron estos exámenes a ella le preocupa no disponer de fondos en forma oportuna para podérselos hacer, pues según dice “con esos exámenes pueden descubrir si el cáncer ha regresado”.

Lo que sí le indicaron en esa visita al médico fue hacerse una Tomografía Axial Computarizada (TAC), un examen mucho más caro, pero gracias a un abogado que le ha tendido la mano a su familia consiguió que como es urgente se lo hagan en el Hospital Rosales el próximo 23 de diciembre.

Además, en estos días la familia tiene que esforzarse para buscar dinero para comprar unas vitaminas llamadas Carnisin, que los médicos le recetaron a la estudiante para que mejore su apetito y el ovario que le quedó. La fortaleza, palabra con la cual ella define su vida, realmente ha sido clave en su caminar y lo seguirá siendo para alcanzar sus metas de cuidar su salud y superarse académicamente.

En la sala de la vivienda los abuelos de Nahomi mantienen dos pequeños corrales con gallinas y a un gallo llamado Ramiro. Estas gallinas ponen cuatro huevos a la semana para consumo de la familia. Foto EDH/ Jonatan Funes

En medio de ese estira y encoge Nahomi no pierde ni el ánimo, mucho menos la sonrisa cuando piensa en lo que quiere hacer y por eso no pierde tiempo; tanto así que ya se inscribió en el Complejo Educativo General Gerardo Barrios, de la capital, en donde estudiará bachillerato general en idiomas con la idea de aprender inglés y francés.

Esta esforzada estudiante mantiene el sueño de cursar estudios universitarios para ayudar a su familia, lo cual le supondría luchar por una beca. Es así como tiene la vista puesta en la carrera de Administración de Empresas y Finanzas. “Me gustaría estudiar en una universidad de prestigio, en donde me puedan apoyar”, comenta.